La pandemia de coronavirus está empeorando de forma acelerada en casi todos los rincones de Estados Unidos y se está acercando al peor escenario previsto: una crisis en todo el país, empeorada por un vacío de liderazgo político, que amenaza con colapsar a los hospitales y descontrolarse.
A nivel nacional, los casos aumentaron 30% en comparación con el comienzo de este mes, y los brotes que empeoran drásticamente en varios estados están comenzando a agotar la capacidad de hospitales, la misma preocupación que provocó el cierre nacional en primer lugar.
Este es el mapa más sombrío en las ocho semanas desde que se comenzó a rastrear el cambio en nuevos casos en todos los estados.
Más de la mitad del país (26 estados) aumentaron su número de casos de coronavirus durante la semana pasada.
Los casos nuevos aumentaron 77% en Arizona, 75% en Michigan, 70% en Texas y 66% en Florida.
California, que ha visto aumentos constantes durante semanas, registró un aumento del 47% en nuevas infecciones durante la semana pasada.
Solo la región de Nueva York y partes de Nueva Inglaterra, los primeros puntos críticos, lograron reducir sus casos durante mayo y junio.
El aumento de los testeos no explica estos números. Otros puntos de datos dejan en claro que estamos viendo un brote que empeora. El porcentaje de todas las pruebas que dan positivo también está aumentando.
El objetivo del bloqueo nacional era ganar tiempo para mejorar las pruebas y dar a los niveles de infección la oportunidad de estabilizarse sin abrumar a los hospitales.
Eso funcionó en Nueva York, pero a medida que otras partes del país comienzan a ver que sus brotes se intensifican más tarde, los mismos riesgos vuelven a la vanguardia.
Las personas más jóvenes representan una mayor proporción de todos los casos, y tienden a ser menos susceptibles a lesiones graves o muerte, por lo que es de esperar que este aumento en los casos nuevos no sea seguido por un aumento equivalente en las muertes. Pero es demasiado pronto para decirlo con seguridad.
