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En vez de generarse confianza, hay cada vez más preocupación

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Luis Varela 14 mayo de 2020

Por Luis Varela 

Ayer, un día de miércoles bastante frío, que anticipa un jueves que tendrá la temperatura más baja de lo que va de este año, se amaneció con el rumor de que la Comisión Nacional de Valores ampliaría más el cepo cambiario, impidiéndole a los inversores que compren valores dolarizados, con lo cual, de cumplirse, se impediría la operación con dólares contado con liquidación y dólar MEP, y también la adquisición de valores extranjeros denominados Cedears.

Con el correr de las horas se supo que por ahora no se llega a eso, pero de todos modos, la CNV tomó otra medida que ahoga más al mercado: amplió a otros instrumentos financieros y valores negociables emitidos en Argentina en moneda extranjera, pero que pagan intereses y cancelan en pesos (como los bonos dollar linked), la obligación de los Fondos Comunes de Inversión (FCI) en moneda nacional de invertir al menos el 75% de su patrimonio.

Lo hizo a través de la Resolución General 838/2020 publicada este miércoles en el Boletín Oficial, que destacó que, en atención al contexto económico imperante y las consecuencias derivadas de la declaración de la pandemia de coronavirus, se modificó el tratamiento dado a las inversiones en cartera de los FCI, a fin de que las mismas sean canalizadas al desarrollo productivo en el territorio nacional.

“Nos hemos impuesto llevar adelante todas las innovaciones normativas, regulatorias y de fomento que se entiendan necesarias en pos de optimizar la tarea de intermediación del mercado de capitales, acorde con las prioridades de financiamiento genuino de la economía”, afirmó por su parte el presidente de la CNV, Adrián Cosentino, en un comunicado.

Este tipo de medidas no hacen otra cosa que asustar a los tenedores de pesos, generando una gran desconfianza, por lo que el mercado argentino tuvo ayer la peor rueda desde que Alberto Fernández es presidente, hace 150 días. El dólar libre pegó un salto histórico, la brecha cambiaria se amplió hasta más del 90%, los bonos volvieron a bajar, el riesgo país volvió al subir y las acciones entraron en fuerte caída, con un volumen de operaciones ciertamente importante.

Por supuesto, el Gobierno sigue parado en la misma posición que mantiene desde que comenzó esta crisis a mediados de febrero: le echa la culpa de todo al coronavirus, dice que estamos en emergencia, y no considera en absoluto que mucha de la corrida cambiaria y la caída vertical en el valor de los títulos está ligada más a decisiones puramente económicas que a medidas vinculadas con lo sanitario y la pandemia.

De hecho, con cada vez más voces de economistas profesionales criticando duramente al ministro de Economía Martín Guzmán, se afirma que el esquema ideado por el Gobierno, de ponerse a pulsear con inversores profesionales del mundo, apretándolos con que pago esto y no pago más, y al mismo tiempo pretender reperfilar de manera unilateral toda la deuda local y obligar a canjear bonos en dólares por títulos ajustados por inflación, están generando un combo ciertamente explosivo, mucho más peligroso que el Covid 19.

De manera casi infantil, luego de cuatro meses de conversaciones, en los que el Gobierno ya conoce perfectamente qué están dispuestos a aceptar o no los acreedores, el Presidente en vez de hacer una oferta mejor, dice estar sentado, esperando que fondos de inversión y pensión profesionales le hagan un descuento.

Definitivamente, la pelota está en campo del Gobierno. Lo que se ofreció tuvo una aceptación del 14%. Si no ofrece más, los fondos irán a juicio (lo que tienen de títulos argentinos es de apenas el 1% de sus carteras y esperarán hasta que la justicia de Nueva York haga cumplir los contratos). Lo ofrecido hasta ahora vale 40, los acreedores esperan 60, podrían bajar a 55, no más. Y ven que Alberto no se mueve, manteniéndose inmóvil en la mesa de póquer.

El actual esquema, claramente, genera el incentivo a cancelar deudas en dólares al oficial, revenderlos en la brecha y demorar exportaciones. El ministro se equivoca: tarda en pactar los bonos ley Nueva York y busca convertir los

bonos locales en pesos ajustables. Realiza un estrangulamiento innecesario que, en vez de generar confianza, siguen provocando una huida del peso y del mercado de capitales argentino.

Además, como el Ejecutivo se quedó sin ningún financiamiento, por no acordar de entrada como serían los pagos (los países vecinos que lo hicieron como Paraguay y Bolivia, están recibiendo financiación al 4,5% anual en dólares), tenemos emisión de pesos sin fin de parte del Banco Central, con la tasa en pesos colocada en el 26% anual, por lo que cada peso que sobra va al dólar. Todo va al mercado negro, el blanco está cada día más chico.

Frente a eso, el resultado que mostró el mercado argentino ayer fue muy malo. El dólar turista subió 23 centavos, hasta $90,79. El dólar oficial subió $18, hasta $69,84.El dólar blue saltó $6 hasta un máximo histórico de $133. El dólar mayorista subió 8 centavos, hasta $67,54. El BCRA sigue perdiendo reservas: se fueron US$ 66 millones y ahora le quedan US$ 43.286 millones. El dólar MEP subió $3,46, hasta $122,77. El contado con liquidación subió $3,80, hasta $125,76. Y la brecha entre el oficial y el blue ya supera el 90% y la brecha entre el CCL y el mayorista llegó al 86%.

Además, como Donald Trump le pidió a la Reserva Federal que coloque tasas negativas como hacen varios países de Europa y Japón, en el exterior, el dólar subió 0,3% contra el euro y 0,2% contra la libra, no cambió contra el real y bajó 0,1% contra el yen, cedió 0,6% en México y cayó 1% en Chile. Y, en consecuencia, en el mercado oficial local, medidos en pesos, el real subió 1 centavo hasta $11,46, la libra bajó 8 centavos hasta $82,57 y el euro cedió 11 centavos hasta $73,01.

Mientras que la tasa de los plazos fijos sigue congelada en el 26,6% anual.

Así, mientras el mundo tuvo también un día negativo, debido a que el virus vuelve a despertarse en los países que aflojan la cuarentena, las bolsas globales estuvieron en baja. Los índices de la Bolsa de Nueva York bajaron entre 1,5 y 2,2%. Al tiempo que la Bolsa de San Pablo bajó 0,1% y la de México 2,8%.

Los rumores alrededor de la CNV hicieron que los inversores desensillen de papeles locales. Con $1.495 millones, la Bolsa de Buenos Aires bajó 3,3%. El 80% de lo operado en acciones se transó en siete papeles: Galicia 35%, Macro 16%, YPF 15%, Francés 5%, Grupo Valores 3%, Pampa E 2% y Ternium 2%. Y en los extremos hubo subas del 1% al 2,6% para Central Puerto, Casado, Introductora, IRSA, Grupo Valores, Garovaglio y Central Costanera. Y una baja del 6% al 8% para Cresud, Domec, Molinos, Morixe, Rosenbusch, Esmeralda, Semino, Patagonia y Santander Río. Pero lo peor del caso es que los ADR argentinos que cotizan en Nueva York tuvieron una caída en bloque del 2% al 11% para todos los papeles sin excepción, con YPF con el peor resultado, debido a decisiones que empieza a tomar su nuevo CEO.

Y, sin novedad alguna en la postura frente a los acreedores, los bonos argentinos volvieron a bajar y el riesgo país subió 42 unidades, hasta 3.051 puntos. El 80% de lo operado en bonos se transó en siete papeles: AY24 22%, AY24X 19%, TX21X 13%, TC21X 10%, TX22X 6%, AA25X 6% y TJ20 5%. Los bonistas ven que Fernández no cambia y, con doble volumen, los bonos argentinos volvieron a caer. En los extremos hubo alzas del 3% al 11% para los bonos AA25X, AC17C, BC24X, A2E2, DICPZ, BPLD y PARY. Y un derrumbe para los bonos TVPYD y AA25Z, con caídas del 4,5% al 7% para los bonos BDC28, TJ20Z, DICAC, TC21Y, TX24, AY24Z, BPLDD, TVPP y TX21Z.

Por último, las commodities se empiezan a despertar. Se anotó una suba del 1% para el petróleo: US$ 25,62 el WTI y casi US$ 30 el brent. Los metales preciosos ganaron un escalón: la onza de plata sube 1% y el oro gana 0,9%. Los metales básicos continuaron débiles: el aluminio achica 0,1% y el cobre y el níquel bajan 0,3%. En Chicago se anoto una baja del 0,7% para el maíz, con el trigo y la soja sin cambios. En Rosario hubo suba del 2,9% para la soja y alza del 0,9% paa el maíz. Y las criptomonedas son usadas cada vez más como refugio para huir de los Fiscos: por eso el bitcoin saltó casi 5% y el ethereum le sigue los pasos.

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