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Brasil pasó de potencial aliado exportador a amenaza regional

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Alejandro Radonjic 05 mayo de 2020

Por Alejandro Radonjic

El último Focus de 2019 del Banco Central de Brasil (BCB) presagiaba que el PIB de Brasil crecería 2,3% en 2020. El informe, similar al REM del BCRA, presagiaba, además, apreciación cambiaria: en concreto, un real a 4/US$ para? fines de año. No era el boom de los años lulistas, pero era una combinación que alentaba cierta expectativa en Argentina. Más allá de que el porcentaje de las exportaciones de Argentina que van hacia el mayor mercado de América del Sur fue cayendo en los últimos años, sigue siendo nuestro principal socio comercial y clave para la industria. Iba a ser el mejor año de Brasil luego de varios traspiés, pero?

Aun antes de la irrupción del Covid-19, la locomotora brasileña estaba con problemas de arranque. Cuando llegó el virus, quedó claro que no iba a arrancar sino, más bien, a marchar en reversa. El Focus de ayer proyecta una caída de 3,76% en 2020, pero la mayoría de las estimaciones son aún más pesimistas. Abeceb, por ejemplo, estima una caída de 5,1%. Peor aún: el dólar ya está arriba de 5,5 reales. En suma, el PIB en dólares, un proxy del poder de compra del vecino país, va camino a un derrumbe en 2020.

Ayer, Abeceb informó que las exportaciones de Argentina hacia Brasil cayeron 40,6% en abril. Un número muy duro. Se vendió apenas poco más de US$ 500 millones. Un dato de preocupación adicional: las importaciones de Brasil cayeron 14,6% el mes pasado. Es decir, Argentina perdió (aún más) market share. Brasil importó por US$ 11.611 millones en abril: es decir, menos de 5% de sus compras fueron a Argentina.

Incluyendo abril, las exportaciones de Argentina cayeron 22,5% interanual hacia Brasil. El “buen” dato es que el país mantiene un saldo comercial, aunque pequeño y menguante: US$ 131 millones en el primer cuatrimestre, “lo que representa un deterioro de US$ 197 millones en comparación al mismo período del año previo (US$ 329 millones)”, dijo Abeceb.

“Tras haber reducido drásticamente las proyecciones del PIB de 2020 tanto para Argentina (hasta -8,3% anual desde -2,2% hace un mes atrás) como para Brasil (hasta -5,1% anual desde -1% anteriormente), hemos revisado fuertemente a la baja las proyecciones de comercio bilateral. Ahora estimamos una disminución del 18,5% en el intercambio comercial (exportaciones + importaciones) de 2020 entre Argentina y Brasil a US$ 16.754 millones, niveles similares a los de 15 años atrás (2005)”, agregó Abeceb. “Tanto las exportaciones como las importaciones caerían a una tasa de dos dígitos: las ventas externas se retraerían en promedio un 15% a US$ 8.829 millones y las compras externas 22% a US$ 7.925 millones”, proyectan.

Más allá de eso, Brasil también preocupa por otros motivos. Además de tener más de 100.000 casos de Covid-19, tiene una dinámica política endeble y un Presidente imprevisible (siendo suaves en ambos casos).

“Desde que se difundió el coronavirus en sus principales ciudades, Brasil enfrenta una grave crisis sanitaria que profundiza la crisis política precedente y deteriora aún más una economía que no conseguía salir del pozo en el que cayó a partir de 2015”, sintetiza Eduardo Crespo, profesor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) y la Universidad Nacional de Moreno (UNM), ante El Economista. “En el plano sanitario, un informe indica que Brasil es el país que muestra las tendencias más alarmantes del mundo en contagios y muertes por Covid-19 (la tasa de contagio estimada, R, es de 2,8). El sistema de salud ya colapsó en varios estados. La respuesta del Gobierno federal ante la pandemia fluctuó de la subestimación al olvido, pasando por acusaciones cruzadas con el Gobierno chino, que se suma a una ruptura con buena parte de su base de apoyo legislativa y la renuncia de varios ministros con apoyo de la población”, agrega Crespo.

Frente a la gravedad de la situación, amplía, los gobiernos provinciales operan con prescindencia de las directivas federales mientras el Supremo Tribunal Federal declara inconstitucionales la mayoría de las directivas del Gobierno para romper con las cuarentenas y disponer el retorno a las actividades. “Los militares, que ocupan varios de los principales cargos gubernamentales, en la práctica ya son los árbitros de las tentativas golpistas a favor y en contra del Gobierno. El inevitable colapso económico se agrava con las idas y vueltas de un sistema político cada vez más fracturado. Por un lado, el Congreso sanciona medidas de ayuda y subsidios para paliar la crisis y, por otro lado, el Ministerio de Economía hace todo lo posible para boicotearlas en nombre de la austeridad. No debería sorprender que en los próximos meses al colapso sanitario y económico, en Brasil se sume también un colapso de su sistema político”, concluye.

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