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Trump se va, pero el “trumpismo” quedará

Más allá del rechazo que generó entre los demócratas, su base electoral no se sintió defraudada por su gestión en la Casa Blanca: así lo demuestran los más de 73 millones de votos que consiguió

TRUMP-2-2
TRUMP-2-2
16 noviembre de 2020

Donald Trump no será un simple accidente que pronto se olvidará, como muchos esperaban, sino que su Presidencia dejará huellas y nada volverá a ser como antes.

Obtuvo la nominación presidencial hace cuatro años contra el deseo de toda la estructura partidaria. Fue el gran artífice de su triunfo en 2016 y también el gran responsable de su derrota, cuatro años más tarde.

Finalmente, su estilo, sus exabruptos, sus mensajes que dividían aún más al país fueron más decisivos para su derrota que algunas políticas puntuales, con excepción de la respuesta frente al coronavirus, el tema sobre el que más insistieron los demócratas. Pero su base electoral no se sintió defraudada por su gestión como lo demuestran los más de 73 millones de votos que consiguió. Y a los republicanos les fue bien en las elecciones para el Congreso, lo que lleva a pensar que el problema era Trump y no tanto sus políticas, que ellos representaban.

Para Joe Biden, la herencia de Trump no será fácil de manejar en varios terrenos, en particular, el externo. La relación con China transcurre ahora sobre nuevos carriles. Durante mucho tiempo, en Washington se pensaba que la apertura económica de China llevaría inexorablemente a su apertura política y que se involucraría de otra manera con los organismos multilaterales. Pero no ocurrió, ni ocurrirá en el corto plazo. Trump puso la relación con China en el plano de las negociaciones bilaterales y será difícil sacarla de allí.

Se supone que Biden intentará reconstruir la alianza con los socios tradicionales pero, entre los europeos, la confianza en Estados Unidos se ha deteriorado porque la presidencia de Trump demostró que políticas que se habían mantenido inalterables durante décadas podían alterarse en un contexto tan polarizado como el estadounidense.

Por otra parte, la globalización tal cual se la conoció hasta hace unos años está hoy cuestionada. La vuelta sin más a los acuerdos multilaterales de los que Trump se retiró o reformó no será sencilla. La idea trumpista de que la globalización sin frenos ni controles afectó a muchos sectores ganó terreno. De hecho, los republicanos contaron en las últimas elecciones con el apoyo de la clase trabajadora.

Los desafíos de Biden no son pocos, y para Estados Unidos es clave dejar atrás los aspectos más negativos de estos últimos cuatro años en varios terrenos para evitar el retorno del populismo, que tiene bases de sustentación más importantes de lo que se suponía.

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