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Tetaz: "El Gobierno tendrá que elegir entre la brecha y la tasa"

Tetaz-Delfina
Tetaz-Delfina
22 junio de 2020

Cuando empezó la cuarentena (estricta y federal), se calculaba que cada día de aislamiento se perdía un 40% del PIB de esa jornada y el dato coincidía con el desplome en la demanda de energía de las empresas, que informa todas las semanas CAMMESA. Ahora, dice Martín Tetaz en su newsletter, “con la mayor flexibilización de hecho y de derecho, podemos asumir que se está perdiendo el 20% del PIB, nuevamente en coincidencia con los datos de demanda energética”. Una caída que no siempre se refleja en los datos de actividad privados “porque muchos sectores de todas maneras siguen pagando salarios y muchos servicios del PIB se miden justamente por ese concepto”.

En simetría con esa caída comentada, los ingresos fiscales se desplomaron 22,5% en abril y es muy probable que en mayo la caída sea incluso mayor, porque se abonan muchos impuestos devengados el mes anterior, como en el caso del IVA.

En el otro lado del mostrador, “cada día que se extiende el confinamiento, se infla el gasto del Estado en 32%, como lo demuestran los datos de abril, cuando Economía reconoció que había tenido erogaciones por $132.000 millones adicionales por el paquete Covid-19 y que eso explicaba el crecimiento interanual del 96% en el gasto primario, llevándolo a $545.000 millones”, dice Tetaz.

El resultado es obvio: un salto del déficit fiscal, que pasó de $67.000 millones en febrero a $266.000 millones en abril “y aunque no tenemos aún los datos de mayo, es probable que la cifra haya crecido a algún número entre $350.000 y $400.000 millones, a juzgar por el incremento en la emisión del BCRA destinada al Tesoro”.

Así, estima Tetaz, el déficit fiscal del primer semestre se acercará al billón cuatrocientos mil millones de pesos, es decir, unos 5 puntos del PIB.

“Lo que ocurra en la segunda mitad del año dependerá de la velocidad de salida del aislamiento en el AMBA. Si las restricciones se relajan en agosto y hay acuerdo con los acreedores, vamos a una economía más parecida en lo fiscal al mes de marzo, mientras que si se demora la salida será más parecida a abril y si además se suma un default que arrastra a provincias y empresas privadas (hay US$ 16.000 millones de ON colocadas por las 150 empresas más importantes del país) lucirá como mayo”, describe Tetaz.

En el escenario menos adverso, habrá un billón de pesos de déficit adicional en la segunda mitad del año mientras, que bajo la contingencia más pesimista, serán dos.

Como todo el déficit se financia con emisión, la política monetaria está dominada por la fiscal y la pregunta del millón es como administrará el BCRA la bomba de pesos resultante.

Hasta ahora asistimos a un aumento del circulante en poder del público de $325.000 millones en el año (32,3%) y una suba en el stock de pasivos remunerados de $1.186.000 millones (92%), lo que suma un billón y medio de pesos. “Si vemos la misma tendencia en lo que resta del año, o incluso si se absorben $400 o $500.000 millones vía la suba de encajes, veremos una fuerte suba en las tasas, lo cual es incompatible con las necesidades de reactivación de la pospandemia, máxime teniendo en cuenta que el stock de crédito al sector privado subió 16% desde principios de marzo, por la combinación de impagos y nuevas líneas destinadas a financiar los costos de la cuarentena para personas y empresas”, dice Tetaz.

El riesgo de no prender la aspiradora no es menor. “Si hay resistencias de la política a la suba de tasas (muy probable), habrá más pesos en la calle y se disparará la brecha, de manera que en la pospandemia el Gobierno tendrá que elegir entre la brecha y la tasa”, dice Tetaz.

La otra “solución” tampoco parece probable. “Hay una manera de bajar la brecha y la tasa al mismo tiempo y es si el BCRA convalida en el mercado oficial un precio más cercano al del paralelo y esa devaluación es percibida por el mercado como suficiente. En ese escenario, al bajar la expectativa de una futura devaluación, baja la tasa necesaria para compensar ese riesgo y se reduce la brecha en el paralelo”, dice Tetaz. Un arreglo con los acreedores puede ayudar también.

“Así las cosas, el nivel de brecha y tasa será más alto cuanto mayor sea el déficit y habrá que elegir entre cuatro males: brecha, tasa, devaluación o endurecimiento del cepo. Ninguno de los cuatro escenarios es reactivador en el corto plazo, aunque la devaluación puede serlo en el mediano”, expresa Tetaz.

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