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Argentina en la pospandemia

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08 julio de 2020

Si los pronósticos de las distintas organizaciones internacionales se cumplen, recién a partir de fines del año que viene algunos países volverán a tener los niveles de actividad previos a la pandemia. Otros, entre ellos Argentina, deberán esperar un poco más. De todas maneras, todos los indicadores económicos están condicionados a que se logre controlar la pandemia. Según el FMI, el PIB global caerá 4,9% este año y se expandirá 5,4% el que viene.

La Reserva Federal de Estados Unidos anticipó que no tiene previsto subir las tasas de interés hasta, por lo menos, 2022 y muchos analistas consideran que recién lo haría fines de ese año o en 2023.

Un escenario de tasas bajas en Estados Unidos dejará más capitales disponibles para otros mercados y hará menos pesadas el pago de las deudas en las que incurrieron los países. Argentina deberá tener un programa consistente para aprovechar ese escenario. Las tasas bajas también contribuirán a que el dólar se estabilice frente al resto de las monedas. Un dólar más bajo en el mundo, favorece la suba del precio de las materias primas y evita las devaluaciones bruscas de las monedas de los emergentes. Ambos son buenos datos para Argentina.

Aquellos países que tengan una participación intensa en muchas cadenas de valor globales son los que más tendrán que adaptarse en la próxima etapa porque cabría esperar en la mayoría de las economías una tendencia a alentar la producción nacional para no depender tanto de insumos del exterior. Argentina tiene poca participación en esas cadenas y por lo tanto, inicialmente, sufrirá menos que otros países. Por otra parte, la demanda de las materias primas tenderá a sostenerse porque serán menos afectadas por los cambios que podría haber en la estructura económica global.

Otro dato al que habrá que atender es el elevado endeudamiento de los países. Y los gobiernos podrán responder a esa circunstancia con mayor emisión, suba de impuestos o reducción de gastos. Un desafío n los tiempos por venir que cada país intentará resolver de acuerdo a sus circunstancias. A su vez, la política monetaria expansiva a la que recurrieron los bancos centrales para evitar un derrumbe mayor, podría conducir a tasas de inflación más altas en los próximos años cuando quede atrás una breve etapa con tendencias deflacionistas como la que se observa en este momento en las naciones más desarrolladas. Los desequilibrios fiscales en los que incurrieron todos para asistir a distintos sectores llevarán tiempo en normalizarse, pero será una desafió impostergable de la pospandemia.

Entre los países con los que más comercia Argentina, se observan dos escenarios distintos. China y los países del Sudeste Asiático, volverán relativamente rápido a los niveles de actividad previos a la pandemia. En Brasil, en cambio, la recuperación será más lenta y se proyecta que la expansión de 2021 apenas compensará la mitad de la caída de este año que el FMI estima en 9,1% y los analistas privados en 6,5%.

La evolución de la economía argentina dependerá en gran medida de lo que ocurra más allá de las fronteras del país y las noticias que vendrán desde afuera serán mixtas.

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