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Argentina en la carrera espacial: Saocom 1B

Tener la posibilidad de incrementar los medios para proteger los recursos naturales resulta un gran beneficio para nuestro país. Además, el uso de satélites propios para estudios geográficos y climáticos ayuda a perfeccionar nuestras principales actividades económicas.

Saocom-1b
Saocom-1b
Damián Cichero 24 julio de 2020

Por Damián Cichero

En febrero de 2020, el satélite argentino Saocom 1B llegaba a Estados Unidos para ser enviado al espacio, pero, por la pandemia del Covid-19, la misión debió ser suspendida. Luego de más de cuatro meses en territorio norteamericano, nuestro satélite será colocado en órbita con la ayuda del cohete Falcon 9 (el cual es reutilizable y puede retornar a la Tierra). Este vehículo fue diseñado y fabricado por SpaceX (fundada en 2002 por Elon Musk, cofundador de PayPal), empresa que se convirtió este año en la primera compañía privada en la Historia en enviar una misión tripulada al espacio exterior. En 2018, el Saocom 1A también fue enviado al espacio gracias a la empresa estadounidense, despegando aquella vez desde la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea, en California.

El satélite tendrá un peso aproximado de 3.000 kilogramos y será lanzado desde Cabo Cañaveral, Florida, con fechas posibles entre el 25 y 30 de julio, de acuerdo con las condiciones meteorológicas. Tendrá una vida útil de entre 5 y 6 años y estará a una altura de 620 kilómetros, lo cual le permitirá realizar un ancho de barrido de entre 20 y 350 km.

Ahondando en la historia espacial argentina, debemos destacar el año 1960. Arturo Frondizi presidía la República Argentina y decidió fundar la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales. Quizás el proyecto más recordado de dicha comisión fue el Programa Cóndor II, de la década del '80, el cual aspiraba a crear un misil balístico de alcance medio. El proyecto continuó durante la presidencia de Raúl Alfonsín, para ser desmantelado en los noventa debido a la presión internacional.

Sin embargo, nuestro logro más importante hasta el momento fue la creación y puesta en órbita en 2014 del satélite Arsat-1, primer vehículo geoestacionario de América Latina. Tanto el software como el satélite en sí mismo fueron creados 100% en nuestro país por científicos argentinos, por lo que la Argentina comenzó a formar parte de uno de los 8 países con capacidad de producir este tipo de objetos.

La misión Saocom está integrada por los 2 satélites ya mencionados (1A y 1B) y forma, junto con 4 satélites de la Constelación Italiana COSMO-SkyMed, de la Agencia Espacial Italiana (ASI), el Sistema Italo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE).

Los satélites Saocom cuentan con radares de apertura sintética SAR que operan en banda L, lo cual ha generado un gran interés en el sistema internacional. Los sensores que estos poseen les permiten captar datos tanto de día como de noche, además de poder ver a través de las nubes gracias a la frecuencia utilizada por la señal de microondas, lo que permite una actualización de la información cada 12 horas.

El principal objetivo es poder evaluar, monitorear y así prevenir catástrofes naturales o antrópicas para su aplicación en agricultura. También permitirá aplicaciones hidrológicas, costeras y oceánicas; en nieve, hielo y glaciares; estudios urbanos, de seguridad y defensa.

Respecto a los dos últimos puntos, el Ingeniero Ernesto Klocker, quien fuera responsable de TICs en Prefectura Naval Argentina, dio detalles sobre los beneficios que esta tecnología le da al país: “Mientras lideré el equipo tecnológico de Prefectura, las imágenes proporcionadas por el Saocom 1A fueron sumadas con éxito al sistema de control marítimo 'Guardacostas', lo cual incrementó la capacidad de detección de buques 'no colaborativos', es decir aquellos que no facilitan su identificación y no permiten a las autoridades locales conocer su identidad e intenciones. Las imágenes, provenientes de los satélites de las constelaciones COSMO-SkyMed y Saocom, son proporcionadas por la CONAE gratuitamente y procesadas por Prefectura gracias a un software desarrollado también en Argentina por la empresa cordobesa Ascentio Technologies S.A., que permite fusionar datos de diferentes fuentes, y determinar aquellos buques que no fueron posibles de identificar automáticamente”.

Resaltando las múltiples funciones de estos satélites, el Ingeniero Klocker agregó que estas misiones permiten también, por ejemplo, detectar derrames de petróleo en diversas situaciones meteorológicas. “Con los satélites disponibles en la Argentina se cubren más de 200.000 km2 de superficie de mar diarios, contribuyendo significativamente al control de áreas marítimas nacionales, como son los caladeros de pesca y parques nacionales marinos, permitiendo optimizar el despliegue y operación de los medios aéreos y navales destinados al patrullaje marítimo. Resulta relevante para el país contar a diario con este tipo de tecnología. No todos los países de la región tienen esta posibilidad; y, si bien existen agencias extranjeras que pueden proveer este tipo de imágenes radar, los costos de adquisición resultan onerosos. Para tener una idea, diariamente se procesan unas 20 imágenes SAR que tienen un costo individual de unos U$S 2.000. Adquirir 20 imágenes diarias llevaría los costos anuales a una cifra de entre los U$S 8 y 10 millones. Se puede ver, entonces, que, sin ese aporte, resultaría difícil para cualquier agencia mantener un programa de estas características”.

Tener la posibilidad de incrementar los medios para proteger los recursos naturales resulta un gran beneficio para nuestro país. Además, el uso de satélites propios para estudios geográficos y climáticos ayuda a perfeccionar nuestras principales actividades económicas, como la agricultura y la minería, y actuar con mayor conocimiento ante emergencias climáticas.

Estados Unidos, Canadá, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Rusia, India, China, Japón y Argentina son los únicos países con capacidad de hacer estos tipos de satélites, lo cual nos ubica a la vanguardia en lo que respecta a tecnología espacial en Sudamérica. El interés por el espacio exterior ha reflotado y una nueva carrera espacial se avecina. Por ello es muy destacable que Argentina pueda “sentarse en la misma mesa” que estas potencias. Es una oportunidad que no debemos desaprovechar.

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