Peores escenarios para el día de las elecciones en Estados Unidos: milicias ilegales aparecen completamente armadas en los lugares de votación. La gente se siente intimidada para que no vote. Los grupos extremistas lanzan protestas violentas que duran días.
Los alcaldes están minimizando las amenazas, proyectando un tono tranquilizador de "tenemos todo controlado", pero algunos funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y personas que vigilan a los extremistas les dicen que estén preparados para cualquier cosa.
Con la pandemia, la carrera presidencial polarizante y los disturbios civiles tras el asesinato de George Floyd, las ciudades y los estados están tomando medidas inusuales antes del 3 de noviembre. La palabra "desescalada" se usa mucho.
En Albuquerque, el fiscal de distrito Raúl Torrez le dijo a Axios que planea dotar de personal "una sala de guerra de fiscales de alto nivel" que estarán disponibles el día de las elecciones para ayudar a los oficiales de policía a manejar interrupciones específicas.
Iowa acaba de implementar un conjunto de medidas de seguridad cibernética para combatir el fraude electoral.
Michigan contrató a su primer especialista en seguridad electoral a tiempo completo (y anunció el viernes que los votantes no podrán portar abiertamente sus armas dentro de las urnas).
Las fuerzas policiales de todo el país se están preparando sobre las normas y leyes locales; no se les permite entrar en las urnas a menos que estén votando.
"Existe una gran preocupación de que podamos ver esfuerzos de intimidación de votantes y protestas, algunas posiblemente violentas, en los días previos al 3 de noviembre, ese día y los días siguientes", según la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos.
En el debate presidencial de septiembre, el presidente Trump instó a la gente a "ir a las urnas y observar con mucha atención". También sugirió que los Proud Boys (de extrema derecha) "se aparten y se mantengan al margen".
