El canciller Felipe Solá estuvo ayer en la embajada de Estados Unidos y se reunió con el embajador Edward C. Prado.
El encuentro se produjo días después de un (nuevo) acercamiento de Argentina hacia China, con quien Estados Unidos mantiene un disputa abierta y creciente. Luego, también, de los comentarios de Carlos Raimundi, embajador de Argentina ante la OEA, sobre Venezuela, dichos que el Departamento de Estado apodó como “un poco tristes”. También, por cierto, del fallido intento de Argentina y otros países de la región de evitar que el hombre de la Casa Blanca para el BID (Mauricio Claver-Carone) sea electo.
En definitiva, el evento sirvió para descomprimir un poco algunas diferencias e intercambiar enfoques. “En el encuentro, conversaron sobre una gran variedad de temas de la amplia agenda que mantienen Estados Unidos y Argentina”, dijeron desde la embajada.
Durante la reunión de trabajo, el embajador Prado le expresó al canciller el deseo de Estados Unidos de apoyar la recuperación económica del país. “En ese sentido, se interesó en conocer mejor los planes del gobierno argentino para alentar el clima de negocios y manifestó la intención de coordinar, a través del programa América Crece, un esquema de trabajo con el sector privado que sirva de apoyo a numerosos sectores productivos”, agregó el parte de prensa.
El embajador y el ministro abordaron temas de cooperación a nivel bilateral y también regional, como la preocupación por la situación humanitaria de Venezuela. “El embajador destacó la posición del Grupo de Contacto, del que la Argentina es miembro, respecto a que no existen las condiciones para elecciones libres, transparentes ni creíbles”, añadió el comunicado.
Además, Prado compartió su preocupación sobre los abusos a los derechos humanos y la importancia de apoyar la misión de las Naciones Unidas que lidera Michelle Bachelet.
