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La UE busca impulsar el euro y debilitar la city de Londres

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21 enero de 2021

Las políticas proteccionistas de Donald Trump y el impactante crecimiento de China han sido un llamado de atención para la Unión Europea. Por eso, el nuevo objetivo del bloque será buscar una mayor autonomía. “Autonomía estratégica abierta” es el nuevo mantra en Bruselas.

"Estamos comprometidos con el multilateralismo, la apertura y las asociaciones beneficiosas. Pero, dado el panorama geopolítico más beligerante, tenemos que estar listos para protegernos contra prácticas injustas y abusivas impuestas por otros", dijo el martes el vicepresidente de la Comisón Europea (CE), Valdis Dombrovskis, en la presentación de un nuevo plan que buscará impulsar aún más el uso del euro. Es la segunda divida más utilizada mundialmente, pero el dólar americano aún sigue muy lejos y otras monedas acechan.

Actualmente, la moneda europea representa el 38% de los pagos y el 20,5% de las reservas globales de divisas. Sin embargo, la intención de las autoridades es generar un euro más global, lo cual permitiría proteger la economía del bloque europeo frente a crisis cambiarias, rebajar los costos financieros de las compañías y reducir la dependencia de otras divisas como el dólar.

“Un euro más fuerte a nivel global no solo nos interesa a nosotros, sino también a la comunidad internacional”, sostuvo Dombrovskis.

Para lograr este objetivo, el nuevo Fondo de Recuperación (Next Generation EU”, en inglés) será clave. El mismo será financiado por la Comisión Europea con la emisión de 750.000 millones de bonos denominados en euros y con la calificación crediticia más alta.

Sin llegar a ser eurobonos, los mismos podrían ser tan llamativos para los inversores como los bonos soberanos nacionales. Además, el 30% de estos títulos serán “bonos verdes”, lo cual convertirá a Europa en un centro internacional de finanzas sostenibles.

La UE, que ya ha batido récords con las emisiones de bonos sociales para financiar el fondo SURE (para apoyar a los desempleados) en 2020, se convertirá en el mayor emisor multilateral del mundo.

A su vez, la UE impulsará el uso del euro en derivados sobre materias primas, el establecimiento de índices bursátiles en esa moneda, la unión de mercados de capitales europeos y la creación, junto al Banco Central Europeo, de un euro digital. Su jefa, Christine Lagarde, ya mencionó su interés en varias ocasiones.

“El Banco Central Europeo (BCE) concluyó ayer su consulta pública sobre el euro digital y ahora analizará en detalle el gran número de respuestas: 8.221 ciudadanos, empresas y asociaciones industriales enviaron respuestas a un cuestionario en línea, un récord para las consultas públicas del BCE”, dijo la entidad el pasado 13 de enero.

“Tras la conclusión de la consulta pública el 12 de enero y un período del trabajo preparatorio, el BCE considerará la posibilidad de iniciar un proyecto de euro digital hacia mediados de 2021”, agregaron, luego, el BCE y la CE en un comunicado conjunto.

Por otro lado, tras la concreción del Brexit y la salida del Reino Unido de la UE, Bruselas ha perdido su principal centro financiero. Por este motivo, el bloque comunitario ya informó que las compañías británicas podrán operar en su territorio para salvaguardar la estabilidad financiera y pidió a las empresas europeas que trasladen sus actividades desde Londres al continente. Según el sitio DW, la UE depende de la city londinense, sobre todo para el negocio de compensación de derivados.

Los dardos ya empezaron a viajar entre Londres y Bruselas. La fragmentación de los mercados financieros europeos "no redunda en interés de la Unión Europea" frente a la competencia de grandes plazas como Nueva York, Singapur o Tokio, principales rivales de la city de Londres, señaló Catherine McGuinness, presidenta del Comité de Políticas y Recursos de la City of London Corporation.

"Necesitamos un plan maestro claro (...) que ayude a las empresas clave del sector financiero a moverse del Reino Unido a la Unión Europea", dijo Markus Ferber, miembro del Parlamento Europeo, el lunes pasado. Con incentivos adecuados (en el lado impositivo), y quizás algún juego sucio desde el punto de vista regulatoria, el éxodo de la city londinense (algunos lo llaman “Brexodus”) podría tomar velocidad. Londres, por cierto, contraatacará y no dejará que Bruselas le esmerile un sector que genera casi 10% del PIB isleño.

París, Amsterdam, Luxemburgo, Frankfurt y, en menor medida, Madrid buscarán el lugar de Londres en el continente. Wall Street también podría verse beneficiada. Sin datos concluyentes aun, los primeros indicadores sugieren que la city de Londres está perdiendo atractivo y los volúmenes de negociación se están achicando. El Brexit real, parece, recién está empezando.

En Bruselas también analizarán cómo proteger a sus empresas en el caso de que un tercer país las obligue a cumplir con sanciones tomadas unilateralmente. “Prueba de ello es la dificultad de blindar a sus empresas de las sanciones que Donald Trump impuso, por ejemplo, contra Irán. Pese a que la UE se desmarcó de esa dinámica, la red internacional de pagos Swift, con sede en Bélgica, decidió seguir las directrices de Washington y cerrar los canales con Teherán”, explicó el diario El País. En cuestión de horas, el sistema internacional de comunicación interbancaria Swift anunció el cierre del acceso a varios bancos iraníes y las empresas europeas tuvieron que rebuscárselas para seguir haciendo negocios con la república islámica.

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