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Wall Street voló y Argentina resucitó: ¿se sostiene la suba?

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Luis Varela 09 noviembre de 2020

Por Luis Varela

No fue necesario esperar el conteo final de Filadelfia para saber que el poder de Donald Trump había terminado. La declinación de un Presidente autoritario y ególatra había tenido su punto final cuando, en febrero pasado, Nancy Pelosi, la líder demócrata que ocupa la presidencia de la Cámara de Representantes, rompió el discurso de Trump, ni bien dijo "lo mejor está por venir".

Sin dudas, la pandemia hizo lo suyo. El Covid provocó en Estados Unidos nada menos que 236.554 muertes, colocando a ese país en el noveno lugar del mundo (entre 180 países) en cantidad de fallecidos sobre el total de la población, detrás de Bélgica, Perú, Bolivia, Brasil, Chile, España, Argentina y Ecuador.

El coronavirus paralizó a Estados Unidos y destruyó millones de empleos. En base a una emisión de dólares casi sin fin de parte de la Reserva Federal, la última semana (gracias a una ley laboral flexible) EE.UU. pudo crear 638.000 nuevos puestos y la tasa de desempleo bajó de 7,9% a 6,9%. Pero las formas, el autoritarismo y los planteos de mandón unilateral hicieron que los norteamericanos dijeran basta.

El trabajo que le queda por delante a Joe Biden no será sencillo. Primero habrá que atravesar por dos largos meses muy complicados. Biden asume recién el 20 de enero (faltan 73 días) y hasta ese momento Trump estará con el joystick en la Casa Blanca, y lo sabemos: es irascible e impredecible.

Con consultas de sondeos minuto a minuto, los mercados adivinaron ya durante toda la semana pasada que Trump perdía y que Biden sería el que entraría en el juego. Y a pesar de ser un demócrata que en teoría le subirá más los impuestos a las empresas y les complicará las cosas, Wall Street y otras bolsas del mundo tuvieron una verdadera fiesta, con subas muy importantes.

¿Qué fue lo que ocurrió realmente? ¿Fue una suba sólida y concreta, o tiene visos de avance imaginario? Los tres índices que miden el pulso de la Bolsa de Nueva York brillaron, con tremendas subas del 7%. Ese brutal aumento fue alimentado por dos elementos principales.

1) En medio de la votación y el recuento, la Reserva Federal ratificó que siguen los estímulos y la tasa al 0%, con apoyo de compra de papeles para evitar que el mercado financiero norteamericano no muestre ni una sombra de duda.

2) El mercado hizo sus números y llegó a la conclusión de que Biden podría ser un Presidente obligado a negociar  con un Senado que dominarían los republicanos, y si intenta colocarle trabas a las empresas, para distribuir los ingresos de otro modo, se encontrará con un fuerte impedimento.

Pero, además, con un Estados Unidos brindando una señal ciertamente decadente, y con la Fed emitiendo sin parar, los inversores del mundo decidieron bajarse del dólar, por lo que el billete verde perdió fuerte a lo largo de toda la semana pasada en su relación contra las principales monedas del mundo.

Sólo por citar algunos casos, a lo largo de las últimas cinco ruedas operativas el dólar cayó 6,6% en Brasil, 2,8% en Chile, 2% contra el euro, 1,8% contra el franco suizo, 1,6% contra la libra esterlina y 1,3% tanto contra el yen japonés como contra el yuan chino. Y esa debilidad del dólar de alguna manera achica la gran ganancia que tuvo la Bolsa neoyorquina.

La gran cantidad de dinero insuflado por la Fed hizo que el índice de papeles tecnológicos Nasdaq ganara en la semana un tremendo 9%, con la Bolsa de Frankfurt 8% arriba, San Pablo con una mejora del 7,4%, el Dow Jones con un avance del 6,9%, Madrid 6,5%, Tokio 5,9% y México que se demostró muy cerca de Trump quedó más abajo con un alza del 4,2%.

La máquina que le dio la Fed al dólar impulsó notablemente los valores de las commodities. Con eso, en la primera semana de noviembre el petróleo ganó 4,3%, la soja Chicago trepó 4,1% y metales básicos como cobre, aluminio y níquel avanzaron entre 1 y 3,5%. Todas estas cifras, con variaciones tan fuertes en una sola semana, demuestra una sola cosa: la inflación en dólares ya empezó.

Esta realidad plantea en muchos inversores un interrogante principal: cuánto tiempo podrá la Fed mantener este reparto de dólares desde helicópteros, sobre todo si es inminente, como se cree, la llegada de varias vacunas contra el Covid-19. Si se cumple lo que vienen adelantando los laboratorios, para enero, cuando asuma Biden, ya habrá vacunación masiva en muchos países.

En paralelo con todo ese movimiento, esta semana se dio otro aumento muy importante. El oro, que ya había subido hasta las nubes y retrocedido algo, tuvo una suba del 3,9% en la primera semana de noviembre. Y otras posiciones refugio que hasta ahora no subieron tanto como el oro, treparon bastante más: la onza de plata sube en lo que va de este mes 8,1% y el bitcoin trepa nada menos que 13,8%, con el ethereum y el neo pisándole los talones.

Con el dólar perdiendo terrenos y con Wall Street flotando encima de una burbuja, con un presidente demócrata que será muy controlado por los republicanos, muchos analistas creen que habrá una tremenda rotación de papeles en la Bolsa de Nueva York, con muchos de los que subieron 60% (como Facebook, Amazon, Apple, Google, Tesla y Netflix) perderán su ventaja tecnológica porque terminará el Covid y el resto de los 494 papeles que integran el S&P 500, que bajan 4% en lo que va de este año, pueden ser bendecidos por algunos de los que se bajen de las punteras.

En promedio, con todo, se esperan tiempos de asimilación y toma de ganancias, en los que la Fed hará todo lo posible para que la digestión del fin del covid y del cambio presidencial sea lo menos traumática posible. Nadie puede asegurar cuáles serán los números: el fin del virus provocará un gran alivio y mucho movimiento. Veremos cuántas empresas quedaron vivas, y cuántos empleos pueden volver a la normalidad.

El caso argentino, por supuesto, es completamente diferente. El reemplazo de Biden por Trump se insinúa como algo positivo para el Gobierno de Alberto Fernández, pero habrá que ver en qué medida Biden gira la cabeza para este lado. Por lo pronto, el BID quedó con un hombre de Trump al mando. Y esta semana llegan los técnicos del FMI, que vienen con una misión muy clara: pedirle a Alberto números concretos de inflación y déficit.

El Congreso trabaja a gran velocidad para darle un Presupuesto a Guzmán que les será entregado a los miembros del FMI.

El ministro se enfocó en los últimos días en parar la corrida cambiaria y sin dudas lo logró. Del overshooting a casi $200, Guzmán bajó a los dólares libres en nada menos que $38: colocó al blue en $157, al contado con liquidación en $147 y al MEP debajo de $142, apenas por encima del dólar ahorro, que ya araña los $140.

Pero ese éxito cambiario de Guzmán no fue gratis. Lo logró vendiendo reservas y bonos sin parar, con una intervención que fue de mayor a menor, con clima más distendido entre jueves y viernes. Sin embargo, en los últimos 100 días el Banco Central lleva perdidos US$ 3.900 millones. Y los bonos, de tanto vender, tuvieron una caída histórica del 28%, con la Anses y el BCRA vendiendo títulos a dos manos que en realidad son pagarés que prometen pagar a vencimiento una tasa del 15% anual en dólares, el mayor costo de endeudamiento argentino de toda la historia. Eso sin hablar de los pases, las Leliq y las operaciones de dólar futuro que tiene el Banco Central debajo de la manga.

Ese cambio del Gobierno, que pocos creen, ya que estiman que es una fachada hasta que el Fondo libere fondos de ayuda para sostener el tipo de cambio, posibilitó que esta semana los titulos argentinos resucitaran. Los bonos recuperaron 4% desde el fondo de un pozo y con eso el riesgo país achicó de 1.500 a 1.391 puntos (no es mucho, pero es algo).

Y la Bolsa de Buenos Aires fue la más beneficiada de todo el espectro. Mientras el resto de los índices bursátiles del mundo mejoraron 7% promedio, la Bolsa porteña tuvo una suba del Merval del 7% en pesos pero del 15% medida en dólares libres, una recuperación ciertamente importante. Y hubo papeles muy destacados, como Insumos Agroquímicos, Galicia, Macro, Francés y Pampa Energía, que saltaron entre 12% y 21% en pesos, y entre 20% y 30% medidas en dólares libres.

¿Puede continuar esta mejora? Según parece, Guzmán parece tener la idea de ir soltando los precios anclados de a poco, por lo que los analistas calculan que iremos de una inflación del 40% este año a alrededor del 50% en 2021. El Presupuesto está plantado con números menores, y se le presentará al fondo ese libreto. Y, sin ajuste por inflación, Fernández tendrá vía libre para elegir a quienes indexa y a quienes deja en el olvido, como hasta ahora.

Por lo que el indicador que empezará a ver todo el mundo hasta ahora no será más el dólar, sino el empleo y la tasa de desocupación. Como pasó con cientos de empresas durante la dictadura, Argentina de esta época también está perdiendo empresas. Se acaba de bajar Walmart: 8.500 personas pasan a ser empleados de Francisco De Narváez. Seguramente tendrán un fin de año con un sueño mucho más inquieto que el que están pasando 3,7 millones de empleados públicos nacionales, provinciales y municipales, que tienen cada mes su ingreso en sus cuentas, y sin riesgo de quiebra y despido.

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