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El rebote de la economía se sigue ralentizando, estiman privados

Ferreres-Economia
Ferreres-Economia
26 noviembre de 2020

Según el IGA-OJF, el estimador de actividad de Orlando J. Ferreres, la economía registró una caída de 4,9% anual en octubre, acumulando así una contracción de 8,9% en los diez meses transcurridos del 2020. Por su parte, la medición desestacionalizada observó una expansión de 0,5% respecto al mes de septiembre. Es decir, la recuperación sigue, pero a un ritmo más lento y con amplias diferencias por sector. Luego del “efecto reapertura” de mediados de año, la actividad siguió creciendo, pero a un ritmo más bajo. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del Indec avanzó (a nivel mensual), 9,3% en mayo; 8% en junio; 2,9% en julio; 1,6% en agosto y 1,9% en septiembre.

“La paulatina recuperación de la actividad económica que veníamos observando desde el piso de abril parece haber encontrado un obstáculo en la inestabilidad económica que se agudizó durante octubre. La expansión mensual que determina la medición desestacionalizada, que durante los últimos dos meses superó 1%, se redujo a 0,5% en el décimo mes del año. Concentrándonos en los resultados interanuales, la industria cayó 6,6% anual y empeoró su situación respecto de la exhibida durante septiembre. El comercio tampoco pudo mantener las cifras algo más alentadoras de septiembre, empujado particularmente por la contracción de la rama mayorista y, en el mismo sentido, tanto la agricultura como la ganadería exhibieron un retroceso en su nivel de actividad. Uno de los pocos sectores que continúa recuperando terreno es la construcción, que observó para octubre una merma de 5,9%, luego de nueve meses de cifras negativas de dos dígitos”, dijeron desde Ferreres.

“Respecto a las perspectivas, aún persisten las dudas sobre el rumbo económico que tomará el país, y aunque el Gobierno parece haber adoptado ciertas decisiones acertadas en relación a centralizar el manejo económico en el ministro (de Economía, Martín) Guzmán, en su negociación con el FMI y en el viraje a medidas algo más ortodoxas, aún no logra despejar la incertidumbre que prima respecto de la estabilidad macroeconómica”, concluyó Ferreres.

En un informe publicado el miércoles, desde Grupos SBS señalaron: “Con todo, las cifras confirmaron que el rebote de la actividad continúa en el segundo semestre, pero perdió fuerza a partir de julio, como esperábamos. Los indicadores preliminares de octubre sugieren que la recuperación continúa y por eso seguimos esperando que la actividad extienda su rebote gradual con un crecimiento mensual promedio de 1% durante el cuatro trimestre”. Para 2020, esperan una caída del PIB de 10,5%.

Ayer, en otro informe, la Fundación Mediterránea alertó sobre los limitantes a la recuperación. Uno de ellos será “el poder de compra de la población”. El mismo, dice: “La recuperación del empleo está amenazada por la persistencia de medidas que no favorecen la contratación de nuevos trabajadores. Entonces, la recuperación del poder de compra debería venir por el lado de los salarios. Para que los salarios aumenten más que la inflación, debería incrementarse la productividad laboral. Lo irá haciendo gradualmente, pero no tipo boom, a medida que se flexibilice la cuarentena. Pero para lograr mejoras sustanciales de poder adquisitivo, es necesario contar con mayor capital físico (equipos, máquinas, etcétera) y tecnología, lo cual se logra con fuertes inversiones, que no es precisamente lo que se está viendo actualmente en el país. Además, hay otro punto clave. La brutal caída de la actividad al implementarse la cuarentena generó una fuerte disminución en los ingresos monetarios de empresas y de gobiernos. Esta situación los obliga a sanear sus finanzas a medida que se van recuperando las ventas y la recaudación impositiva. Ese 'sanear sus finanzas' implica que al inicio es esperable que sean moderados en los incrementos salariales. Es claro que los gremios solicitarán mejorar las remuneraciones, debido a las pérdidas por la inflación, pero no será tan sencillo hacerlo en un contexto de alto desempleo”, señaló el reporte.

Un factor asociado es la elevada capacidad productiva ociosa y así lo indican los datos de desempleo y de uso de la capacidad instalada en la industria. “Hay con qué aumentar la producción por un tiempo, sin necesidad de grandes inversiones”, señaló Jorge Day, autor del informe.

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