El cuarto trimestre es un punto de inflexión importante. La economía de EE.UU. está saliendo de su recuperación de la depresión del coronavirus y podría estar volviendo a un crecimiento y recuperación más lentos o podría estar avanzando hacia una recesión.
Estamos a punto de ver una segunda ola de pérdida de puestos de trabajo, que es más probable que expulse de forma permanente a millones de la fuerza laboral, reduzca los salarios y deje cicatrices duraderas en la economía.
La primera ola dejó a 20,5 millones de estadounidenses sin trabajo después de un mes.
Se espera que el próximo informe de empleos de octubre muestre que los empleadores agregaron 625,000 empleos el mes pasado, lo que demuestra que el mercado laboral continúa desacelerándose pero aún avanzando en una dirección positiva.
Los anuncios de despidos se reanudaron a fines de octubre, con ExxonMobil y Chevron, entre otros anunciando la eliminación de miles de trabajos administrativos.
Esos siguieron a importantes despidos de Wells Fargo, Goldman Sachs, Salesforce, Allstate y WarnerMedia.
En lugar de un esfuerzo impulsado por el pánico para reducir costos y mantenerse a flote, estas pérdidas de empleos se deben en gran medida a que las empresas reducen su plantilla después de fusiones y adquisiciones o como parte de una estrategia a más largo plazo.
Las empresas se han posicionado para un panorama cada vez más competitivo al impulsar la productividad y reducir los costos, por lo que han estado recortando empleos e invirtiendo en nueva tecnología.
En la primera mitad de 2020, más de 3.600 empresas se declararon en quiebra, según el proveedor de servicios legales Epiq , y el ritmo se aceleró desde entonces.
Estas presentaciones comerciales son principalmente pequeñas empresas que no tienen acceso a capital o estímulo otorgado por el Gobierno de Donald Trump.
