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Impuesto a la riqueza: bajan dólares libres, bonos y acciones

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Luis Varela 19 febrero de 2021

Por Luis Varela

Lentamente y de manera muy desigual, la vacunación contra el Covid-19 va avanzando. Al cierre de esta edición se llevaban vacunadas en el mundo 188.000.000 de personas, el 2,4% de la población mundial, muy por encima del 1,36% de habitantes que ha logrado vacunar Argentina hasta ahora. La Organización Mundial de la Salud denunció que hasta ahora de los 185 países que hay en el mundo, 130 no recibieron ni una sola vacuna y las 10 naciones ricas concentran el grueso de los medicamentos, en algunos casos con más dosis que cantidad de habitantes.

Este progresivo avance de la solución para terminar con el Covid supone que en algunos meses el planeta irá recuperando un nivel de actividad social y económica más cercano a la normalidad, pero empiezan a verse en diferentes naciones efectos secundarios inesperados, que pueden ir modificando las tendencias de los valores de las cosas y, por supuesto, las perspectivas de lo que puede llegar a venir en términos financieros para los próximos meses.

Pero los efectos secundarios ciertamente extraños derivados de la pandemia ocurren en todas partes. En Argentina este mes está venciendo la obligación de pago del en principio extraordinario impuesto a la riqueza, que según los últimos datos alcanzará a 23.000 personas, y no a 9.000 como planteó Carlos Heller en su momento. Y la necesidad de pagarlo en pesos está motorizando una importante venta de tenencias, dólares, bonos y acciones, con millonarios que salen de esas posiciones para cumplir con el Fisco, generando una ola de repercusión en los precios del mercado interno.

En varias entidades financieras detallaron, además, que se están viendo elementos que dejan entrever qué viene sucediendo en el mercado desde hace al menos noventa días. Ayer hubo muchas órdenes de ventas de dólares a través del MEP o el CCL que se tramitaron sin problemas, por supuesto generando una disminución en las cotizaciones de esos canales. Pero hubo pedidos de venta de bonos que fueron tomados por los operadores, pero que no encontraron compradores en la plaza, lo cual demostró que la corriente de ventas que se viene desarrollando últimamente es intra sector público, con un sector del Estado que vende y otro que compra, con la idea de ir anclando los dólares, para tratar de frenar el proceso inflacionario.

Sea como fuere, ayer, tanto en el mercado local, como en los mercados del mundo, se observó una rueda con tendencia bajista en casi todos los activos: bajaron las bolsas, bajaron los bonos, bajaron los metales preciosos, los granos y las criptomonedas, mientras que los únicos que se mantuvieron enarbolados fueron los metales básicos, porque sirven de insumos para industrias que deberán trabajar más con el repunte de la actividad.

De ese modo, en el exterior: el dólar subió 0,5% en México y 0,4% en Brasil, pero bajó 0,2% contra el yen, 0,3% contra el chileno, 0,4% contra el euro y descendió 0,8% contra la libra. Mientras que a nivel local se vio un crawling peg en línea con la inflación (3,5% mensual) pero los dólares libres estuvieron en bloque todos para abajo.

El dólar turista subió 10 centavos hasta $155,58, el oficial subió 6 centavos hasta $94,29, el blue bajó $1 hasta $148 y el mayorista subió 12 centavos hasta $89,06. El Banco Central perdió reservas por US$ 91 millones y se quedó con US$ 39.310 millones. El dólar MEP bajó $1,70, hasta $141,77 y el contado con liquidación cayó $2,11 hasta $145,82. La brecha entre el dólar oficial y el blue cayó hasta el 57% y la del CCL y el mayorista bajó a 64%, los niveles más bajos en diez meses. Y medidos en pesos, la libra subió 1,18 hasta 124,48, el euro subió 58 centavos hasta 107,69 y el real bajó 5 centavos hasta 16,39.

Operadores de todo el espinel estimaron que esta situación de dólar ofrecido persistirá durante varios días hasta que las empresas empiecen a cubrir sus necesidades de pesos para poder cubrir a fines de marzo con la obligación del impuesto a la riqueza. Y también estiman que la divisa podrá mostrar luego tranquilidad porque en abril debe empezar a liquidarse la cosecha gruesa, lo cual le permitirá al BCRA tener más reservas para enfrentar cualquier tipo de embate.

Lo que sí siguió preocupando, y mucho, es la situación de los precios. Ayer se conoció que los precios mayoristas se dispararon en enero con una suba del 5,6%, superando en 1,6 puntos la inflación minorista, lo cual deja para febrero un arrastre que terminará mostrando otro mes complicado.

Lo particular de este momento de aceleración inflacionaria es que el Banco Central sigue dejando inmóviles a las tasas de interés. La autoridad monetaria volvió a absorber fondos vía Leliq (otros $170.027 millones, al 38% anual), al tiempo que los bancos siguen pagando a los inversores tasas anuales del 37% anual (2,8% mensual, 1,2 puntos por debajo de la inflación actual).

La necesidad de cubrir riqueza generó un intento de venta de bonos, que hizo caer a los papeles en otro 0,8%, lo cual llevó a los precios 29% por debajo del día en el que se realizó el canje de deuda a principios de septiembre último, hasta niveles que no se veían desde la segunda presidencia de Cristina Kirchner en 2012-2013.

A pesar de las fuertes bajas en los precios de los dólares libres el riesgo país cedió algo, pero apenas: retrocedió 8 unidades, hasta 1.476 puntos básicos. Mientras el sector privado se prepara para recibir más impuestos de las provincias y se está empezando a aplicar un impuestazo con los alquileres, por obligación de inscribir en la AFIP esos contratos. Frente a eso, un inmobiliario de la experiencia de Armando Pepe salió a advertir que estos cambios están afectando al mercado: "Mucha gente retira los inmuebles del alquiler o algunos los amueblan y los alquilan como temporarios. Además hay cosas incomprensibles; si un inquilino deja de pagar, igual hay que pagar el impuesto en la AFIP, una incongruencia absoluta. El Estado, en vez de sacar impuestos, sigue agregando presión todos los días, el Gobierno no nos escucha”.

Estas particulares complicaciones se dan, además, con un mercado global que empieza a mostrar desgastes en la cima de la burbuja. Los precios de todo fueron inflados con alta emisión, y ahora empiezan a descomprimir, en un movimiento que nadie sabe dónde puede terminar. Ayer, tras ruedas en rojo en las bolsas europeas, la Bolsa de Nueva York volvió a mostrar bajas, más importantes en la apertura, pero que al cierre terminaron con un descenso promedio del 0,5%, con el Nadsaq anotando una reducción del 0,7%. Y las bolsas latinoamericanas fueron un poco más afectadas, con descensos del 1% tanto en San Pablo como en México.

En el mercado bursátil local, las cosas estuvieron en línea, pero con gran volumen. Con $2.593 millones operados en acciones y $1.587 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 1,1%. Con dos casos destacados, uno el Banco Supervielle que subió 10% por rumores sobre una asociación con una tecnológica internacional. Y Cresud anotó una caída del 6%, porque empieza a verse que la suba de los granos empieza a perder intensidad, y que agarra a los productores locales con los silos llenos y con una cosecha que viene abundante, por lo que la oferta podrá hacer bajar más las cotizaciones.

Ahora bien, vacunación mediante y un empleo que no parece repuntar en ninguna parte, las commodities tuvieron un día apagado. Bajó el petróleo, hubo en general bajas en los granos, cotizaciones flojas para los metales preciosos y las criptomonedas. Y los únicos que siguieron muy entonados fueron los metales básicos: con máximos de ocho años en el cobre por ejemplo, generando un gran momento para las compañías vinculadas a la minería.

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