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“La dificultad de preservar el entramado productivo crece exponencialmente con la cuarentena"

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Alejandro Radonjic 16 abril de 2020

Por Alejandro Radonjic

En diálogo con El Economista, Lorenzo Sigaut Gravina (Director de Ecolatina) ofrece su visión sobre el derrotero del PIB en 2020, la marcha de la inflación en el trimestre en curso, la necesidad de ayudar más a las empresas y la propuesta financiera que realizaría hoy el Gobierno ante los acreedores.

¿Cuál es su escenario base para la extensión de la cuarentena y, por ende, para el PIB del 2020? Supongo que lo primero es el principal insumo para lo segundo.

Pese a que la cuarentena es el principal insumo para estimar la caída del PIB en 2020 en nuestro país, hay que sumar otros dos variables relevantes: cadena de pagos y deuda pública. Preservar la salud de la cadena de pagos es clave para el día después del confinamiento. Si el entramado social y productivo se preserva, a costa de mayor gasto fiscal financiado con emisión, la recuperación sería rápida si se administra correctamente la inundación monetaria que generará el fuerte, pero transitorio, aumento del rojo fiscal. Lamentablemente, el Gobierno demoró en tener un diagnóstico acertado respecto de la importancia de preservar la salud de las firmas y las medidas anunciadas tardan tiempo en implementarse. Por último, el resultado de la negociación de la deuda pública nacional bajo legislación extranjera podría facilitar la titánica tarea de minimizar el daño sobre la economía argentina durante la cuarentena o exacerbar los problemas existentes. Las chances de aceptación de una propuesta dura que garantice la sostenibilidad de la deuda soberana son bajas. Pensemos que se necesita la aprobación de casi 75% de los acreedores y no vemos aún intención oficial de flexibilizarla. Por ende, lo más probable es que el Gobierno pague con reservas los vencimientos bajo ley extranjera o caigamos en default. Pero el impacto de un camino o el otro no es trivial: la cesación de pagos potenciaría las presiones en el mercado cambiario y monetario. Dicho todo esto, desde fines de marzo sostenemos que el escenario más probable es que la cuarentena se extienda dos meses, que el Ejecutivo terminará pagando con reservas los vencimientos ley extranjera (evitando o posponiendo el default) y que la cadena de pagos tendrá rupturas menores, lo que igualmente implica una caída del PIB de casi 6% en 2020. Sin embargo, es probable que revisemos a la baja nuestras proyecciones. Sin mucha capacidad de testeo a la población, algo clave para focalizar la cuarentena, ni un plan de producción masiva de elementos que prevengan el contagio de los trabajadores, la duración de la cuarentena se extendería y/o su salida sería más lenta y gradual que lo previsto. Además, producto de problemas de implementación de medidas paliativas, el riesgo de problemas serios en la cadena de pago está latente. Por último, el escenario de default viene ganando terreno.

¿Cómo están viendo la película nominal? El primer trimestre tuvo registros más bajos que el trimestre previo (4° de 2019), pero “era otro país”. Todo cambió en marzo. ¿Cómo avizora la inflación del segundo trimestre de 2020?

La inflación del segundo trimestre es compleja de avizorar porque producto de la parálisis hay algunos bienes y servicios que no se comercializan. Incluso, las mediciones de inflación van a enfrentar problemas técnicos, no metodológicos, a la hora de relevar precios y el Indec tendrá que imputar varios precios. Más allá de los precios máximos anunciados por el Gobierno, vemos que las actividades esenciales están pagando algunos sobrecostos (logísticos, insumos sanitarios, reemplazo de personal, entre otros) producto de la cuarentena. Asimismo, si bien es cierto que las tarifas y los salarios no treparán significativamente, el mercado cambiario oficial enfrenta presiones alcistas por la creciente brecha y la depreciación de las monedas emergentes. Por último, pero no por ello menos importante, me preocupa la cuestión del abastecimiento. A medida que el confinamiento obligatorio se extienda, varias actividades que están paralizadas tendrán que volver a operar pues, sin una correcta provisión de insumos, la oferta de bienes y servicios esenciales puede complicarse. El Ejecutivo deberá evaluar correctamente el trade-off sanitario y productivo para minimizar el riesgo de desabastecimiento. Por ende, será clave incorporar a la mesa de decisiones colegiada la noción de “garantizar un mínimo de oferta”. Sin problemas graves de abastecimiento, la inflación podría acumular 8-9% en el segundo trimestre, levemente por debajo del 3% mensual

¿Cree que el Gobierno puede “hacer más” para ayudar a las empresas?

El Ejecutivo entendió que no sólo es importante asistir a la población sino también proteger a las empresas que enfrentan una parálisis y una caída vertical de ingresos sin precedente producto de la cuarentena impuesta para frenar los contagios. Asimismo, en las últimas semanas aprendió que la deficiente implementación de las decisiones tomadas puede comprometer medidas correctas. El problema es que a medida que se extiende la cuarentena la dificultad de preservar el entramado productivo crece exponencialmente y la sensación es que el Gobierno viene corriendo detrás del problema. Anticiparse será clave para recuperar el valioso tiempo perdido.

Esta semana llegaría la demorada propuesta para la deuda bajo Ley NY. ¿Qué expectativa tienen con la misma y con su resolución, es decir, si habrá aceptación o no?

Faltando tan poco tiempo para que se revele la oferta del Ejecutivo, lo prudente sería contestar esta pregunta con esa carta ya echada sobre la mesa. Sin embargo, para matizar la espera puedo adelantar que, si la propuesta que se presentará en breve está en línea con la “dureza” de las versiones que trascendieron en los últimos días, las chances de aceptación, ese casi 75% de los acreedores que comentaba, son bajas. Obviamente, el Gobierno podría mejorar un poco la propuesta original para acercar posiciones, pero el plazo para hacerlo es corto. Por ende, salvo que el ministro (de Economía, Martín Guzmán) flexibilice su postura, que es correcta desde el punto de vista de la sostenibilidad de la deuda, lo más probable es que el sector público termine a mediados de mayo en una compleja encrucijada: pagar vencimientos Ley Extranjera con reservas escasas o caer en default.

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