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Vacunas: luego del rumor, ¿la noticia gatillará las ventas?

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Luis Varela 14 diciembre de 2020

Por Luis Varela

Con gran apuro, a pesar de registrarse algunas reacciones adversas, se acaba de lanzar la vacunación mundial contra el Covid-19. La velocidad en el inicio de las aplicaciones tiene dos lógicas, una absolutamente principal y otra secundaria. La principal tiene que ver con que la segunda ola de Covid en Europa (no solo la parte occidental, sino también en Rusia) y en Estados Unidos está generando mucho contagio, mucha muerte y una altísima ocupación de camas de terapia intensiva. Y el segundo motivo es estrictamente el negocio: después de un año de investigación, Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Sputnik y Sinovac saben que el que llegue tarde venderá menos, y la utilidad lograda se la llevará el primero.

Mientras personas, gobiernos e inversores miran con un ojo la marcha de los contagios y las muertes, los principales bancos centrales del mundo (la Fed en EE.UU., el BCE en Europa, el BoJ en Japón, el BoE en Gran Bretaña, los de China y Rusia y de muchos otros países) están lanzando nuevos estímulos, emitiendo dólares, euros, yenes, libras, yuanes, rublos y otras monedas, ya que hay mucho contagio, más cuarentena, todavía poca actividad, y se necesita llenar los bolsillos de la gente para que el enorme problema sanitario no se termine convirtiendo en una crisis financiera de proporciones.

Frente a esta situación, los expertos en el mundo de las finanzas sacan sus libros y recuerdan una frase bursátil ampliamente repetida, casi desde la Florencia del Renacimiento: "hay que comprar con el rumor y vender con la noticia". Y lo que hoy muchos están tratando de dilucidar es si este inicio de vacunación tan apurada, con vacunas en fase 3, sin terminar de chequear del todo, puede ser la noticia que signifique el final de la pandemia, o si podremos tener al menos otro semestre de más padecimiento.

Desde abril de este año, cuando el virus le hizo pensar al mundo que el planeta entraba en una ola dramática como la influenza de 1918-1919, que mató al 4,2% de los habitantes del mundo, la actividad económica planetaria se bloqueó, hubo una generalizada emisión de dinero y comenzó una tremenda volatilidad en todos los valores, provocando por ejemplo una caída del 28% en las bolsas del mundo entre febrero y marzo, y a partir de ahí una recuperación que las ha llevado en algunos casos a máximos históricos.

En línea con el terror inicial que generó la enfermedad, muchísima gente, encerrada en sus casas, tomó una decisión inicial de emergencia: tener dinero líquido a mano o en sus cuentas y pasar una parte de sus tenencias a refugios financieros. Así, desde febrero y hasta mayo el dólar subió casi 8% contra las principales monedas mundiales, pero después (con la Fed emitiendo por un equivalente a 9,8 veces el Plan Marshall) el billete verde empezó a caer, haciendo que en lo que va de este año el dólar caída 8% contra el franco suizo, 7,5% contra el euro, 6% contra el yuan y 4,5% contra el yen.

Y ahora, con el inicio de la vacunación, y con los últimos datos de la pandemia, se ve que en trece meses de virus la cantidad de muertos llegó a 1,61 millones en todo el mundo, es decir el 0,02% de los habitantes, por lo que la influenza de hace un siglo fue 225 veces más mortal que el actual Covid-19.

Si bien nadie conoce el futuro, y por supuesto todos ignoran ciertamente cuál será el impacto y la secuela que dejará la vacunación, y sobre todo, no se tiene la menor idea sobre cuánto tiempo se tardará en llevar las dosis a todo el planeta, es un momento clave para evaluar en qué momento estamos de todo este proceso: aún estamos con el rumor, o la vacuna es ciertamente la noticia que fija el final del maldito Covid.

Hay un dato central a tener en cuenta: sobre el total de muertos en el mundo, EE.UU. tiene el 18,9% de los fallecidos, Brasil el 11,2%, India el 8,9%, México el 7%, Italia y Gran Bretaña el 4% cada una, Francia el 3,6%, España el 3% y Rusia el 2,9%. Pero el resto del mundo (con lugares en los que las vacunas llegarán con demora) ya acumulan el 36,6% de los fallecidos. Argentina por ejemplo tiene el 0,25% de las muertes del mundo o el 8,8% de las muertes de América Latina.

La foto actual nos demuestra que los bancos centrales principales siguen preocupados por la cantidad de muertes y la posibilidad de más cuarentenas, y demoras en las curas, por lo que siguen emitiendo dinero a dos manos. Y sin embargo, la semana pasada se cortó en el mundo la baja del dólar: en México el billete verde subió 1,8%, contra la libra creció 1,6% y tuvo una ligera alza del 0,2% contra el yuan y del 0,1% contra el euro. Mientras que cedió apenas 0,1% contra el yen, 0,3% contra el franco suizo, bajó 1,3% en Chile y se desplomó nada menos que 1,8% en Brasil.

Esta súper emisión de dólares, euros, yenes y otras monedas provocó un verdadero descalabro en las commodities, con algunas variantes anotando subas tremendas: el níquel saltó en la semana 8%, el girasol y el trigo subieron en Rosario más del 5%, el petróleo trepó 3% y el cobre avanzó 2,7%. Pero no todos los productos básicos subieron igual: el maíz avanzó sólo 1,2% en Rosario, el aluminio bajó 0,4% y la soja cedió 0,7% en Chicago y 4,4% en Rosario.

Pero además de ese descalabro en materias primas, hubo un llamativo cambio de posición en los principales activos que fueron tomados como reserva a lo largo de toda la pandemia. Los metales preciosos treparon hasta los cielos entre marzo y agosto, luego retrocedieron fuerte y la semana pasada se pusieron otra vez para arriba: la onza de plata subió nada menos que 5,9% y la onza de oro repuntó 3,5%.

Y probablemente donde más ruido hubo fue en el panel de criptomonedas. El bitcoin, el valor más difundido de ese sector, se desplomó de US$ 19.700 a US$ 16.700 entre la apertura del mes y el viernes pasado, pero a lo largo del sábado y domingo (ya que las criptos no tienen feriados) volvió a enarbolarse y se ubica al cierre de esta edición otra vez en US$ 19.400, dando muestras de que a pesar de que en cinco semanas debutan criptomonedas gigantes que hará mucho más competitivo al sector, hay mucha gente que sigue buscando refugio, en lo que sea.

Lo que indica la suba de las posiciones refugio plantea claramente que muchos inversores ven venir una alta inflación por la súper emisión global de efectivo. Creen que las monedas perderán valor de compra y, en consecuencia, salen de los billetes, se escapan de la voracidad de los Fiscos en problemas, y se refugian en posiciones donde se sienten lejos de todo.

Pero la semana pasada, mientras había lluvia de billetes por todos lados, muchos países decidieron tomar dinero barato, ahora que abunda, pagar o cancelar deuda cara (haciendo rescate anticipado de bonos que fueron emitidos con esas cláusulas) y limpiar de cargas excesivas los tiempos que vienen. Así, países flojos de Europa como Italia, España y Portugal tomaron deuda al 0% y Australia logró colocar bonos con tasa negativa por primera vez en su historia, un beneficio que hasta ahora era exclusivo para países como Suiza, Alemania, Holanda y Francia.

En Argentina, por supuesto, tanto la evolución del dólar como de los bonos baila su tango aparte. Preocupado por los aguinaldos que se terminan de cobrar el viernes próximo, el ministro Guzmán hizo un gran esfuerzo para aplastar el precio del dólar y sacarles de la cabeza a los argentinos (que tienen la suerte de cobrar aguinaldo) que la compra de dólares es una alternativa válida. Así, desde el pico de $195 que tocó el 23 de octubre, Guzmán usó US$ 1.750 millones para aplastar al blue y vendió tantos bonos que provocó una caída del 4% en los precios contado y les hizo subir la tasa a vencimiento del 15,5% al 17% anual.

A lo largo de la última semana, con total calma cambiaria, Guzmán logró que el mep y el contado con liquidación se ubicaran por debajo del dólar solidario, y el blue llegó a estar apenas un peso arriba, a $146. Pero el viernes, en sintonía con lo que pasó en el mundo, con algunos empleados en blanco con el aguinaldo ya en el bolsillo, la demanda de blue volvió y trepó hasta $148. Y desde hoy, sin dudas, Guzmán tendrá que hacer mucho más esfuerzo para seguir planchándolo, si es que puede, veremos.

Lo concreto es que con la calma cambiaria lograda, con las vacunas más cerca, y con la soja, el trigo y el maíz en los mejores niveles de siete años, la semana pasada Guzmán logró calmar a los dólares libres sin tanto esfuerzo, por lo que además de no perder reservas, el BCRA y la Anses no tuvieron que vender bonos y los titulos públicos repuntaron 1% en la semana y el riesgo país (que había subido hasta 1.456 puntos el lunes de la semana anterior) terminó el viernes en 1.394 puntos, el menor nivel de diciembre.

Pero, volviendo a lo global, con los inversores preguntándose si las vacunas son la noticia que gatillarán las ventas y el final de la burbuja de varias bolsas internacionales, el precio de las acciones mostró la semana pasada bajas generalizadas. Sólo la Bolsa de San Pablo pudo subir (1,2% en toda la semana). Pero después todas bajaron, entre 0,1 y 3,1%, con Madrid como la peor de todas, seguida por Santiago de Chile, Buenos Aires, Frankfurt, Nueva York, Tokio y México.

¿Serán las vacunas la noticia que gatillen las ventas? Desde el pozo de marzo, el índice bursátil más representativo de la Bolsa de Nueva York, el S&P500, acumula una suba en dólares del 36%, mientras que el tecnológico Nasdaq voló 68,8%. Todos compraron por la pandemia y con el rumor. Los tres índices de Wall Street bajan desde el martes. ¿Acaso adivinan que con las vacunas viene más inflación y, después, más tasa de interés, recorte de estímulos y final de fiesta?

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