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Pesce dice que emisión no será inflacionaria y promete prender aspiradora de pesos

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20 mayo de 2020

Desde hace varios meses, el BCRA está llevando adelante una emisión monetaria, tan potente como indispensable. Naturalmente, la misma ha incrementado exponencialmente desde el inicio de la cuarentena para financiar un Tesoro con ingresos en baja, gastos en alza y sin financiamiento fresco. Los economistas, lógicamente, vienen advirtiendo por los riesgos que esta expansión trae y traerá sobre la inflación.

Sin embargo, según la entidad monetaria, dicha expansión “excepcional”, que tiene como objetivo “satisfacer las necesidades de liquidez del sector privado, no se traducirá en una aceleración de la inflación”. Así lo aseguró la entidad que preside Miguel Pesce en su Informe de Política Monetaria, que fue publicado ayer.

“A medida que se levanten las restricciones a la movilidad de las personas y se reactive la economía, la expansión monetaria se irá absorbiendo. El BCRA actuará con todos sus instrumentos disponibles para absorber los excesos de liquidez y mantener la inflación acotada”, argumentó en el documento conocido como “IPOM”.

Capacidad y control

“En los próximos meses, varios factores asociados al impacto de la crisis del Covid-19 contribuirán a contener la inflación. En primer lugar, la elevada capacidad ociosa por la fuerte caída de la actividad durante la Fase 1 de la crisis reduciría las presiones inflacionarias en el corto plazo. Asimismo, la postergación de algunas negociaciones colectivas de trabajo que estaban pautadas para esta época del año y los esquemas de suspensiones con una reducción salarial anticipan menores presiones sobre los costos de las empresas. En el mismo sentido, el derrumbe del precio del petróleo a nivel global le quitará presión a la inflación tanto por el impacto directo sobre las naftas como indirecto en los costos de la energía de las empresas”, dijeron en Reconquista 266, procurando evitar un “wording” desafortunado (más no necesariamente inexacto) como el que tuvo en su momento Mercedes Marcó del Pont cuando ocupaba el lugar de Miguel Angel Pesce.

En segundo lugar, dice el BCRA: “Seguirán operando las distintas medidas de contención instrumentadas por el Gobierno con el fin de evitar exageradas subas de precios de un conjunto de bienes y servicios básicos. La decisión de extender inicialmente hasta el 20 de mayo la vigencia de Precios Máximos para un conjunto de alimentos y productos de primera necesidad66 y la continuidad del programa de Precios Cuidados, contribuyen a reducir la dispersión de precios, coordinar expectativas y disminuir la inercia inflacionaria. Asimismo, el congelamiento de los alquileres dispuesto hasta fines de septiembre de este año atenúa las presiones inflacionarias en el rubro vivienda, que junto con el congelamiento del valor de las cuotas de los créditos hipotecarios sobre inmuebles destinados a vivienda única y de los créditos prendarios

actualizados por Unidad de Valor Adquisitivo (UVA), procuran compensar la caída de ingresos desatada por la crisis del Covid-19. Por último, la suspensión de la actualización de los cuadros tarifarios de electricidad y gas natural bajo jurisdicción nacional sancionada a fin del año pasado con afectación al primer semestre continuará contribuyendo a mantener acotada la suba general de precios minoristas”.

Otras visiones

Matías Carugati, Director Ejecutivo de la consultora Seido, que entiende que el BCRA busca transmitir el mensaje de que los riesgos inflacionarios están y estarán controlados, indicó en diálogo con El Economista que para analizar el contexto hay que separar algunos factores puntuales de otros más de fondo.

Entre los factores, señaló, para empezar, los efectos de la cuarentena sobre la medición de los precios (los comercios cerrados que no remarcan sus precios); los efectos de la cuarentena sobre el patrón de consumo y, por este canal, sobre los precios (la caída del ingreso disponible afectó la demanda agregada y redujo el consumo de bienes no esenciales); los controles de precios y el congelamiento en las tarifas de servicios públicos.

“Todos estos factores ahora colaboran a desacelerar la inflación pero, eventualmente, van a ir desapareciendo o teniendo menor efectividad, con lo cual los precios van a reacomodarse en el futuro”, afirmó Carugati, que remarca que el riesgo más importante viene de algo no tan coyuntural, como lo es “la fenomenal emisión monetaria”.

De acuerdo con el hombre de Seido, los desequilibrios monetarios se están acumulando y si no se atienden oportuna y correctamente, podrían tener un impacto sobre la inflación. “No directo, sino de forma indirecta, por una suba del tipo de cambio oficial”, explicó. “El mayor riesgo sobre la inflación hoy pasa por la capacidad para mantener controlado el tipo de cambio oficial”, agregó.

En ese sentido, siguiendo su análisis, los desequilibrios monetarios (que actualmente se están reflejando sobre el mercado cambiario) pueden derivar en un salto del tipo de cambio oficial y, por este mismo camino, “pegarle” a la inflación.

“Confiar en que la recuperación económica aumentará la demanda de dinero es tomar un riesgo elevado”, advirtió, al tiempo que resaltó que plantear que la desmonetización de la economía implica que se pueden emitir pesos sin problemas es olvidarse de que eso es una consecuencia de las crisis económicas de los últimos dos años.

“Para evitar un curso de colisión, el BCRA va a tener que trabajar finamente en lo que resta del año para lograr absorber el excedente monetario sin causar problemas adicionales”, remarcó Carugati.

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