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El mundo del trabajo después de la pandemia

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05 agosto de 2020

Por Adrián Gilabert  Autor del libro “El trabajo ha muerto” y especialista en crisis empresaria

Solemos pensar en términos de cambios. Un evento abrupto que cambia las cosas de la noche a la mañana. Sin embargo, lo que en verdad está ocurriendo todo el tiempo es un proceso de transformación continuo que jamás se detiene. Desde el primer homo sapiens no se detuvo y se extiende al infinito. Claro está que hay acontecimientos que aceleran o desaceleran el proceso de transformación. Estos acontecimientos especiales, como la pandemia, plantean escenarios caóticos que nos obligan a tomar decisiones. En efecto la palabra crisis viene del griego y significa “decisión”. Así es que las diferentes sociedades del planeta han tomado diversas decisiones respecto de cómo afrontar la pandemia. Y aprenderemos mucho de esta dolorosa experiencia, aún nos falta camino por recorrer para terminar de ver la totalidad de los efectos.

También, ya nos estamos preguntando “¿cómo va a ser la vida, el trabajo, después de esto?” y quizás sea momento de modificar esa pregunta y pensar “¿cómo queremos que sea?”. Esto es clave, porque el proceso de transformación se va moldeando en base a dos fuerzas, la de la creación que empuja a nuevas ideas y modelos versus la de la resistencia que se opone para que nada cambie.

El proceso de transformación en el trabajo que hoy se nos hace evidente se venía gestando, poco a poco y la pandemia lo aceleró.

Sobre estos “cambios” En términos generales es un cambio en el sistema de pensamiento, viejas creencias que se van desvaneciendo producido por un juego compartido entre nuestra necesidad de modificar cosas buscando cada día más satisfacción (deseo) y las nuevas tecnologías que permiten que el nuevo formato tenga lugar. Por ejemplo, había ya una necesidad imperiosa de no perder horas al día viajando para ir a trabajar, en las grandes ciudades esto era un tema de mucha insatisfacción, sin embargo las tecnología para evitar eso ya las teníamos hace tiempo. Ese “trade off” entre necesidad, deseo y tecnología que lo permite, nos hace avanzar.

Veamos en detalle qué podría ser ese cambio en el sistema de pensamiento respecto del trabajo.

Modelo sistémico Empezamos a considerar a cada empresa como parte integrante de un sistema complejo. Se diluyen los bordes con proveedores y clientes, se minimiza la intermediación. Se incorpora dentro del modelo mental sistémico al medioambiente y a la comunidad de la cual forma parte. Las estrategias y acciones se piensan con impactos múltiples. Económicos, ambientales, comunitarios, de desarrollo personal.

La búsqueda de la actividad plena El desarrollo de una actividad laboral y/o empresaria basada en el propósito (razón de ser) integral y abarcativo, en la aplicación de los talentos y no tanto del uso de las herramientas. Vamos camino a dejar el sistema de creencias “trabajador-engranaje”.

Creación de valor versus jornada laboral Se diluye el valor del tiempo dedicado a una labor y pasan a tener más peso y valor las ideas, las soluciones a problemas, la comunicación creativa, la colaboración y asociación libre. También, cosa que ya hemos advertido en este período, no será necesario trabajar 8 horas diarias para producir valor. El consumir menos tiempo de viajes, de tiempos “muertos” con reuniones multitudinarias ya de por sí reducen la carga horaria. Pero más importante aún será un nuevo sistema de creencias que es evidente: quien se apasiona con lo que hace produce en 4 horas lo que alguien no apasionado haría en 4 años?

Modelo de organización singular, no piramidal Para crear valor, para expandir la creatividad y funcionar dentro de un sistema (ya no de una empresa) será necesario acelerar el cambio de las estructuras piramidales. Empresas jóvenes de este siglo ya han comenzado a hacerlo con interesantes resultados. Se profundizan los modelos circulares, celulares, aunque animo a pensar un poco más allá y considerar a cada organización de manera singular, única e irrepetible, pensada para cumplir con un propósito.

El líder deja de ser líder Con el cambio de modelo piramidal/vertical a singular, se desconcentra el poder y cambia el estilo de liderazgo vertical y de control. Se transforma en un gran aceitador de conexiones, un facilitador de soluciones, comunicador/traductor de situaciones, educador de talentos.

El educador deja de ser educador Los conocimientos están disponibles en línea, el estudio a distancia gana terreno. El educador se transforma en un educador de talentos, un guía para el pensamiento crítico, un armonizador de experimentos. Se sale de la educación “militante”. La formación clásica se diluye. Se va a la educación múltiple. La especialización será una hiperespecialización en particular en nuevas tecnologías y el resto será de intereses múltiples de tal manera de poder expandir la mente para la creación de nuevas ideas y soluciones abarcando diversos ámbitos del conocimiento.

Renacimiento del arte Con más tiempo libre, con mayor creación de valor y como manifestación de una nueva época (una nueva ilustración) las artes podrían tener un auge. Incluso la incorporación de las mismas dentro del ámbito de las organizaciones como nueva forma de conectar con la sociedad agregando valor espiritual al vínculo yendo más allá de lo comercial.

Aceleración de incorporación tecnológica La pandemia nos ha mostrado la importancia de hacer cambios en el momento adecuado. Las empresas que hicieron el cambio a la venta online antes del 2017 se han adaptado rápido y han obtenido interesantes resultados. Este aprendizaje potenciará la incorporación más rápida de las siguientes tecnologías al mundo del trabajo y los negocios: blockchain, machine learning, inteligencia artificial, realidad virtual.

Consumo de bienes local, consumo de servicios global Consumiremos más de lo que nuestra comunidad cercana produce, y mucho menos de productos que provienen de otros países, en la búsqueda de la reducción de la huella de carbono. Pero los servicios serán los que se comprarán de manera planetaria, sin fronteras, con una explosión de demanda monumental.

Rediseño de espacios físicos Se pensarán de nuevo los espacios de oficinas, posiblemente enfocados en espacios aptos para trabajo grupal, creativo, de charlas, talleres, presentaciones. Incluso las viviendas podrían cambiar pensando en que buena parte del tiempo se trabajará desde la casa. Imaginemos un departamento de dos ambientes con dos “office” insonorizados preparados para cada miembro de la pareja.

Ud. se estará preguntando a esta altura si los diez puntos mencionados ocurrirán o no. Tampoco lo sé. Porque aquello que ocurrirá en el futuro es la resultante de un juego de fuerzas. Una fuerza que avanza, que crea y otra que se le opone, es decir, una fuerza restrictiva.

En este juego de fuerzas no es tan importante el dinero o los recursos como lo son las ideas, las soluciones. No se trata, en el fondo, de predecir lo que va a ocurrir, sino de co-crear, co-construir el nuevo mundo que deseamos. Si nos quedamos esperando a ver “lo que va a ocurrir” le estamos haciendo espacio a la fuerza restrictiva y reduccionista.

Respetemos nuestra esencia creadora, singular, múltiple. Seamos bien humanos.

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