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Alta adhesión al canje, pero hay dudas con la meta fiscal de 2021

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01 septiembre de 2020

Luego de varios meses de negociación con los acreedores privados de la deuda bajo ley extranjera, el Gobierno anunció ayer que la adhesión a la última oferta oficial fue del 93,5%, por lo que se superaron los mínimos requeridos en las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC), que eran de 66% y 85% en los bonos de indenture 2016 y 2005, respectivamente. En base al nivel de adhesión, el porcentaje reestructurado se eleva al 99%. De esta manera, se saldrá del default en el que el país cayó el pasado 22 de mayo.

En cuanto a los que no aceptaron la oferta y quedaron afuera del canje, concentrados principalmente en los bonos PAR de 2010, tanto en dólares como en euros, estos suman aproximadamente unos US$ 600 millones de nominales. Desde el mercado estiman que en estos casos probablemente se pagará el 100% para quedar así sin nada en default. Al respecto, creen que sería lo más fácil y la mejor decisión.

“El resultado anunciado ya estaba bastante anticipado. Me parece que la sorpresa habría sido una adhesión por debajo del 85%. La adhesión fue muy alta, lo cual es positivo en cierto aspecto porque quiere decir que la oferta es buena, que esos títulos tienen valor. Aunque se le sacó poco jugo a las CAC. Se pudo haber aprovechado más, teniendo en cuenta que los mínimos eran del 66% y del 85% y de ahí se podían llevar hasta el 99% o 100%, según la especie”, afirmó ante El Economista Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.

De acuerdo con Lorenzo, el error estuvo en haber mostrado la estrategia Pac-Man en la primera oferta. “Con eso en la última oferta, ya con la cuestión un poco más cerca de las posturas, se podría haber logrado hacer entrar a un par más. Haberlos agrupado mejor y aprovechar mejor las CAC. Creo que el error se cometió al mostrar las cartas en la primera oferta y ahí se empantanó”, explicó.

Meta fiscal

Federico Furiase, director del Estudio EcoGo, destacó que con el nuevo perfil de vencimientos, que genera un alivio financiero para los próximos años, quedará un aire para lograr una consolidación fiscal viable durante la etapa de la pospandemia en el marco de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y del actual escenario de hiperliquidez global.

Sin embargo, durante la presentación del resultado, en la que estuvieron presentes el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, entre otros integrantes del Gobierno, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó: “El déficit fiscal primario al que se apunta tiene que ver con la idea de que tiene que ser lo suficientemente grande como para poder tener la capacidad de impulsar a la economía, pero también tiene que estar lo suficientemente contenido en función de cuál es la capacidad de financiar lo que tenemos”.

El ministro comentó que el 15 de septiembre enviarán al Congreso el Presupuesto del próximo año, que “muestra el marco fiscal y financiero sobre el cual se asentarán las políticas públicas en pos de la recuperación en 2021”. En ese sentido, anticipó que ese proyecto contempla un déficit fiscal primario de 4,5% del PIB para el próximo año. Según cálculos privados, el rojo fiscal primario de este año se ubicará entre 6% y 7% del PIB.

“El 4,5% de déficit fiscal primario para 2021 probablemente haga ruido en el mercado, aunque hay que ver la negociación con el FMI y lo que se proyecte para el resto de los años. El mercado va a dudar, vamos a tener que estar atentos a las señales mes a mes y a lo que se negocie con el FMI. La política no va a convalidar un ajuste brusco en 2021, que es un año electoral, con lo cual la clave será mostrar un camino de consolidación fiscal en los próximos años”, afirmó Furiase ante El Economista.

En ese sentido, señaló que el mercado esperaría un déficit más bajo, aunque afirmó que lo importante es que se marque un rumbo consistente y que se empiece a financiar más en el mercado local de capitales para aflojar la emisión monetaria y el crecimiento de los pasivos remunerados que hoy ejercen una fuerte presión sobre a la brecha cambiaria y las reservas del Banco Central.

Asimismo, Adrián Yarde Buller, economista jefe del Grupo SBS, coincidió en diálogo con este medio que esa meta fiscal para 2021 “es una señal que no luce demasiado prudente”. En tanto, Lorenzo consideró que lo adecuado habría sido apuntar a un rango de entre 2% y 4% de déficit, dependiendo de cuánto se espera que se recupere la economía el próximo año. “Un déficit de 4,5% es alto. Hay que ver si pasa en la negociación con el FMI”, resaltó.

Impacto esperado

En cuanto al impacto que tendrá la confirmación del acuerdo con los bonistas y el resultado del nivel de adhesión al canje, sobre todo en los precios de los activos financieros, Lorenzo señaló que si bien la exit yield es del 10%, afuera el mercado va a pedir alrededor del 12%, que es lo que está cotizando. “No lo veo como algo muy disruptivo. Está en línea con lo que se esperaba”, indicó.

Por su parte, Yarde Buller estimó que la reacción de los mercados debería ser positiva, “en un mundo en el que la deuda reestructurada de Ecuador salió cotizando por debajo del 10%, mientras que los bonos de Argentina estaban al 12%”. Sin embargo, detalló que dicho impacto positivo no se daría inmediatamente, sino que podría tardar varias ruedas en manifestarse.

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