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Turbulencia en la burbuja: toros y osos empiezan a pelearse

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Luis Varela 27 noviembre de 2020

Por Luis Varela

En un día completamente atípico, por la triste, caótica y multitudinaria despedida de Diego Maradona, y por feriado en Wall Street, en conmemoración del Día de Acción de Gracias, los mercados del mundo operaron con volúmenes de operaciones muy chicos, que no alcanzan para definir parámetros sobre cómo puede seguir la película financiera, pero hubo algunas señales que pueden plantear cuál puede llegar a ser la realidad económica del mundo en 2021.

De mayor a menor, lo más notorio del día en lo financiero (ya que en lo emocional el adiós a Diego inundó todo, en todas partes) fue la contundente certeza de qué puede pasar en los mercados si el inflador de los bancos centrales está desactivado. Ayer, por el feriado en EE.UU. no hubo actuación de la Reserva Federal, y sin esa pantalla que sostiene las cotizaciones, la pelea entre toros y osos se hizo más equilibrada y comenzaron a verse algunos cambios de posición que inquietan.

Un viejo analista bursátil de la Argentina, el recordado Carlos Fontana, siempre les advertía a ahorristas e inversores, que "ni las copas de los árboles llegan hasta el cielo, ni las raícen hasta el infierno". Y estuvimos asistiendo en los últimos tres meses a precios de burbuja en muchos activos, de todo tipo, con la reiterada aparición de parte de las empresas que tienen precios volando, prometiendo innovación, fusiones, adquisiciones, todo para mantener los valores en un techo que nadie sabe cómo podrá sostenerse.

En ese sentido, en el mundo financiero ya se vieron algunas señales de valores que subieron hasta precios indecibles, y que una vez alcanzados esos precios de susto, de overshooting, luego muchos empezaron a preguntarse ¿vale esto lo que compré? y las decisiones de bajarse, las tomas de ganancia, vuelven a poner las cosas en un punto de equilibrio un poco más lógico. Quizás lo que ya se vio últimamente fue lo que pasó con el oro y la plata, que alcanzaron valores de US$ 2.068 y US$ 29 respectivamente, y ahora están intentando sostenerse en los escalones de US$ 1.800 y US$ 23 dólares, con duras pérdidas para los que compraron bien arriba.

Y ayer eso mismo se patentizó en las criptomonedas. La variante más famosa del sector, el bitcoin, había tocado los US$ 20.000 dólares durante cuatro ruedas del cierre de 2017, pero desde ahí, muchos inversores intentaron salir y el precio se derrumbó hasta apenas US$ 3.500 en la apertura de este año. Y en los últimos días ocurrió algo parecido: el bitcoin arañó los US$ 19.000, y ayer sufrió una dura caída, con dificultades para defender el escalón de los US$ 17.000.

Por supuesto, todo esto es un juego de expectativas. Y en este momento en los que las redes sociales y la comunicación hacen que los inversores se muevan como manada, los que están adentro de un papel repiten por todos lados que los precios actuales son todavía mínimos y que van a volar más. Mientras que los que están afuera afirman que las cotizaciones ya se pasaron de rosca, advirtiendo que "el que entre ahora se va a arrepentir", con la idea de que los precios bajen, y poder tomar posición más abajo.

Por supuesto, todas las cotizaciones están muy atadas a lo que vaya aconteciendo con el Covid-19 y con la extrema abundancia de dólares, euros, yenes, yuanes y libras que navegan por el mundo con tasa del 0%, y con una inflación que empieza a morder los dientes. Ayer, con Wall Street sin operar, en el exterior el dólar subió 0,3% contra la libra, 0,2% contra el mexicano y 0,1% en Chile, estuvo sin cambios contra el euro y el real, pero bajó 0,2% contra el yen.

Por supuesto, todo esto danza con la distribución de rumores y noticias, que intentan manejara a los ahorristas e inversores, que se apuran por comprar o vender ni bien escuchan las últimas noticias, y reaccionan muchas veces emocionalmente, con la idea de mantener el valor de sus ahorros. Sabemos, cada lunes hay anuncios de la inminente aparición de vacunas y en el resto de la semana se difunde todo lo contrario. Ayer, por ejemplo, hubo dudas sobre los datos de la vacuna de AstraZeneca, por lo que ahora se dijo que podrían demorar su aprobación.

Y si eso pasa en el mundo, que es supuestamente más estable que Argentina, a nivel local las volatilidades son mucho más extremas. Ayer hubo para el país una muy buena noticia, ya que la Bolsa de Rosario volvió a tener notables aumentos en los precios de los cereales, lo cual tarde o temprano garantizará para el Fisco el ingreso de dólares y más reservas para el Banco Central.

Con los titubeos con las vacunas, el petróleo cedió algo luego del rush alcista de los últimos días, los metales básicos estuvieron mixtos, los metales preciosos detuvieron su caída. Y lo mejor de toda la jornada vino desde Rosario, ya que en el mercado santafesino la soja pegó un salto del 6,9%, con baja del 1,1% para el maíz. Pese a lo cual las liquidaciones de divisas de los productores no avanzan demasiado: un dólar de $54 no los seduce. Nadie quiere tener pesos que se devalúan de más: se prefiere tener granos en los silos, e ir vendiéndolos a medida que la inversión y otras necesidades lo requieren.

Con eso como fondo, la principal noticia local del día fue una nueva licitación de Martín Guzmán, que salió a colocar letras en pesos a tasa de interés o ajustada por inflación. Buscaba $90.000 millones para ir cubriendo las necesidades que se le presentan en los próximos días, viviendo casi con lo justo, a jornadas vista. Y el resultado no fue malo, pero no se alcanzaron los objetivos: se presentaron solo 308 oferentes y se lograron colocar $81.800. Por lo que el ministro deberá trabajar mucho para afrontar los más de $250.000 millones que deberá cubrir en diciembre.

Además de esa realidad, hubo un dato algo alentador en cantidades pero no en precios. El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires confirmó que en octubre la cantidad de operaciones subió 15,9% contra setiembre pero bajaron 19,8% contra octubre de 2019. Los precios se siguen debilitando medidos en dólares reales, y el sector inmobiliario cerrará sin dudas la peor temporada de los últimos años, no solo por la caída de capacidad de compra que tienen los asalariados (años para comprar una casa propia), sino por el efecto secundario que tuvo una ley de alquileres diseñada por gente poco profesional.

Pero la aparición de lluvias, los precios de los granos, y la expectativa de algún tipo de acuerdo con el FMI volvió a entregar otra jornada cambiaria local tranquila. El dólar turista subió 56 centavos hasta $142,77, el oficial subió 44 centavos hasta $86,63, el blue bajó $1 hasta $157 y el mayorista subió 10 centavos hasta $80,89, sin que hubiera cambios en las reservas del Banco Central, que quedaron en US$ 38.747 millones. Mientras que el dólar MEP bajó 9 centavos hasta $146,59 (a pesar del achicamiento del parking de 3 a 2 días), con el contado con liquidación bajando $1,25 hasta $149,27. Así, la brecha entre el dólar oficial y el blue fue del 81% y la del CCL con el mayorista de 85%. Y, medidos en pesos, el euro subió 5 centavos hasta 96,35, el real bajó 3 centavos hasta 15,15 y la libra bajó 9 centavos hasta 108,04.

La existencia de una brecha tan grande sigue complicando el comercio exterior, favoreciendo a las importaciones y complicando a las exportaciones, por lo que el ingreso genuino de dólares se achica y además eso también es una fuente de alta inflación, con números mensuales cada vez más cercanos al 4% de variación cada 30 días. A pesar de eso, el BCRA sigue sin mover las tasas: se mantuvieron sin cambios, con las Leliq en 38% anual y plazos fijos en el 37% anual.

Con ese marco, sin Wall Street como faro, los bonos argentinos se movieron con muy bajo volumen y variaciones de precios mínimos, por lo que el riesgo país sigue colocado en las alturas, en los 1.379 puntos básicos, seis veces más alto que casi todos los países de América Latina, y con los nuevos bonos con precio de default y tasas a vencimiento que arañan un 17% anual, sin vencimientos cerca, lo cual plantea que la economía argentina es vista como un verdadero disparate.

En el plano bursátil, las bolsas europeas estuvieron apenas débiles. San Pablo no se movió y México mejoró 0,5%. Mientras que la Bolsa de Buenos Aires volvió a tener una suba, 0,6%, pero con un volumen de operaciones insignificante: $882 millones en acciones y $333 millones en Cedears. Veremos cómo cierra hoy la semana, ya sin Diego, y con Wall Street otra vez en escena.

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