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Regulación fintech en China: política de desarrollo estratégico

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13 agosto de 2020

Por Ignacio E. Carballo Director Ecosistema Programas Fintech UCA

Mucho se habla de China como “faro” de todo ecosistema fintech, pero poco sobre su regulación y el rol del Gobierno en ese desarrollo. Esta tendencia a omitir el rol del regulador al relatar la historia del ecosistema fintech chino está muchas veces escudada bajo el hecho de que “son un Estado socialista”. No obstante, para bien o para mal, ignorar el rol del sector público en el desarrollo del ecosistema tomado como ejemplo en todo el mundo fintech es un grave error. En base a un artículo publicado por Julio Sevares en “Ola Financiera”, revista sobre finanzas de profesores de la UNAM, podemos resumir cómo fue avanzando la República Popular de China poniendo a las fintech en el centro de su política de desarrollo.

A partir de 2010 las autoridades en China comenzaron a introducir regulaciones sobre el funcionamiento de los sistemas de pagos con “terceros” (por ejemplo, Alipay, WeChat Pay, etcétera), pero siempre pensando en desarrollar al sector como política de Estado. Desde 2015 el Consejo de Estado estableció planes para promover las fintech en campos como computación en la nube, Big Data e Inteligencia Artificial. Estos planes involucraron también el desarrollo de organizaciones público-privadas.

También en 2015, el Banco Popular de China creó la empresa de alificación de riesgo Baihang para ofrecer servicio de determinación de riesgo de crédito (credit scoring) en las fintech, con la participación del Estado y empresas privadas del sector. La institución reúne información sobre más de 600 fintech. Un punto a destacar es que, en un principio, Alibaba y Tencent se negaron a compartir datos con el Gobierno. Hoy el 36% de la propiedad de Baihang está en manos de la Asociación Nacional de Finanzas en Internet (NIFA) y el resto está distribuido entre privados. Específicamente, ocho gigantes fintech, entre los cuales Alibaba y Tencent tienen 8% cada uno.

NIFA es un ejemplo de articulación Público-Privado. Fue creada por el gobierno chino en 2016 como parte de su tarea para supervisar y regular el emergente negocio de fintech. En julio de 2015 el banco central y nueve ministerios publicaron el documento Opiniones para Guiar la Promoción de un Desarrollo Saludable de las Finanzas de Internet con el que se estableció el cuadro de regulación de finanzas en Internet.

En abril de 2016 el Consejo de Estado lanzó el Plan para la Implementación de la Rectificación de los Riesgos Financieros en Internet. Ese mismo mes la Comisión Reguladora de Bancos publicó sucesivos documentos para la regulación de microcréditos.

En noviembre de 2016, el banco publicó la Guía sobre Administración de Documentación y Registro de la Información sobre Préstamos Online.  En agosto de 2017, el Gobierno estableció la Corporación de Clearing NetsUnion, para darle acceso a un sistema de clearing y liquidaciones centralizado a los proveedores del servicio de tercera parte en los pagos, como Alipay, Tenpay y JDpay. Antes de eso los reguladores no tenían la capacidad de seguir el rastro de los flujos de capital y los datos de pagos estaban muy concentrados en manos de las grandes fintech por lo que los reguladores estaban en riesgo de perder la capacidad de vigilar el sistema.

En 2017, el Gobierno chino estableció el Comité para Estabilidad Financiera y el Desarrollo, un supersupervisor dependiente del Consejo de Estado (máximo organismo ejecutivo del Gobierno chino, encabezado por el Primer Ministro) y presidido por el gobernador del banco central. Ese mismo año, el banco central y otros reguladores también publicaron el Plan de Desarrollo del Sistema de Estandarización para la Industria Financiera (2016- 2020) aplicable a las fintech. Así es, un plan cuatrienal para contemplando al sector.

En octubre de 2017, la Comisión Reguladora de Valores de China (CSRC) implementó nuevas regulaciones exigiendo a los administradores de fondos fintech que el volumen de sus activos no exceda 20 veces sus reservas de riesgo. En línea con la política de control del Gobierno chino, en 2018 el banco central emitió el Establecimiento de un Sistema de Crédito basado en Internet en el cual expone medidas para promover y desarrollar un sistema de información de crédito que cubra toda la sociedad.

En abril de 2018. el Gobierno fusionó la regulación bancaria y de seguros en la Comisión Reguladora de Bancos y Seguros de China (CBIRC). En agosto, la CBIRC emitió el “Plan para el Establecimiento General sobre Regtech”, lanzando así una política oficial unificada sobre regtech. A fines de 2018, el banco central lanzó el programa piloto de aplicaciones fintech en diez provincias y ciudades, incluyendo Beijing, Shanghai y Guangdong, para explorar prácticas fintech con el propósito de apoyar las economías y mejorar la capacidad de control de riesgo. Es muy interesante en este caso pues el programa incluye una aplicación piloto para impulsar el análisis de Big Data y su utilización en los servicios financieros.

En marzo de 2019, el Comité de las Fintech del Banco Popular de China mantuvo su primer encuentro en el que enfatizó la necesidad de fortalecer la investigación y planeamiento sobre las fintech e incrementar la gestión operativa para dar más ímpetu y mejora del sector. En agosto de 2019, el banco lanzó el Plan para el Desarrollo de Fintech (2019- 2021) para promover la aplicación de la ciencia y la tecnología en el sector financiero e incrementar la satisfacción del público con los productos y servicios financieros digitales a 2021. El plan señala desafíos como la necesidad de construir un sistema regulatorio unificado e instrumentos para identificación y prevención de riesgos. Habla mucho de la regulación, pero pone a las fintech como protagonistas del desarrollo económico. Para ser claros, lo más importante es que el Plan enfatiza la “necesidad de convertir a las fintech en un nuevo motor del desarrollo financiero promoviendo el desarrollo saludable y sustentable de la economía real”.

En octubre de 2019, la oficina de Shanghai del banco central implementó el sistema de Sandbox por el cual antes de obtener su licencia una startup fintech debe establecer un laboratorio local bajo la guía de las autoridades para evaluar su modelo de negocios. En diciembre de ese año, el banco comunicó que la Evaluación de Aplicaciones de Beijing obtuvo la aprobación de 46 proyectos de 77 entidades, en áreas que incluyen finanzas, cuidado sanitario, cuidado de mayores, agricultura, pagos por reconocimiento facial y tarjetas. Ese mismo mes, el banco anunció el lanzamiento de Sandbox Evaluación de Regulatoria de Innovaciones en Fintech de Beijing, enfocado en áreas como aplicaciones de seguros, vida cotidiana, integración de datos y regtech.

En enero de 2020, comenzó la ejecución del plan trianual del banco central con el lanzamiento de programas públicos-privados: financiamiento a cadenas de suministro, microcréditos, pagos electrónicos con tokens, desarrollo de API, préstamos rápidos, POS en teléfonos celulares. En marzo de 2020 el Banco Central aprobó una serie de aplicaciones fintech que habían testeadas en el Sandbox de Beijing. Cinco pertenecen a bancos comerciales como ICBC, Banco Agrícola y Citi y una a la empresa de tarjetas de crédito Union Pay en asociación con dos fintech

Para concluir, teniendo en cuenta cómo se paró el Gobierno chino frente a las fintech y a gigantes como Tencent, Alibaba o Baidu ¿acaso podemos ignorar que hoy China es el único país en todo el mundo con empresas que pueden hacer frente a gigantes como Facebook o Google? Sin duda su modelo tiene un enorme costo en términos de libertades civiles y demás, pero, siendo pragmáticos: lograron ser el único país que no transfiere diariamente valor a gigantes tech de Estados Unidos. Es más, podríamos decir que la ecuación comienza a ser cada vez más a la inversa con casos como TikTok u otros. Sin duda algunas iniciativas podrán haber nacido “del mercado”, ¿pero podemos afirmar que el desarrollo descomunal que siguió hubiera sido posible sin el Estado poniendo a las fintech como eje de desarrollo económico? ¿Habría sido igual, menor o mayor? ¿con o sin riesgos materializados? Cada lector sacará sus propias conclusiones?

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