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Los inundados buscan refugio en una cumbre muy peligrosa

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Luis Varela 20 julio de 2020

Por Luis Varela

Con pico de contagios diarios y más de 2.200 muertos a cuestas por el Covid-19, el mercado financiero argentino acaba de atravesar la semana más complicada de los últimos cuatro meses. Con el pescado sin vender en el tema deuda y obligado por la caída de recaudación, el Presidente se ve obligado a flexibilizar la cuarentena por varias razones. La principal es porque están cerrando empresas por doquier y el número de despedidos ya es alarmante. Pero, sobre todo, el nivel de recaudación impositiva está por el piso y no tiene fondos suficientes como para seguir manteniendo un gasto público insostenible. La emisión sin parar del Banco Central ya llevó al mercado al extremo, y la situación monetaria es insostenible.

Por esa razón, Alberto Fernández, que dice en cada lugar lo que cada sector quiere escuchar, el Presidente hizo dos movidas que le generaron duros efectos secundarios. Por un lado dijo que él en persona, corriendo a Guzmán, se pondrá en contacto con los acreedores de Black Rock y compañía, que pretenden bonos con más garantía legal, sin tanta distancia en lo económico. Y, además, resolvió mostrarse más cerca de los empresarios, insinuando que no irá por Vicentín y que el impuesto a los grandes patrimonios no es su prioridad.

En línea con eso el ministro Martín Guzmán hizo dos movidas. Por un lado realizó un canje de bonos de ley local, con un éxito relativo. Y por otra parte envió al Congreso un proyecto de ley con un detalle de los bonos que se ofrecerán para canjear los que están bajo ley argentina, en una iniciativa que está en línea con la negociación que se está llevando con los bonista ley Nueva York.

Por supuesto, tanto el canje realizado el viernes como el proyecto de ley tienen su letra chica que demuestra que la situación no es lo que parece. El canje del cierre de la semana pasada fue de Letes, Bonar, títulos dollar linked, y Discount y Par locales por un total de US$ 64.000 millones. Y Economía lo consideró un éxito porque se lograron cambiar nada menos que US$ 42.000 millones. Pero atención: el 66% de los bonos que entraron, es decir US$ 28.000 millones, estaban en manos de organismos del sector público y solo US$ 14.000 millones estaban en manos privadas. Por esa misma razón el riesgo país ni se movió: siguió en 2.344 puntos, es decir ocho veces lo que mide el riesgo promedio de los países de la región.

Al mismo tiempo, en una negociación de la que se conoce poco y nada, en el mercado se asegura que la aceptación de la última oferta de Guzmán no superará el 45%, por lo que si en diez días no se hace una mejora sustancial, quedará un enorme grupo de bonistas afuera del canje, se habilitarán para iniciar juicio en las cortes de NY. Pero, como no se espera que esos fondos inicien acciones legales inmediatas, lo que se teme es que surjan fondos que ya cerraron el canje de 2005, y que tendrían chance de volver a litigar si los bonos que les entregaron Discount y Par NY no se les pagan en tiempo y forma.

Por otra parte, como se percibe una clara resistencia del ala kirchnerista en contra del Presidente, la población va tomando nota de que estamos en una encerrona y que el país caerá indefectiblemente en default, y se siente un riesgo de que el Gobierno, desesperado, siga tomando recursos de donde sea.

Por esa razón, en la última semana se duplicó la compra de dólares en todos los canales. Y, con prestanombres, el Banco Central tuvo que bloquear unas 350 cuentas, situación que generó mucho temor en ahorristas e inversores, que decidieron mover su dinero fuera del alcance de las garras oficiales.

De ese modo, en una semana los dólares libres pegaron el salto más fuerte de las últimas semanas. El blue pasó de $127 a $130. El contado con liquidación trepó de $109 a $118 pesos. Y el dólar MEP se fue de $109 a $116. Todo con duplicación de operaciones con dólar bitcoin, una modalidad que sigue en aumento y que el Banco Central sigue sin dominar.

Con el Indec dando la inflación más alta de la cuarentena, con los argentinos encerrados, sin actividad, y con tarifas congeladas, se conoció que hubo autorizaciones de aumentos del 9% al 15% en precios cuidados y congelados, lo cual plantea riesgos crecientes de inflación para lo inmediato. Todo sin que ni Guzmán ni el Presidente amaguen a dar un plan creíble para el mediano plazo.

Frente a eso, el Grupo de los 6 planteó que el único camino posible es bajar impuestos, recortar el gasto público, beneficiar la inversión, la creación de empresas y empleos, y duplicar las exportaciones. Pero mientras esa propuesta llegaba a Olivos, desde el kirchnerismo querían meter presos a ministros de Alberto, y una ola de autopartistas cerraban sus puertas porque la presión impositiva y el cepo cambiario les hace imposible desarrollar tareas con alguna ventaja.

Con esa situación, la actuación de las acciones y los bonos fue dual. La idea era salir de los pesos y de los títulos estatales argentinos. Por eso en la semana las acciones, que están muy baratas dentro del concierto internacional, con Wall Street muy caro, tuvieron cinco ruedas con precios de títulos privados locales en aumento.

A pesar de lo avanzado que puede tener el canje con los bonos ley NY, y de la equiparación de los bonos locales, los títulos públicos argentinos acumularon en la semana una baja de casi 2%. Increíble, a pesar de ofrecer un canje con las mejores condiciones que reciben los bonos externos igual se caen. Por eso, desde varios centros de inversión locales lo advirtieron con todas las letras: estamos en un punto de inflexión. Si el canje sale mal, la caída de acciones y bonos puede ser fuerte. Si sale bien, la suba puede continuar.

Y lo asombroso del caso es que los argentinos, que sufren como luego de haber soportado una inundación, intentan salir del mercado local comprando Cedears o papeles de la Bolsa de Nueva York. Por eso un operador sentención: parecemos inundados desesperados que nos estamos subiendo a una cumbre que parece tener condiciones ciertamente peligrosas.

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FMI: cayó 37% el PIB de EE.UU.

Según las conclusiones de la revisión anual del FMI en cumplimiento del Artículo IV, la economía de Estados Unidos se contraería 6,6% este año y crecería 3,9% en 2021 y 3,3% en 2022. A su vez, se estima que la caída del PIB en el segundo trimestre habría sido de 37%. La tasa de desempleo se ubicará en 9,7% a fin de año y bajaría muy lentamente en los próximos años y en 2025 todavía sería de 4,2%, más alta que la registrada a principios de 2020. Para el FMI, la Reserva Federal mantendrá las tasas de su interés en su mínimo nivel actual por muchos años mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años alcanzarían al 1% en 2021. El índice de precios de los gastos en consumos personales, que es la medida de inflación que toma en cuenta la Fed , subiría 0,7% en términos interanuales en el último trimestre de este año y 2,1% en el cuarto final de 2021. Por otra parte, el déficit fiscal llegaría 18% del PIB en 2020 para comenzar a descender a partir del año que viene.

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