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El mar de la China Meridional es el nuevo escenario de disputa

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26 enero de 2021

A menos de una semana de que Joe Biden asumiera como 46° presidente de Estados Unidos, un grupo de portaaviones de ese país incursionó, el último fin de semana, en el mar de la China Meridional. El equipo fue liderado por el USS Theodore Roosevelt con la misión de promover la “libertad de los mares”.

Esta estrategia norteamericana en el mar Meridional, donde varios países tienen reclamos territoriales (China, Taiwán, Malasia, Vietnam, Filipinas y Brunéi), ha sido implementada desde el Gobierno de Barack Obama e intensificada durante el mandato de Donald Trump con el fin de imponer un freno a los abusos autoritarios del régimen chino en la región. El mar tiene, además, una importancia geoestratégica: más de 60% del comercio global fluye por ahí.

Justamente, uno de los temas más sensibles para el Partido Comunista de China (PCCh) es la situación de la isla de Taiwán, la cual consideran una provincia rebelde. El pasado 20 de enero, día de la investidura de Biden, el embajador de facto de Taiwán en Washington asistió a la misma con una invitación oficial, lo cual generó el malestar de las autoridades chinas. A esto se suma que el líder demócrata continuó, sin titubear, la estrategia de sus predecesores, seguramente intentando enviarle un mensaje al presidente Xi Jinping.

Pero, como era de esperar, la respuesta a esta provocación no tardó en llegar. Casi de manera simultánea, dos grandes formaciones de aviones chinos de combate sobrevolaron el territorio isleño.

Además, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, advirtió ayer: "Estados Unidos envía con frecuencia aviones y barcos al mar de la China Meridional para ejercitar sus músculos. Esto no favorece la paz y la estabilidad en la región". También reiteró que la posición de su país respecto a Taiwán no será debatida y por ello tanto EE.UU. como todo el mundo deben respetar el principio de “una sola China”.

Respecto a este último punto, fue durante la gestión de Trump que la relación entre EE.UU. y Taiwán se fortaleció: varios dirigentes norteamericanos realizaron visitas oficiales al territorio de ultramar, algo no permitido por el régimen chino, y hasta se concretaron varios acuerdos de armamentos.

A estas prácticas llevadas a cabo por el polémico líder republicano, se agregó una guerra comercial sin precedentes, la condena a las prácticas antidemocráticas chinas en Hong Kong y acusaciones de que Pekín era responsable de la propagación del Covid-19. Todo esto solo ha empeorado la relación bilateral entre ambas potencias, y fue Xi Jinping quien ayer se refirió al respecto en el Foro de Davos. Por si fuera poco, días antes de irse, Trump y Mike Pompeo, su secretario de Estado, acusaron a Pekín de “genocidio” de la etnia musulmana uigur en la provincia de Xinjiang.

El presidente del gigante asiático, quien inauguró la edición virtual del Foro, realizó un llamado para evitar una “nueva guerra fría”. Sin referirse directamente a Washington, Xi expresó: “Iniciar una nueva Guerra Fría, rechazar, amenazar o intimidar a otros, imponer a las bravas el desacople de las economías, la cadena de suministros o sanciones y provocar el aislamiento o el estrangulamiento económico solo provocará una mayor división del mundo e incluso llevará a la confrontación”. Además, le envió una advertencia al mundo, pero principalmente al nuevo Gobierno: “Se ha demostrado una y otra vez que empobrecer al prójimo, ir en solitario y caer en un aislamiento arrogante siempre fracasa”.

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