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Dilema opositor: ¿Alberto y Cristina son lo mismo?

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04 mayo de 2020

¿Cristina y Alberto son lo mismo? De la respuesta que la oposición le da a esa pregunta dependerá el tipo de oposición que va a hacer.

Un sector, inicialmente, consideraba que el actual Presidente tendría un papel subordinado a la conducción estratégica de la expresidenta. Luego, en cambio, creció la preocupación por un excesivo poder cuando la pandemia llevó a concentrar muchas decisiones en el Poder Ejecutivo y las encuestas sobre evaluación de su gestión empezaron a sonreírle. Y la versión actual es que son lo mismo, que no hay ninguna diferencia fundamental entre ellos.

De esa lectura se deriva que la oposición debe ir endureciéndose frente a un Gobierno que, pasado el pico de la pandemia, intentará mantener centralizado el poder e irán despareciendo los gestos de apertura y diálogo con la oposición. En esa posición están los presidentes de los principales partidos de Juntos por el Cambio: Alfredo Cornejo y Patricia Bullrich (que, se supone, expresa el punto de vista de Mauricio Macri). Para ellos, el kirchnerismo procurará avanzar sobre muchos espacios, y no a pesar de Fernández, sino de común acuerdo.

Otro sector de la oposición cuyas caras más visibles son Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales consideran que Cristina y Alberto no son exactamente lo mismo y que debe hacerse lo posible para que nunca lo sean. Por supuesto que, al estar al frente de gobiernos locales, deben tener una mayor relación con el Presidente, que además se intensificó con motivo de la coordinación de las medidas para enfrentar la pandemia. Para ellos, hay tensiones internas en la coalición oficialista y, por lo tanto, tiene sentido hacer todo lo posible para que Fernández salga fortalecido frente a los otros sectores que expresan posiciones más confrontativas.

Hay también diferentes estrategias detrás de estas lecturas. Los que reclaman una oposición más dura creen que la confrontación será creciente y hay que ir preparándose desde ahora, marcando las diferencias. Mientras que los otros piensan que en términos de posicionamiento político lo más rentable es no estimular la grieta, apuestan a que la sociedad premiará a los que busquen lograr acuerdos y que ya llegará el momento de expresar los distintos puntos de vista. Ambos sectores creen tener ejemplos recientes para demostrar que su lectura es la correcta, en una etapa en las que comenzaron a observarse algunas fisuras en el consenso político registrado en las primeras semanas del aislamiento social.

El oficialismo es una coalición heterogénea y fue una construcción política en la que cada sector tuvo importancia para asegurar el triunfo porque fue la primera vez desde 2009 que el peronismo se presentó unido a las elecciones. Si bien comparten un rumbo, los matices que los diferencian no pueden soslayarse. El estilo de gestión que muestra Fernández poco tiene que ver con el de Cristina. A su vez, la expresidenta sigue asentando su poder en los sectores populares y su arraigo en el GBA en tanto que Alberto pretende ser un peronista que cautive a los sectores medios urbanos.

De todas maneras, un dato clave para definir el posicionamiento de la oposición será la forma en la cual la sociedad argentina vaya procesando los resultados de las medidas que se toman para enfrentar la pandemia y sus consecuencias económicas.

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