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Sevilla, un eterno campeón para disfrutar

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24 agosto de 2020

Por Nicolás Piñon

Paul Pogba, Christian Erikssen, Edin Dzekoy Adama Traore. Todos afuera. Todas casi o grandes figuras del fútbol mundial. Por pasado, presente o futuro, todos ellos comparten el denominador común de no sólo jugar o haberlo hecho en los más grandes equipos del planeta, sino de valer lo que muy pocos jugadores del Sevilla cotizan. Y todos ellos con el Manchester United, el Inter, la Roma y el Wolverhampton, sus respectivos equipos, mordieron el polvo frente al equipo andaluz, campeón una vez más de la Europa League. El eterno campéon.

Cuánta cantidad invertida, se podrá decir. Y qué poca inteligencia para invertirla, podrían ser las palabras que completaran la oración. Asegurarse vender camisetas no equivale a ganar títulos, y si sabrá de eso Julen Lopetegui, DT del Sevilla. Porque no cuenta en su plantel campeón con ninguna mega estrella como las que sí sobran en los rivales que eliminó. Pero Lopetegui no parece comer vidrio. No le vengan con espejitos de colores. En su equipo hay calidad, pero por sobre todas las cosas, trabajo.

Lopetegui y el Sevilla fueron amplios merecedores de levantar la copa en Colonia, Alemania, en esta versión atípica del torneo jugada a eliminación directa, a modo mundial. Con un juego agresivo, dominante, arriesgándolo todo aún cuando tenía potencias enfrente, la idea de salir a matar o morir lo sedujo más que esperar y ver qué pasada. Tuvo el guiño de la fortuna ante el Manchester United en la semifinal y por momentos la pasó mal, algo inevitable, claro. Pero tuvo también la firmeza de una defensa y su arquero, con personalidad para levantarse a pesar de los errores.

Quién mejor que Diego Carlos, defensor andaluz, para representar eso: tras el torpe penal que le cometió a Romelu Lukaku para aventajar al Inter, volvió a equivocarse en el 2-2 rival cometiendo un foul más que evitable. Sin embargo, tras ello metió una espectacular chilena para el 3-2 final. Y anda cantarle a Gardel, Conte. Acomodate la peluca y andá.

Fue la despedida de Ever Banega, y qué manera de despedirse eligió el 10. Recibiendo como Juan Román Riquelme en el Boca del pasado, con la raya izquierda detrás, y un altísimo porcentaje de precisión en pases, su producción generó el asombro de propios y extraños, antes de irse por la puerta grande.

Si hasta Ever se dio el lujo de desatar la furia del elegante tano Antonio Conte, DT del Inter, cuando éste lo apuraba, preguntándole con sorna si llevaba peluca. Ever dominó a su diablo interno y fue genio entre figuras, para descorchar en plena época de Covid-19.

Que va a costar reemplazarlo en Andalucía es innegable y una lástima, pero será tema para otro momento. De todos modos, dado la temporada del Sevilla (3° en Liga Española, además) no sorprendería que Julen Lopetegui encuentre rápidamente una solución, si es que no la tiene ya en mente. Pretendiendo no desviarnos demasiado del eje, lo de Banega dejó picando la pregunta de si no merecería al menos un llamadito de Lionel Scaloni, DT de la Selección Argentina, en la reanudación de las Eliminatorias FIFA en octubre.

Llamado que seguramente recibirá Lucas Ocampos, gran MVP del campeón, pieza fundamental y revelación para Lopetegui, que finalmente se encontró con su mejor versión por más que jugara final y semi con una molestia. En cada partido, el ex River dejó su huella, confirmando lo que alguna vez dijo un tal Lionel Messi de que es “una aparición extraordinaria para el fútbol argentino”.

Además del ojo y la astucia de Lopetegui, el histórico Jesús Navas, Suso, Reguilón y De Jong también pueden mencionarse como jugadores clave del campeón. Un eterno campeón para disfrutar.

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