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El 2021 del dólar: la soja en US$ 500 ayuda, pero octubre aún sigue lejos

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11 enero de 2021

La racha alcista de los precios internacionales de los commodities continúa y una vez más la estrella del mercado de Chicago es la soja. El cultivo más importante de nuestro país acumula una suba histórica en su precio, luego de haber tocado valores mínimos en el peor momento de la cuarentena y el aislamiento social a nivel global, cuando estuvo a poco de quebrar la barrera de los US$ 300 por tonelada. La semana pasada cerró en US$ 506 por tonelada: nada menos que la cotización más alta desde inicios del 2014.“Así, entre mediados de abril del año pasado y hoy el precio de la soja se incrementó en más de US$ 200 por tonelada, lo que implica un alza acumulada del 70%. Simultáneamente, la recuperación en el precio del maíz implicó pasar de US$ 130 por tonelada a US$ 195 (50% de aumento) y con el trigo se registra un alza desde los US$ 180 a los US$ 230 por tonelada (casi 30% arriba)”, agrega un informe de Invecq Consulting.

Cuántos agrodólares empezarán a fluir desde marzo dependerá de la otra parte la ecuación: las cantidades. Por ahora, las proyecciones de volumen se sostienen en buenos niveles, pero todo dependerá de cuánto llueva en los próximos 60 o 70 días. “Si bien el alza de precios es una noticia de gran relevancia y positiva para nuestro país, el resultado final en términos de cantidad de dólares extra que podrían ingresar a la economía por esta vía dependerá de la combinación simultánea de precios y cantidades”, añaden desde Invecq.

La otra parte de la ecuación, no asociada a las agroexportaciones, es la evolución del de las importaciones. Con la aparición de la brecha cambiaria, la demanda importadora se tonificó y aún resta ver si el Gobierno logrará contenerla antes de que revierta el superávit comercial, que fue de apenas US$ 271 millones en noviembre y podría ser aún menor en diciembre.

Un informe de GMA Capital señala que el precio de la soja por las nubes sería la única buena nueva del escenario económico global que llegaría a Argentina. Más allá de la pandemia (que no es un dato menor, por cierto), el escenario global es muy positivo para los emergentes. Sobre todo, para aquellos que han hecho las cosas bien.

Un buen momento para los emergentes

“El plano internacional parecería estar signado por la debilidad del dólar (está en su nivel más bajo en 2 años), una revalorización de los commodities, la continuidad de bajas tasas de interés y un abundante océano de liquidez de la mano de los grandes bancos centrales que alimenta el apetito por el riesgo”, dice GMA.

Pero Argentina, advierte, “ve el fenómeno financiero desde afuera”. Una muestra de la bonanza global fue la reciente colocación de deuda de MercadoLibre por US$ 1.100 millones a 5 años (US$ 400 millones) y 10 años (US$ 700 millones) a tasas de 2,375% y 3,125%, respectivamente. “La empresa de (Marcos) Galperín usufructó como ninguna empresa argentina el cambio de código postal, mientras que el soberano rinde 16%”, detalló GMA.

Más allá de los efectos positivos que genera la revalorización de la cosecha (que, vale insistir, dependerá de las cantidades también), “Argentina necesita un driver más allá del 'yuyo'”, dice GMA. Ayuda, pero no es suficiente. Allí, todas las miradas apuntan a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “El organismo podría facilitar el tránsito de los próximos años de 2 maneras: con un plan de pagos diferidos de los US$ 44.000 millones que vencen entre 2022 y 2023, y con un programa económico que incluya reformas y colabore tanto para reducir desequilibrios como para despejar la incertidumbre”, asegura GMA Capital.

FMI: las definiciones de Sergio Chodos

Quien aportó algunas definiciones fue Sergio Chodos, nada menos que el representante de Argentina ante el FMI. “El diálogo se paró un poquito los días de las Fiestas, pero es continuo el intercambio con el FMI. La semana que viene empezaremos con más intensidad el intercambio entre Economía y distintas áreas, como el Banco Central, para incrementar el intercambio de información y análisis (en forma virtual). Hay que trabajar en un acuerdo con el FMI que refleje la voluntad de la Argentina. No hay que apurarse. La conveniencia sería cerrar el acuerdo con el Fondo antes del punto del Club de París a fin de mayo. Eso no implica que tengamos que apurarnos, lo importante es hacer este proceso bien. No vemos una urgencia”, dijo Chodos en la AM 750.

¿Siga siga fiscal?

La suba de la soja ayuda y se monta sobre un escenario cambiario que, lejos de ser holgado, es sustancialmente mejor que el de octubre, con el BCRA sumando reservas una vez más. Pero con una recuperación que avanza lentamente y con elecciones que se acercan, existe el riesgo de que el Gobierno se “deje estar” y se sienta menos apremiado para enviar (o implementar) señales de moderación, sobre todo fiscales y, por ende, monetarias. Eso podría generar el regreso de algunos episodios de estrés cambiario.

“Por ello, con las elecciones como objetivo (¿y el Covid como excusa?), las herramientas para llegar son posponer los más posible el ajuste fiscal (alguna señal habrá al FMI) y el salto cambiario, recurriendo a más cepo cambiario. Ahora, suavizado por la soja a U$S 500. Pero, ojo, en este escenario no se puede gastar a cuenta. Si en febrero y marzo no llueve lo necesario, el golpe será duro. Todavía falta para cantar victoria y esto recién empieza”, concluyó Fernando Marull (FMyA) en su reporte del fin de semana.

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