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¿Debe importarnos el éxodo de empresas?

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18 septiembre de 2020

Por Marcos Gallacher  Universidad del CEMA

Al menos tres importantes empresas multinacionales están en proceso de cesar sus actividades en la Argentina: Sodimac (mejoramiento del hogar), Falabella (vestimenta, muebles y electrodomésticos) y Wal-Mart (hipermercado).

Existen opiniones dispares sobre el impacto que el éxodo de empresas multinacionales como las mencionadas sobre la economía argentina. Los optimistas señalan que lo que el consumidor compra hoy en una gran cadena puede comprarlo mañana en un negocio mas pequeño. Según ellos, esto ayudaría a los empresarios locales, y “generaría fuentes de trabajo”. En este grupo se alinea la exdiputada Elisa Carrió, que en la sesión legislativa de noviembre último declaró: “Si se tienen que fundir los supermercados, mejor para la historia del país”.

Otro grupo de observadores se muestra preocupado, afirmando que el éxodo de estas multinacionales resultará en “pérdidas de fuentes de trabajo”. Para estos, el tema central es el aumento del desempleo que podría resultar del cierre de empresas que son líderes en su sector.

Diferimos con ambas posturas. Los que (como Carrió) piensan que los consumidores se beneficiarán con la partida de las grandes cadenas se equivocan, y mucho. Existen variadas razones que explican por qué los grandes negocios en general permiten menores precios al consumidor, mayor variedad, calidad más alta y una experiencia de consumo más agradable.

También se equivocan los que advierten que el éxodo de estas empresas resultará en “pérdidas de puestos de trabajo”. En efecto: si bien los trabajadores de las empresas que cierran quedarán cesantes, no hay razón para que en un plazo relativamente corto consigan otro trabajo. En especial, si están dispuestos a aceptar un recorte en sus ingresos, y un deterioro en condiciones de empleo y posibilidades de progreso. Para el que quiere, trabajo habrá.

Por lo tanto, no es de esperar un “beneficio” por el hecho de que ahora los consumidores no pueden acceder a estos negocios. Pero además, el “costo” para nuestra economía que resulta del éxodo de un Wal-Mart, un Sodimac o un Falabella no tiene nada que ver con “pérdidas de fuentes de trabajo”.

La empresa multinacional tiene características propias, con impactos profundos en las economías en las cuales operan. Por de pronto, la multinacional accede a economías de escala significativas. Esto le permite capturar rentas, pero también llegar con precios mas bajos a los consumidores. La gran empresa logra también reducir “costos de transacción”, que son los costos asociados a establecer vínculos no solo con proveedores sino también con clientes. En esta categoría entran costos contractuales convencionales, costos de búsqueda, de control de calidad y de reservas por eventos inciertos.

Operar en múltiples mercados y a escala global permite a la multinacional generar “capital humano gerencial” con efectividad y rapidez. En efecto, algunos observadores argumentan que la multinacional es en definitiva un “cuasi-mercado” a través del cual circulan ideas, recursos humanos y capital financiero para inversión. Estos recursos circulan en este “cuasi-mercado” con mucha mayor facilidad que lo que harían por fuera de la organización multinacional.

Las mejoras de management asociados a cadenas multinacionales se traducen en mejoras en sistemas de información, gestión de la cadena de suministros, control de calidad, sistemas de gestión de recursos humanos, relación con proveedores, manejo de inventarios y otros aspectos. Una parte no menor de estas innovaciones se difunden a todas las empresas que tienen relación con ellas. La gran empresa internacional tiene entonces un impacto no menor en la adopción de tecnología por parte de las empresas locales.

Acceder a mercados de países desarrollados, con altas exigencias de calidad, se facilita de forma considerable si las transacciones se realizan a través de una cadena de valor asociada a una multinacional de prestigio. Esto es especialmente importante para productos alimenticios, que deben cumplir con rigurosos estándares de inocuidad. Lo que para una empresa local pequeña o mediana puede resultar difícil, puede ser perfectamente factible para una multinacional de mayor tamaño.

En definitiva, el éxodo de empresas multinacionales de prestigio resulta en un alto costo para la economía argentina. Este costo no está representado por “pérdidas de fuentes de trabajo”, sino por el impacto que estas empresas tienen sobre los flujos de innovación y calidad gerencial. Lo que se pierde es acceso a la frontera del conocimiento sobre organización y gestión empresarial.

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