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Ya aparecieron las primeras tensiones entre Washington y China

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22 enero de 2021

Luego de la asunción de Joe Biden como 46° presidente de Estados Unidos, las primeras voces oficiales de China se hicieron oír. Fue, más bien, una advertencia de que una relación “Trump-style” tendrá consecuencias. “En los últimos años, la administración Trump, especialmente Mike Pompeo, ha colocado demasiadas minas que necesitan ser removidas, ha quemado demasiados puentes que necesitan ser reconstruidos, ha dañado demasiadas carreteras que necesitan ser reparadas”, dijo Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, con respecto a la nueva relación bilateral.

El consul general de China en Río de Janiero, Li Yang, optó por la ironía. "Mike, eres el mejor secretario de Estado de la historia de Estados Unidos. ¡Hiciste grandes contribuciones para dividir a los estadounidenses y unir a los chinos, destruyendo la imagen de Estados Unidos y haciendo que China sea más grande! ¡Odio decirte adiós!", dijo en Twitter.

En los últimos años ambas potencias se han visto enfrentadas por la política de confrontación que implementó el expresidente Donald Trump. Intentando detener el avance del Gigante Asiático y sus políticas autoritarias, el líder republicano inició una guerra comercial sin precedentes, condenó las prácticas antidemocráticas del Partido Comunista en Hong Kong, envió tropas al mar de la China Meridional y hasta inició la salida de su país de la OMS, argumentando que el organismo no sancionó a China por su responsabilidad respecto a la pandemia del Covid-19. En líneas generales, hay un consenso bipartidario (y social) de que China es hoy, por lejos, la principal amenaza para la primacía de EE.UU.

Esta estrategia fue implementada hasta los últimos días de Gobierno de Trump. El martes, a través de su secretario de Estado acusó al régimen de Xi Jinping de cometer "genocidio" y crímenes de lesa humanidad en contra de la minoría musulmana uigur en Xinjiang, donde, según la ONU, un millón de personas ha sido detenida ilegalmente. Unos días antes, Pompeo había sugerido que el Covid-19 fue fabricado intencionalmente en un laboratorio de China.

https://twitter.com/SecPompeo/status/1351580135464558593

Este último hecho desencadenó que las autoridades chinas sancionaran a Pompeo y otros 27 exfuncionarios el miércoles mientras Biden asumía como flamante presidente. Respecto a esto último, la portavoz oriental defendió las sanciones y agregó: “El presidente Biden mencionó en su discurso de inauguración que los estadounidenses tienen mucho que curar, mucho que restaurar. Esto es exactamente lo que necesitan las relaciones entre China y Estados Unidos”.

https://twitter.com/SpokespersonCHN/status/1351942432292626433?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1351942432292626433%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.dw.com%2Fen%2Fchina-sanctions-pompeo-trump-officials-over-xinjiang-statements%2Fa-56297126

John Bolton, otro de los sancionados por Pekín, tuiteó: “El Gobierno comunista chino me sancionó por 'comportamiento desagradable'. ¡Buenas noticias para un día de inauguración! Acepto este prestigioso reconocimiento a mis incansables esfuerzos por defender la libertad estadounidense”.

Por su parte, Emily Horne, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., dijo que las sanciones a los exfuncionarios, durante la asunción del líder demócrata, fueron “improductivas y cínicas”. Así, Trump dejó una “mina” para su sucesor, que no podía hacer otra cosa que condenar esas sanciones.

"Imponer estas sanciones el día de la inauguración es aparentemente un intento de jugar con las divisiones partidistas. Los estadounidenses de ambos partidos deberían criticar este movimiento cínico e improductivo. El presidente Biden espera trabajar con los líderes de ambos partidos para posicionar a Estados Unidos para competir con China”, dijo Horne.

Por otro lado, Antony Blinken, seleccionado por Biden para remplazar a Pompeo, manifestó recientemente que está de acuerdo con el análisis de su predecesor y que "no hay duda" de que China representa el desafío más importante para su país.

A este conflicto se suma que el embajador de facto de Taiwán en Washington, isla a la que China considera una provincia rebelde, asistió a la investidura de Biden con invitación oficial del mismo. Durante el Gobierno de Trump, varios funcionarios norteamericanos visitaron la isla, lo cual no está permitido por el Partido Comunista de China. Aunque muchos analistas conjeturaban que, con Biden en el poder, la relación entre ambos países podía mejorar, estas dos últimas acciones hacen prever que la tensión continuará.

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