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Día del Padre: el sostén económico de los hogares es cada vez más compartido

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19 junio de 2020

Según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), los hogares compuestos por sólo un varón como único sustento económico son cada vez menos. A su vez, crecieron las familias compuestas por madres e hijos, llamados monomarentales, y la cantidad de hogares con dos progenitores que hacen aportes económicos en el hogar.

En 1986, el 52% de la economía del hogar era mantenido por el padre de la familia. Sin embargo, la cifra cayó a 22% en 2019. Por su parte, las familias monomarentales pasaron de representar el 8% en 1986 a 13% del total de las familiar en 2019. 

En tanto los hogares en donde ambos progenitores sostienen económicamente el hogar se incrementaron de 23% en 1986 al 40% en 2019. 

“Son los hogares monomarentales los que suelen enfrentar mayores dificultades para lograr un cierto nivel de bienestar y para conciliar las responsabilidades de cuidado con la vida personal y laboral. Solo 69% de las jefas de hogares monomarentales participa del mercado laboral y sus ingresos son menores que los de sus contrapartes masculinas o de los hogares con dos proveedores”, explicó Florencia Caro Sachetti, coordinadora del Programa de Protección Social de CIPPEC.

Del total de hogares monomarentales, solo 32% recibe ingresos por cuota de alimentos. Esta insuficiencia se da en todos los sectores socioeconómicos: solamente la mitad de los padres de los sectores de mayores ingresos y uno de cada cinco en los de menores ingresos cumplen con la cuota alimenticia.

Asimismo, el estudio reveló que en la Argentina, cada vez menos familias tiene hijos: entre 1986 y 2019, el porcentaje de familias con hijos cayó de 70% a 58%. Sin embargo, este fenómeno no afecta por igual a familias de distintos sectores socioeconómicos. 

“La presencia de niños en el hogar es más frecuente en los sectores de menos recursos, donde crece la proporción de hogares monomarentales o familias extendidas (hijos que viven con sus madres o con ambos progenitores, pero también con otros familiares o no familiares). Por el contrario, las familias sin hijos y las unipersonales se concentran en los estratos de altos ingresos”, destacaron desde la entidad. 

De hecho, según el informe, cuando los valores no habitan en el mismo hogar que sus hijos, como el caso de las parejas separadas o divorciadas, suele incumplirse la responsabilidad de brindarles apoyo económico. 

“Las transformaciones de las estructuras de los hogares requieren que las políticas públicas estén en sintonía con sus necesidades diversas. Sin embargo, el abordaje del Estado sigue suponiendo una familia nuclear tradicional, donde papá trabaja y mamá cuida”, dijo José Florito, coordinador del Programa de Protección Social de CIPPEC.

De acuerdo a la organización, un sistema integral y federal de cuidados proveería de tiempo para cuidar ampliando el régimen de licencias por nacimiento o adopción. También proveería dinero para cuidar, a través de un sistema de transferencias monetarias que llegue a todos los hogares con niños, niñas y adolescentes. 

Por último, otorgaría espacios para cuidar, ampliando la cobertura de espacios de crianza, enseñanza y cuidado de calidad para la primera infancia. “Estas políticas tienen un gran potencial para generar empleo y contribuir al PIB, por lo cual pueden tener un rol crucial en la reactivación económica”, remarcaron.

“Estos tres pilares deben contemplar la diversidad de esquemas de cuidado que implementan las familias en Argentina: se trata de dejar usar al formato de familia tradicional como punto de partida a la hora de pensar políticas públicas”, concluyó Gala Díaz Langou, directora del Programa de Protección Social de CIPPEC.

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