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Una jornada que tuvo varias buenas noticias para Argentina

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Luis Varela 07 octubre de 2020

Por Luis Varela

Con 1.362 ofertas recibidas, el ministro Guzmán logró colocar ayer su 41 licitación de deuda en lo que va de su mandato. Pudo conseguir captar nada menos que $1.766 millones, pero esta vez con una modalidad que según el propio Guzmán había que erradicar: fue dinero colocado en papeles que evolucionarán atados al dólar, y hubo muchos oferentes que esperan que, más tarde o más temprano, la devaluación del tipo de cambio oficial se producirá, ya que el valor actual no tiene nada que ver con lo que ocurre con la economía argentina.

Esta exitosa licitación de bonos atados al dólar, que bien pueden denominarse argendólares, ya sucedió en ocho ocasiones a lo largo de la historia argentina, y todas terminaron con el mismo resultado: llega la devaluación, ordenada o desordenada, y los pesos que se consiguen en esos títulos un día después del ajuste cambiario no rinden nada, así que en el momento del inevitable traspié cambiario tropezarán con una masiva ola de ventas ni bien el billete verde se ajuste a la realidad.

Esta colocación, además, llegó un día después de que el Gobierno convocara a empresarios y sindicalistas a la Casa Rosada. Y fueron representantes de casi todos los sectores, las conversaciones fueron largas, encabezadas por el jefe de Gabinete Santiago Cafiero. Y mientras todos le preguntaban dónde está el Presidente, sobresalieron dos reacciones bien llamativas, que identifican la emergencia del momento:

1) Por un lado, pusieron sobre el tapete el viejo juego de la perinola, y afirmaron que aquí tiene que funcionar el todos ponen, en alusión a un gasto público que no se detiene, y que ajusta sus sueldos en línea con la inflación, mientras los privados van a la quiebra, dejan gente en la calle, y el país tiene la mitad de la población sumergida en la pobreza y la indigencia, y la otra mitad pagando impuesto a las ganancias, para alimentar a los que están eternizados viviendo del Estado.

2) El otro elemento que heló la sangre de los concurrentes fue una manifestación del jefe de Gabinete. Dijo, sin miramientos, que hay que sentar en la mesa de concertación a los medios de comunicación, porque de la manera que están informando hacen mucho daño en este difícil momento de la Argentina.

Ayer hubo, además, otro elemento muy positivo para la Argentina, que se suma a la buena licitación y al intento de concertación: los granos siguieron subiendo, de manera muy sólida, tanto en Chicago como en la Bolsa de Rosario, testeando el valor techo de dos años en el mercado norteamericano y el valor techo de cuatro años en el mercado argentino. Y sin embargo, a pesar de esos valores, las liquidaciones de los agroexportadores no afloraron: la baja de retenciones fue amarreta, y por ahora los silobolsas siguen siendo los canutos dólar que la gente tiene en colchones o cajas fuertes.

Así, con tantas buenas noticias juntas, desaprovechando una ola de buenas novedades, la máxima desconfianza hace que la huída del peso argentino continúe, por lo que ayer el dólar volvió a subir a niveles sin precedentes, la brecha cambiaria se estira hasta casi 100%, beneficiando a importadores y castigando a exportadores, y el Banco Central perdió reservas, entre dinero que se usó para frenar al dólar y depósitos en divisas que se siguen yendo de los bancos por temor a un nuevo corralito.

Todas estas novedades llegaron con un Donald Trump que sin estar curado del todo realizó una declaración sorpresiva: decidió suspender parte de la ayuda fiscal que está haciendo el Gobierno, y con eso la Bolsa de Nueva York se dio vuelta, volviendo a retomar la baja, y el valor del dólar se sostuvo, mejorando su relación contra casi todas las divisas fuertes.

Así ayer en el exterior, el dólar subió 1,5% en México, 0,8% contra la libra, 0,5% en Brasil y 0,4% contra el euro, no cambió en Chile y bajó 0,1% contra el yen. Pero, a contramano del mundo, el dólar volvió a ser estrella en el mercado argentino, haciendo que el peso se convierta en este momento en la moneda que es más devaluada del planeta en lo que va de 2020.

Ayer hubo una suba de 13 centavos para el dólar ahorro hasta $136,49, de 8 centavos para el dólar oficial hasta $82,72, de $2 para el dólar blue hasta $152. Hubo una suba de 7 centavos para el dólar mayorista hasta $77,08, con el Banco Central perdiendo otros US$ 46 millones de las reservas, por lo que quedan US$ 41.126 millones teóricos. El dólar MEP bajó 84 centavos hasta $140,16, casi sin operaciones porque el parking tan largo con los bonos lo hace imposible de ser operado. Y hubo un salto de $3,41 para el contado con liquidación hasta $153,41, lo que evidencia que la fuga de dinero se extiende. Así, la brecha entre el oficial y el blue fue del 83,8% y la del CCL y el mayorista fue del 99%. Y, mientras tanto, medidos en pesos, el real bajó 2 centavos hasta 13,78, el euro bajó 24 centavos hasta 90,43 y la libra bajó 64 centavos hasta 99,25.

Con todas esas señales, los bonos argentinos volvieron a perder precio, casi 2%, con una baja importante. Por lo que el riesgo país se elevó en 28 puntos, hasta 1.377 puntos básicos, sin pagos importantes a la vista, lo cual significa un riesgo cinco o seis veces más alto que casi todos los países vecinos. Y, con ese envión, los bonos tuvieron más negocio, concentrados esencialmente en el AL30, el TX24 y el GD35 y GD30, lo que pone a la deuda tanto en dólares como en pesos en un signo de interrogación.

A nivel bursátil, el Trump enfermo, quizás con algún cambio de ánimo y en plena campaña, a exactamente cuatro semanas de la elección presidencial, anunció que cortará ayudas fiscales y la Bolsa de Nueva York cambió de dirección: sus índices terminaron bajando 1,4% promedio, con el Nasdaq más herido, y con las aerolíneas y algunas empresas endeudadas sintiendo el impacto. Detrás de eso las bolsas latinoamericanas también perdieron fuerza: México logró subir apenas, pero San Pablo achicó 0,5%.

Y con el mercado bursátil local siguió la ilusión. El monto de negocios subió algo, $1.203 millones y el Merval en pesos subió 0,4%, pero los precios medidos en dólares siguen bajando. De ahí que los ADR argentinos que cotizan en Nueva York tuvieron una baja en bloque, con caídas de hasta el 6%, con Francés, Pampa, Edenor e YPF como las más castigadas. Sólo se salvó Telecom, que con las devaluaciones festeja, porque sus competidoras se encarecen mucho en pesos.

En commodities la situación siguió altamente inestable, con gran ida y vuelta de cuarentenas por los rebrotes de Covid, y nuevos encierros en ciudades como Paris y Nueva York. Así, el petróleo pudo subir algo, los metales preciosos y las criptomonedas bajaron, perdiendo mucho del envión que habían tenido. Los metales básicos dijeron ni: están mixtos esperando demanda de las industrias. Y claramente lo mejor de todo el espectro estuvo en los granos, con subas de hasta el 2,2% para soja, trigo y maíz en Chicago, y con mejoras aún mayores en la Bolsa de Rosario. La situación es impecable, pero con un dólar de $152 el campo recibe $55 y con esa proporción nadie es impulsado a sacar los ahorros del rincón, con un horizonte tan desconocido.

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