Jerome Powell sostuvo en una entrevista que la economía necesitaría más de un año para volver a su situación previa la crisis inducida por el coronavirus. También aceptó que la tasa de desempleo seguirá creciendo hasta junio para comenzar a bajar en la medida en que distintos sectores se vayan normalizando. Powell se manifestó partidario de que el Congreso apruebe un nuevo paquete de estímulos porque los costos del derrumbe de la economía son mayores que los de un déficit fiscal creciente y afirmó que no hay una contradicción entre salud y economía, porque si las personas sienten que no tiene riesgo retornarán a su vida normal y volverán a sus pautas de consumo habituales, pero si creen que corren peligro, tenderán a mantener el aislamiento.
Pero lo que más tranquilizó a los mercados fue que Powell dijese, contra lo que pensaban muchos analistas, que a la Reserva Federal le quedan muchas municiones para estimular la economía. Para demostrarlo, pondrá en marcha un programa mediante el cual prestará dinero directamente a las empresas, asumiendo un papel desconocido hasta ahora.
El mensaje de Powell, junto con las versiones de que no está lejos encontrar un remedio para el coronavirus, se reflejó en las cotizaciones. Las bolsas subieron fuerte al igual que el precio del petróleo, el dólar cayó frente al resto de las monedas y mejoró el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Los movimientos típicos de las jornadas financieras en los que prevalece una visión positiva.
