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Encuestas, los otros números (más allá de los contagios y el PIB)

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13 julio de 2020

El análisis de las curvas epidemiológicas y los datos económicos (los nacionales y los del hogar) acaparan las miradas. Casi no entran más datos en la cabeza. Son las dos caras de la misma moneda del trade-off del 2020: salud versus economía. Pero las encuestas de opinión pública también aportan, y mucho. Desde la visión sobre la cuarentena y las preocupaciones de la diaria hasta la imagen de los dirigentes, los sondeos ofrecen un panorama social de cómo se digiere el shock pandémico y qué deben hacer los policy-makers hacia adelante.

Un panorama dinámico, como se verá, dado que la situación hoy no es la misma que en marzo. Una nueva encuesta de Real Time Data (RTD), la consultora capitaneada por Nicolás Solari, realizada entre el 26 de junio y el 2 de julio aporta grandes datos en ese sentido. Por ejemplo, muestra que por primera vez desde la llegada del coronavirus al país, se observa una paridad relativa entre aquellos que creen que la prioridad del Gobierno debe ser frenar al virus y quienes sostienen la necesidad de priorizar el funcionamiento económico: 52% y 42%, respectivamente. Noventa días atrás al enfoque “sanitarista” cosechaba un apoyo casi unánime, pero la caída de la economía y la incertidumbre vital hacia adelante empezaron a preocupar más a los argentinos.

No ayudó a bajar la ansiedad el apoyo económico oficial: 64% lo pondera como insuficiente. Si el Estado no financia la cuarentena, era evidente que las prioridades iban a cambiar más rápido. Va de suyo que nadie quiere contagiarse ni morir de Covid-19 y que la mayor ponderación de la economía no implica desatender la pandemia. Millones de metropolitanos se están cuidando por decisión propia más que por una imposición (todo un dato para los policy-makers), pero el desplome del gran ordenador social (el mercado en sentido amplio) impacta y horada el apoyo a la cuarentena. Era lógico que pase.

El trabajo de RTD muestra que 29% opina que el Covid-19 es el principal problema del país (la opción más elegida) pero, a nivel personal, la más elegida, con 36%, es el parate económico. Además, el 41% cree que el “problemas del coronavirus” está empeorando y 45% cree que está “más o menos estable”. El balance de la estrategia del país es bastante satisfactoria: 69% cree que se ha manejado “bien” o “muy bien”, algo menos que en mayo (84%). Números altos aún. Si bien 40% está “poco o nada de acuerdo” con la cuarentena (versus 21% en mayo), 22% está “bastante de acuerdo” y 38% “muy de acuerdo”. El apoyo es mayor entre los empleados públicos, menor entre los privados y aun menor entre los independientes. La solidez de la red de contención que ofrece cada tipo de empleo parece ser la explicación intuitiva. La capacidad de hacer “home-office”, algo que no todos pueden, puede ser otra explicación complementaria.

Por cierto, la actual no es una situación deseable y, consultados sobre una palabra que defina su estado anímico, el 68% de los encuestados se inclina por las negativas: cansancio, incertidumbre, hartazgo, angustia y preocupación figuran entre las más mencionadas.

A futuro, el 66% cree que “los cambios llegaron para quedarse”, es decir, avizoran una nueva normalidad distinta a la prepandemia y apenas 27% cree que será todo igual que antes.

Los datos parecerían mostrar un apoyo importante hacia la estrategia del país. Apoyo que fue decreciendo, en las respuestas y en los hechos: la actual Fase 1 de AMBA tiene menos cumplimiento que la inicial de marzo y abril. El desafío hacia adelante, que es más fácil de plantear que implementar, es evidente: acelerar el camino hacia normalización (que no será la panacea económica, pero ayudará a restituir hábitos e ingresos) y, con todos los protocolos necesarios, aprender a convivir con el Covid-19. Algunos con más cuidados y otros con menos, cada vez más gente lo está haciendo de facto y la tendencia irá en aumento. El Estado debe liderar ese proceso sin olvidar, desde ya, que estamos en una pandemia: la liberación de las restricciones tendrá ser quirúrgica y se deberá volver hacia atrás si es necesario.

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