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Inflación: hace 16 años es de dos dígitos y en los últimos 9 superó el 25% anual

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15 enero de 2021

El Ministerio de Economía eligió la inflación acumulada en 2020 como la óptica para ponderar el proceso inflacionario. En 2020, los precios subieron 36,1% punta a punta. En casi cualquier país del mundo, es un pésimo resultado pero en Argentina, que tuvo índices de 47,6% en 2018 y 53,8% en 2019 y ya está bastante acostumbrada a la inflación, ese 36,1% es un buen dato. Para Economía, por lo menos.

“La inflación de 2020 cerró en 36,1%, registrando 17,7 puntos menos que en 2019”, dijeron desde Economía. “Fue la más baja de los últimos 3 años”, agregaron. Una baja importante, por cierto, contra el bienio mortal de las Macrinomics, pero más vinculada a los números bajos del primer semestre producto de un contexto pandémico inédito, una recesión mayúscula y consumo a la baja. Además, con un dólar oficial anclado y la mayoría de los precios regulados pisados (los anteriores y los nuevos). No hubo una política antiinflacionaria virtuosa, tal como se verificó en los últimos meses. Hubo meses de inflación baja, en los estándares de Argentina, como abril y mayo con 1,5%, que ayudaron a reducir la acumulada de 2020.

Pero ese escenario se revirtió, parcialmente. La economía empezó a rebotar; la vida se normalizó un poco; aparecieron, aunque tímidas, las demandas salariales y se habilitaron algunos ajustes. Con eso, la inflación empezó a levantar temperatura. Tras el 1,9% de julio, subió a 2,7% en agosto, 2,8% en septiembre, 3,8% en octubre, 3,2% en noviembre y cerró diciembre, informó ayer el Indec, en 4%. Ese 4% anualizado daría 60%. Si se toma la inflación “núcleo” (sin estacionales ni regulados), que fue de 4,9%, el cálculo prospectivo da 77%. No será necesariamente la tendencia de 2021, pero muestra que la foto 2020 que eligió Economía ya está algo vieja.Con elecciones cada vez más cerca y el IPC cada vez más alto, la preocupación del Gobierno con la inflación está creciendo y hay más rigor en las conversaciones con las empresas. Es cada vez menos probable que el Gobierno habilite subas, o que estas sean menores. Eso puede generar tensiones con las empresas y, de hecho, ya la está generando. También con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en asuntos como las tarifas de servicios públicos. Esa política, en conjunto con la marcha de los salarios (y el consumo) y el dólar oficial, determinarán si la inflación acumulada de 2021 arranca con un 3, 4 o 5 adelante.

Inflación: los detalles

En diciembre, los precios de los bienes aumentaron 3,9% y la de los servicios, 4%. Los estacionales avanzaron 1,3%; los regulados, 2,6% y el IPC “núcleo”, un temerario 4,9%. A nivel regional, la mayor inflación se registró en el noreste, con 5,5% y la más baja en Patagonia, con 3%. Por rubros, lideró “salud” y “recreación y cultura”, ambos con subas de 5,2%. En el otro extremo, se ubicaron “educación” y “comunicación”, con 0%. En todo 2020, el rubro que más subió fue “prendas de vestir y calzado”, con 60% mientras que “comunicación” apenas avanzó 7,6%.

El rubro más monitoreado por el Gobierno (alimentos y bebidas no alcohólicas) avanzó 4,4% en diciembre y 42,1% en todo 2020. El rubro (con datos de GBA) tuvo, en su interior, aumentos de 56,9% para la carnes y derivados en todo 2020; de 64,4% en frutas y de 58% en verduras, tubérculos y legumbres. Lo que menos subieron fueron “aguas minerales, bebidas gaseosas y jugos”, con 18,8%. Otro subrubro sensible (leche, productos lácteos y huevos) avanzó 20,2% interanual.

Inflación: la expectativa oficial

“La aceleración de la inflación en diciembre responde a cuestiones particulares del mes, que por su naturaleza no es esperable que se mantengan durante los próximos meses”, dijeron desde Economía.

La suba de alimentos y bebidas no alcohólicas estuvo motorizada por una combinación de factores, como el proceso de retención de hembras, la suba del precio internacional del maíz y la estacionalidad propia del mes de diciembre cuando se celebran las fiestas, dijeron. El resto de los rubros dentro de la división desaceleró respecto a noviembre, con fuerte caída en verduras (-12% promedio nacional) y desaceleración de frutas (6,5% promedio nacional).

Además, “hubo aumentos autorizados en bienes y servicios con precios regulados que se dieron en el marco del proceso de normalización de la economía tras el efecto ocasionado por la pandemia”. Entre ellos, Economía destaca el aumento del 10% en prepagas y de 4,5% en combustibles, que incidió en la suba de 4,9% mensual en transporte.

Por último, hubo incrementos en bienes y servicios con una mayor estacionalidad en diciembre, como los relacionados con el turismo y la recreación, actividades que además estuvieron frenadas durante el año y se reanudaron recientemente por lo que se reincorporaron algunos rubros en la medición del relevamiento de precios, tales como entradas de teatro, paquetes turísticos, hotelería turística y ómnibus de larga distancia. “Como consecuencia hubo una aceleración en las divisiones de recreación y cultura (5,2% mensual) y restaurantes y hoteles (4,6% mensual) y dentro de transporte, del rubro transporte público (5% mensual)”, dijeron.

Inflación: la visión de los privados

“A pesar de la baja de casi 20 puntos en relación con 2019, la inflación de 2020 dejó presiones latentes”, dijeron desde Ecolatina. “En primer lugar, resalta que las tarifas de servicios públicos no se actualizan hace más de un año y medio y permanecerán congeladas, al menos, hasta marzo, disparando el gasto en subsidios (alcanzó 2,6% del PIB en 2020, trepando un punto respecto del año anterior). Dado que los mercados de crédito siguen cerrados para nuestro país, el gobierno deberá elegir entre un mayor rojo financiado con emisión o mayores correcciones en las tarifas de servicios públicos con un impacto en la inflación de los hogares. Lamentablemente, ambas salidas tienen más contras que pros”, señalaron.

En segundo lugar, destacan los controles de precios en varios alimentos y bebidas. “Con estas políticas, el Poder Ejecutivo contuvo varios ajustes en bienes de 'consumo masivo', que subió poco más de 20% en el año, pero generó otro atraso importante, cuya corrección está presionando los precios. De la misma forma que un ajuste de tarifas, un descongelamiento en el precio de los alimentos tendría mayor impacto en los hogares de menores recursos, producto de su inelasticidad de consumo, pero sostener los precios máximos podría generar problemas de abastecimiento. Otra vez, un dilema con más contras que pros”, agregó Ecolatina.

Por otro lado, aparece la cuestión cambiaria. “Por un lado, un salto del dólar oficial aceleraría inevitablemente la inflación. El BCRA está comprando reservas desde diciembre y, aunque su poder de fuego sigue en niveles muy bajos, la corrida pareciera haberse relajado. Ahora bien, uno de los factores que relajó las presiones fue el mayor control de importaciones, no con un criterio productivo, sino cambiario. En este sentido, varios artículos 'no esenciales' comenzaron a importarse con dólares propios del exterior y muchos otros tienen incertidumbre sobre a qué tipo de cambio lo harán en el futuro. Por lo tanto, estas restricciones también impactan en el nivel de precios, aunque focalizadas en los consumos de los hogares de mayores recursos”, agregaron.

“Analizando entonces cómo cerró el 2020 y los atrasos que dejó el año pandémico, podemos dar cuenta que la inflación se acelerará en 2021. Hasta dónde llegará dependerá, en parte, de las decisiones del Gobierno Nacional y de cuán efectivas sean las mismas: cuánto se pospondrán la corrección de desequilibrios para llegar con la economía “andando” al período electoral. Asumiendo que no hay un salto cambiario, pero que la brecha sigue alta, y un ajuste de tarifas que permite no expandir el gasto en subsidios durante este año, la inflación cerraría en torno al 45% en 2021”, concluyeron.

“Cerrado 2020, la inflación encadena 16 años consecutivos con una tasa de dos dígitos y el noveno año con un nivel que supera el 25% anual. En el medio, distintos gobiernos han ido probando con numerosos planes y medidas para combatirla: metas de inflación , metas de agregados, regulación de precios, ancla cambiaria, congelamiento de tarifas, etcétera. Hubo años de desaceleración, pero la tendencia ha sido siempre al alza”, marcaron desde LCG.“Mencionar como un logro de la gestión la desaceleración de casi 20 puntos durante el año anterior, luego de sufrir un desplome histórico del nivel de actividad y haciendo uso además de varias de las anclas mencionadas previamente, no parecería el diagnóstico acertado, más aún a la luz de los altos registros de los últimos meses. En todo caso, el desafío se traslada los próximos años y lo que viene ocurriendo en la última década lo pone en evidencia”, agregaron a modo de contexto.

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Los datos de avance del Indice LCG para las dos primeras semanas de enero muestran una inflación de alimentos de 4,3% mensual. “Así, esperamos otro registro alto de inflación mensual para el primer mes del año, en torno a 4% mensual”, señalan.

“De cara a los próximos meses, seguimos proyectando una aceleración de los aumentos. No obstante, en las últimas semanas se evidenciaron algunas idas y vueltas en decisiones del Gobierno que nos hacen pensar que el levantamiento de las anclas inflacionarias empleadas en 2020 (Precios Cuidados, tarifas, salarios) podría ser postergado, difiriendo la inflación para los años venideros. La vuelta atrás con el aumento del 5% autorizado a prepagas a partir de febrero, y la recurrente mención a que este año no habrá aumento de tarifas de los servicios públicos son hechos que fundamentan esta posibilidad”, añadieron.

“Se suma, además, la percepción de una intensificación de los controles de precios vía el programa de Precios Cuidados y cupos a la exportación (al estilo de lo que se intentó con el maíz que derivó en un nuevo conflicto con el campo), que podrán tener costos en términos de actividad o disponibilidad de los productos, pero podría jugar a favor de ajustes de precios menores, al menos en el corto plazo”, ampliaron.

“A su vez, en un año electoral, no puede descartarse que el Gobierno vuelva a apelar a la apreciación cambiaria como política antiinflacionaria. Pero aun en este caso, quedará por ver si la demanda de dinero logrará absorber el exceso de pesos que hay hoy en el mercado y el que se agregará el año próximo para financiar la brecha fiscal. Si no es así, ese exceso podría traducirse en más brecha dando nuevo empuje a los precios de la economía”, expresaron y anticiparon una inflación de 55% para diciembre de 2021.

“Para los próximos meses esperamos que la inflación se mantenga alta, en torno a 4%, debido a factores estacionales como el turismo, combinado con la suba de precios regulados como el combustible, peajes, telefonía y educación, que a su vez tendrán impacto de segunda vuelta sobre los alimentos y servicios. Sumado a esto, es posible que los ajustes de la tarifas de servicios públicos sean aplazadas más allá de marzo, como también la intención de evitar un salto discreto del tipo de cambio, podrían llevar a que la inflación no se acelere drásticamente. En consecuencia, si bien dichos factores podrían morigerar la aceleración inflacionaria, el ritmo mensual de devaluación por encima del 3% combinado con la considerable liquidez y la normalización de la demanda de dinero a medida que la pandemia y el efecto estacional del verano finalice, podrían ponerle un piso a la inflación en torno al 45%”, dijeron desde la consultora ACM. “En conclusión, nuestro escenario base es de una inflación del 50% para el 2021 con posibilidades de ser recalculado hacia la baja si los ajustes de tarifas son reducidos en el primer semestre”, concluyeron.

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