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Dinero digital sobre blockchain: regulado, pero con la privacidad del efectivo

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Gonzalo Martínez Mosquera 14 agosto de 2020

Por Gonzalo Martínez Mosquera Embajador de Algorand @gonzo_mm

En un artículo del 6 de marzo comenté que el país Islas Marshall había anunciado que implementará su sistema monetario sobre la blockchain de Algorand.

La razón para hacerlo es la posibilidad de presetear la velocidad de emisión monetaria y que el banco central no pudiera modificarlo para financiar al Tesoro (el sueño de Milton Friedman). Recordemos que la Blockchain es el mundo de la descentralización y, por lo tanto, al no haber alguien que “mande”, lo que está programado en el código no sería modificable por un ente central.

// Qué es blockchain y por qué llegó para quedarse en Argentina

Más allá de que me parece una mala idea desde el punto de vista de política monetaria (por cuestiones que no vale la pena explicar acá) es importante rescatar que aquella (la descentralización) es una de las razones que podrían llevar a un país a implementar su sistema monetario sobre esta nueva tecnología.

Token vs. registro

En un artículo de esta semana, la Reserva Federal de Nueva York explicó su visión respecto a la diferencia entre un dinero “token” y uno basado en “registros”. Esta diferencia puede mostrar otra muy buena razón para desarrollar el sistema monetario de un país sobre las criptos.

La diferencia entre token y cuentas ya existía antes del arribo de Bitcoin y compañía.

El ejemplo clásico del dinero “token” son los billetes y monedas. En ese caso, lo que importa no es quién es el que está usando ese dinero sino que ese token (valga la redundancia) sea válido (no sea falsificado). Todas las monedas de oro y plata, o los famosos “Tally Sticks” (usados hasta mediados del Siglo 19 en Inglaterra) son otros ejemplos claros de dinero token.

Por otra parte, para el dinero como “registro”, lo que importa para usarlo es poder probar que uno es el dueño legítimo de aquello que está representado en la contabilidad. El ejemplo típico es el caso de los depósitos bancarios donde para usarlos uno necesita la clave del Home Banking que lo habilita a actualizar una parte de los registros del sistema monetario. Hoy en día la enorme mayoría del dinero en el mundo se encuentra en esta forma.

¿Qué tiene que ver con la Blockchain?

Como explica el artículo mencionado de la Fed de Nueva York, el caso de las criptomonedas con tecnología blockchain tiene la particularidad de ser una forma de dinero donde confluyen ambas formas: token y registro. Esta es una propiedad que lo hace especialmente útil como vehículo del dinero digital estatal.

En términos generales, sobre blockchain, el dinero funcionaría como un registro. La diferencia esencial con el dinero bancario, antes mencionado, es que el registro donde se reflejarían las transacciones es descentralizado. De la misma manera que para acceder a aquel uno necesita una contraseña que le permite usar el Home Banking (o un documento que prueba la identidad), en la blockchain uno puede probar que es el dueño de aquello que está guardado en la plataforma con una simple password y una wallet.

Por otro lado, en tecnología cripto, uno puede configurar el sistema para que sea anónimo, o mejor dicho pseudónimo, como en el caso de Bitcoin. De esta manera, uno podría tener un dinero del tipo “registro” que se comportara como “token” asegurando la privacidad del dueño de los fondos.

¿Y qué ventajas traería hacerlo de esa manera?

El problema que se le está presentando a los reguladores es que si el dinero digital es anónimo podría ser usado para financiar terrorismo o lavar dinero. Imaginemos a Pablo Escobar si, en vez de tener que enterrar millones de dólares en efectivo en su jardín, pudiera tenerlos cómodamente en una wallet de su celular. Ahí es donde aparece la Blockchain. En primer lugar, como mencioné, recordemos que estamos hablando de un archivo descentralizado que es público y que ningún ente particular maneja. Esto implica que todo lo que ocurre en el mismo es de dominio general y que además nadie puede alterarlo por fuera de las reglas previamente estipuladas y codificadas.

De esta forma, uno podría pensar en la posibilidad de programar un dinero “token” (privado) que se convirtiera en dinero “registro” (con identidad revelada) bajo determinadas circunstancias preestablecidas.

Por ejemplo, uno podría abrir una “cuenta corriente” en la blockchain (similar a la que uno tiene en un banco) y que aquella estuviera vinculada a la identidad real del usuario. Esa identidad se encontraría oculta mediante encriptación de manera tal que nadie pudiera acceder a la misma salvo que fuera, por ejemplo, una autoridad pertinente.

Supongamos que existieran movimientos sospechosos en la cuenta que ameritaran, a criterio de un juez, que se revelase la identidad del usuario. Podría pensarse la posibilidad de reservar una clave especial que quedara en poder de aquel, el cual podría acceder a los datos del dueño de esa token. Esto le complicaría la vida al terrorismo, el lavado de dinero y otros actos delictivos que quisieran aprovecharse de la privacidad generada por la encriptación.

Es importante señalar que ese poder de intervención no podría ser abusado por parte de la autoridad estatal debido a que, por tratarse de un registro público, quedaría expuesto ante toda la comunidad si no tuviera una razón fundada para hacerlo. Esto prevendría su uso como posible fuente de corrupción o control social que fuera contra las libertades individuales.

No quiero dejar de mencionar, por otro lado, una enorme ventaja asociada a lo antedicho y es el de la “inclusión financiera”. Pensemos que todas las transacciones que hace una persona con efectivo no dejan registro en ningún lado, lo cual muchas veces le cierra acceso al sistema a mucha gente por no contar con un historial financiero demostrable.

La doble característica del dinero sobre blockchain, de poder ser token (privado) y registro, podría implicar para aquel la posibilidad de “mostrarle”, por ejemplo, a un agente de crédito su historial financiero sin la necesidad perder su privacidad.

Como se ve, el mundo de las criptomonedas es mucho más que el precio del Bitcoin o una forma de comprar dólares por fuera del sistema. El mismo acarrea ventajas que, de ser utilizadas correctamente, pueden implicar la posibilidad de tener un dinero con características de privacidad similares al efectivo sin el riesgo de que fuera utilizado para actividades ilícitas.

El dinero estatal en formato digital está avanzando a pasos agigantados en todas partes del mundo empujado, en parte, por las apariciones de Bitcoin, Libra y la pandemia. Una gran duda que surge refiere a la conveniencia de hacerlo o no sobre la tecnología de las criptomonedas. La confianza y privacidad que estas otorgan puede ser una buena razón para que se las considere como plataforma para aquel uso.

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