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En política, todos es diferente a 2001

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04 agosto de 2020

Por Augusto Milano

En estos días suelen hacer comparaciones entre la crisis económica de 2001/2002 y la actual. La magnitud de la caída es el punto en común más allá de las diferencias en las circunstancias previas y el contexto en el cual se desarrollaron. La mayor diferencia es que esta crisis económica fue originada por un problema sanitario.

Por otra parte, el derrumbe de hace veinte años tuvo enormes consecuencias políticas que por ahora no se perciben en este momento. Antes del colapso económico, el deterioro del sistema político era evidente como se comprobó con el masivo voto bronca en las elecciones legislativas de octubre de 2001 en las que se castigó más al Gobierno que al peronismo que estaba en la oposición.

Pero había un malestar generalizado que se expresaba en el “que se vayan todos” dirigido a toda la dirigencia política. Además se produjeron múltiples cambios. Hubo un giro ideológico en la sociedad que se expresó a partir de la presidencia de Eduardo Duhalde y se completó con la de Néstor Kirchner, que llevó a que el peronismo se rencontrase con una orientación que le era más propia que la de Carlos Menem. Por otra parte, la UCR resultó la más dañada y tuvo un desempeño electoral muy pobre en las elecciones siguientes. De todas maneras, en la medida en que la economía comenzó a recuperase, los oficialismos volvieron a prevalecer en las elecciones de 2003.

La situación ahora es distinta. El Gobierno tiene un nivel de respaldo muy superior al de entonces y la crisis económica se produjo por una cuestión sanitaria que vino de afuera, y no por falencias de la política interna, más allá de que el país entre mal parado a esta situación. Por otra parte, la respuesta de las autoridades nacionales frente a la pandemia fue evaluada positivamente. También lo fue la de los gobernadores e intendentes a los que se observó cerca de la gente, poniéndole el cuerpo a la situación. Se reclamó y valoró la presencia del Estado.

Por supuesto que aún no se sabe cuál será la reacción de la sociedad en términos electorales, cuando luego de pandemia, quede al descubierto su impacto económico social. De todas maneras, hoy no se vislumbra un cuestionamiento generalizado a la dirigencia ni un reordenamiento integral del sistema político.

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