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Biden va al frente, pero Trump puede dar pelea

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21 agosto de 2020

Bill Clinton dijo en la Convención Demócrata que los errores de Donald Trump llevaron a que Estados Unidos, que tiene sólo el 4% de la población mundial, registre el 25% de las muertes por Covid-19. También sostuvo que era el único país desarrollado en el que la tasa de desempleo se había triplicado. Si a esos datos contundentes, se le suman las encuestas que muestran a Trump con casi 8 puntos menos que Joe Biden en la intención de voto y con la mayoría de la población con una evaluación negativa de la gestión del Gobierno, se podría concluir que la elección está definida. Pero hay otros datos a considerar y que impiden un juicio tan categórico.

Un punto clave es que Trump tiene un sólido apoyo en algunos segmentos del electorado como son los hombres blancos y de menor nivel educativo. Además, en tiempos de política fuertemente identitaria, las lealtades electorales se mantienen más allá de los resultados concretos de un gobierno. Por otra parte, Trump no desilusionó a su base electoral durante estos años porque hizo lo que se esperaba de él. Eso hace, que aun siendo menos, los que apoyan a Trump estén más entusiasmados que los demócratas con su candidato, lo que anticipa una elevada participación en las elecciones, un dato clave en un país en el que el voto no es obligatorio.

Todo esto explica porque Trump todavía está en carrera. Según el promedio de encuestas que realiza el sitio Real Clear Politics la superioridad de Biden en los distritos que son considerados decisivos para ganar la elección es de 4,2 puntos, la mitad de la ventaja que lleva en el voto total. Al Gore en 2000 y Hillary Clinton en 2016 obtuvieron más votos que el candidato republicano, pero perdieron en el Colegio Electoral. Trump ganó por mínima diferencia en algunos estados industriales y eso le permitió sumar los electores necesarios para ganar. De allí que los oradores en la Convención Demócrata hicieran tantas invocaciones a los segmentos de la población que le son más afines sobre la necesidad de lograr una alta participación.

Pero una estrategia ganadora también necesita convocar al electorado independiente, orientar parte del mensaje de campaña hacia el centro del espectro ideológico, que si bien está cada vez menos poblado en una sociedad políticamente polarizada, puede aportar los votos necesarios para ganar. Y esa será la tarea de Biden a partir de su discurso de aceptación de candidatura que realizó anoche y por los próximos 75 días. Por otra parte, si pretende ser la contracara de un Presidente al que se acusará de dividir el país, un mensaje conciliador e integrador, es el único posible.

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