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RH: cómo y cuándo descentralizar procesos

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31 julio de 2020

Por Diego Ortega Vicepresidente de Pullmen

En un contexto en que la volatilidad vino para quedarse, y donde la velocidad de los ciclos de negocios junto con la necesidad de competitividad son parte del día a día, el desarrollo de organizaciones con capacidades de aprendizaje permanente y de adaptación constante es hoy un imperativo.

En vistas de alcanzar ese propósito, las empresas tienen alternativas para operar de una manera más “liviana” y, a su vez, con foco en lo que verdaderamente es estratégico en su negocio. Por un lado, la opción es centrarse puntualmente en lo que la organización sabe hacer y que, por tratarse de su ventaja competitiva, no es conveniente que sea realizado por un tercero y, por otro, efectivamente, delegar aquellos procesos que no son el core de su negocio, pero que sí pueden ser realizados con mucha mayor eficiencia por una empresa especializada. En esta búsqueda de competitividad, ¿cuál es el rol que debe asumir Recursos Humanos en la gestión de personas y en la administración de procesos que trascienden la propia estructura organizacional? Si las empresas no se diferencian más por los bienes de producción sino por el talento y el conocimiento que detentan, lo primero es definir quién realmente tiene la capacidad de ofrecer un mejor servicio: la propia compañía o un tercero experto.

Pero vamos por partes. Cuando se descentraliza totalmente un proceso que no es el core de la empresa y tanto los empleados como la dirección son externos, se lo llama tercerización o outsourcing. Este proceso está vinculado con la delegación de tareas que realizan las empresas en terceros a efectos que complementen sus procesos productivos, con la fragmentación del ciclo productivo entre varias empresas cada una de las cuales realiza una parte del mismo, con la división de la empresa en establecimientos ubicados en lugares diferentes e incluso en distintos países, y con la utilización de empresas suministradoras de mano de obra. En estos casos, la responsabilidad de dirección de la operación recae en forma absoluta sobre la tercerizadora. La eficiencia operativa y el ahorro de tiempo es una consecuencia de la descentralización ya que quienes realizan el trabajo cuentan con mayor experiencia y dedicación.

A su vez, vale aclarar que siendo que el principal desafío de RRHH “es hacer de su gestión algo predecible”, los proyectos de las empresas pueden gestionarse a través de la internalización o la externalización de sus procesos productivos, y esta es una decisión estratégica de la mencionada función.

Se trata, en definitiva, de cómo ser más productivo, más competitivo y con un riesgo manejable, en un escenario donde los conflictos son más caros, más frecuentes y más difíciles de prevenir.

¿Cuáles son entonces las herramientas/alternativas o procesos disponibles para hacerlo?

Internalizar Es aconsejable llevar adelante los procesos core del negocio con personal propio: aquello que no es posible delegar.

Intermediación por medio de Empresas de Servicios Eventuales (ESE) Aquí, la empresa se reserva una importante cuota de dirección sobre las tareas, o supervisión y control de los procesos.

Tercerización La empresa delega en su proveedor la dirección de las tareas. La descentralización es “un modo de externalizar aquellos procesos que exceden el foco principal, y de esa manera delegar la supervisión y el control, para atender únicamente la obtención o no de los resultados previstos”

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