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T-5 para el 22-M: el “deal” está cada vez más cerca

Alberto-Fernandez-Guzman
Alberto-Fernandez-Guzman
18 mayo de 2020

En épocas de crisis, cada semana es importante, pero la que arranca hoy reviste un plus y un interés estratégico por su capacidad de reverberar en los próximos tiempos. En T-5 días, toca la puerta un nuevo default: esperemos que no se abra porque nada bueno puede venir. Si el viernes 22 no hay acuerdo y no se pagan los intereses de los Globales (US$ 503 millones) se abre otro juego. Por supuesto, hay grises y escenarios intermedios en base a la adhesión que suscite el swap.

¿Cómo está la cosa? Después de idas y venidas de propuestas y exigencias de VPN, las puntas están más cerca. Hay diferencias todavía, pero la expectativa es alta (ascendente) y así lo mostró el cierre de la rueda del viernes, cuando se conoció la llegada de nuevas propuestas desde Wall Street y lo confirmó el run-run del fin de semana. El mercado aun no “pricea” el acuerdo, sin embargo.

“El Gobierno cedió algunos porotos, pero no los suficientes para hablar el mismo idioma que los bonistas. Todavía queda una semana de arduo trabajo para evitar el default. Podríamos simplificar diciendo que las puntas hoy son US$ 48 por el lado del gobierno y US$ 58 los acreedores. Nada que no pueda resolverse. Sería ingenuo caer en default por una diferencia de este tipo”, dijeron desde Delphos.

Está todo dado para un “deal”. O un progreso sustancial, es decir, un escenario en el que se canjee 45-60% de la deuda y en el que, si bien no se llegarían a los umbrales de las CAC, la pelota quedaría cerca del arco.

“Si las negociaciones van bien (la oferta fue US$ 30 pero demandan US$ 50, valuada a una tasa de 12%), el Gobierno puede extender el canje otra vez para sumar más voluntades. Como venimos sosteniendo, el Gobierno puede mejorar la oferta, subirla US$ 10 y a Fernández no le costaría más de US$ 3.000 millones hasta 2023 y cumpliría el ahorro sugerido por el FMI. Si se estira más, con una oferta de US$ 50 (lo que pedirían los acreedores), las chances son bien concretas y no pone en riesgo ninguna sostenibilidad”, dice Fernando Marull de FMYA en su reporte semanal.

Además del acercamiento en los VPN, el margen de endulce adicional sin poner en riesgo la “sostenibilidad” y algunas supuestas intervenciones (el fin de semana se habló de un llamado del Tesoro de EE.UU. a Larry Fink, CEO de BlackRock), está la voluntad del Gobierno de evitar un default. Voluntad política del Presidente. Es otro elemento clave para, si es necesario, arrimar las puntas un poco más sobre el cierre. En su jerga, los economistas dicen “están los incentivos políticos” para el arreglo.

Será clave que el pragmatismo en todos los frentes supere con creces las tentaciones efímeras de otros objetivos menores que puede entrar en colisión, como aquel de sentar un precedente a futuro y otras aspiraciones que no son las de la hora. Afortunadamente, el Presidente no está pensando en eso. Falta poco y el fin de semana entrante podría llegar con buenas noticias. Vaya si hacen falta. Quizás sea un canje completo el 22-M o por etapas. Eso se verá. La clave será que se perciba que Argentina se decidió no subirse a un nuevo tren fantasma.

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