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Repensar la Argentina industrial

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02 septiembre de 2020

Por José Ignacio de Mendiguren  Presidente del BICE y empresario industrial

Hace unos días hicimos en el BICE un evento por el Día de la Industria y escuchamos a Felipe Pigna contar cómo y por qué nuestro desarrollo industrial quedó trunco. A lo largo de nuestra historia algunos gobiernos fueron más industrialistas y otros menos, pero el fondo del problema es que nuestra dirigencia nunca logró acordar un proyecto nacional que orientara toda nuestra energía en una misma dirección.

Sin embargo, la historia también muestra que desde Manuel Belgrano para acá, la industria ha sido y es parte de nuestro ADN, a pesar de que nunca logramos terminar de superar el falso dilema que contrapone al desarrollo de la industria con el del campo.

Hoy el mundo pandémico nos brinda otra oportunidad. Por un lado, porque la realidad que vivimos estos meses dejó en evidencia incontrastable que no es lo mismo para un país tener que no tener industria, porque los países con industria fueron capaces de abastecerse mejor de los productos esenciales que necesita la sociedad. Por el otro, porque la crisis de la pandemia, sumada a los dos años de recesión y casi 10 de estancamiento que sufre el país, nos obligan a terminar con esa tensión que bloquea nuestro futuro.

Hoy la industria es mucho más que un sector de nuestra economía: es un concepto, sinónimo de agregado de valor a través de tecnología, conocimiento y por supuesto trabajo. Como siempre desde que el mundo es mundo, aún más ahora, la disputa global es en torno a quién, dónde y cómo se agrega valor. Dar esa batalla requiere convicción, convencimiento y unidad de acción. En todos esos campos hemos fallado a lo largo de la historia.

Este Día de la Industria nos encuentra con muchas dificultades. Desde 2011 la producción industrial per cápita cayó 25% (2,5% promedio entre 2011 y 2015 y casi el doble, 4,6%, entre 2015 y 2019). En el mismo período, las exportaciones industriales se contrajeron 33%. Ya antes de la pandemia, la industria estaba trabajando a un promedio del 56% de su capacidad instalada. Pero la buena noticia es que nuestras capacidades están intactas y que el gobierno tomó la decisión política de sustentar la salida de esta crisis inédita a partir de la producción.

Por eso durante la etapa más difícil de la pandemia se sostuvo a la producción con una moratoria impositiva, un caudal inédito de créditos por $350.000 millones de psos (dos puntos del PIB) y la incorporación de más de 320.000 empresas al programa ATP para el pago de salarios. Estas medidas, entre otras de asistencia como el Ingreso Federal de Emergencia que cubrió a más de 9 millones de personas, representan el mayor paquete de rescate en nuestra historia y son la muestra de que el Estado estuvo presente en la crisis y lo va a estar en la salida.

El país que viene requiere acuerdos inéditos, que busquen un equilibrio entre el impulso al mercado interno, el corazón de nuestra economía y del bienestar de nuestra sociedad, y el despegue de nuestro sector exportador, que es la fuente de las divisas que necesitamos para crecer de manera sustentable y no tener en algunos años otra crisis. Como no veía hace mucho tiempo, veo en la próxima generación de dirigentes, en ambos lados del espectro, un consenso tácito en torno a la idea central sobre cómo tiene que desarrollarse Argentina.

A esa realidad se suman las ganas, la voluntad y el compromiso empresario en todo el país. En estos meses desde que asumí la presidencia del Banco de Inversión de Comercio Exterior (BICE), hemos ido con el equipo del banco al territorio en 100 encuentros virtuales con todos los sectores y todas las regiones de nuestro entramado productivo. A pesar de todas las dificultades, de la crisis acumulada y de la incertidumbre que general el virus, los industriales están ahí, al pie del cañón, listos para salir a jugar. Nuestro país no necesita una reconstrucción sino algo mucho más simple, que por tan simple a veces parece complejo: un acuerdo sobre cómo repensarnos para alcanzar nuestro ineludible destino industrial.

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