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El volumen de comercio se desplomó en marzo, pero el superávit resiste

En marzo, las exportaciones derraparon 15,9% hasta US$ 4.320 millones y las importaciones, 19,7% hasta US$ 3.175 millones: el “volumen de comercio” ajustó 17,6%

Foto-FENA
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23 abril de 2020

El comercio exterior de Argentina se sigue achicando. En marzo, las exportaciones derraparon 15,9% hasta US$ 4.320 millones y las importaciones, 19,7% hasta US$ 3.175 millones. Así, el “volumen de comercio” ajustó 17,6% a menos de US$ 7.500 millones. La anemia preexistente fue agravada por el Covid-19 y se espera que los próximos muestren una tendencia similar, acaso agravada. El “buen” dato es que el diferencial entre ventas y compras dejó un suculento saldo de US$ 1.145 millones, maná del cielo para un país seco de divisas. En el primer trimestre, las exportaciones acumulan US$ 13.200 millones (-6,8%); las importaciones, US$ 9.903 millones (-18,6%) y el superávit comercial asciende a US$ 3.297 millones (contra US$ 2.003 millones en igual periodo de 2019).

Las exportaciones de productos primarios cayeron 1,7%; las de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), 18,2%; las primas industriales (las MOI), 20,5% y las ventas de combustibles y energía, 35,2%.

Las importaciones sigue en modo “piña histórica” y todos los rubros cayeron a dos dígitos: lideró vehículos automotores de pasajeros, con 31,8%.

Las exportaciones disminuyeron principalmente por las menores ventas de vehículos para transporte de mercancías; harina y pellets de la extracción del aceite de soja; aceite de soja en bruto, incluso desgomado; oro para uso no monetario; aceites crudos de petróleo y aceite de girasol en bruto, entre otras. Las subas más destacadas fueron biodiesel y sus mezclas; trigo y morcajo, excluidos trigo duro y para siembra; otros maníes crudos; aluminio sin alear y carne bovina, deshuesada y congelada, entre otras.

Respecto a las importaciones, las mayores caídas correspondieron a reactores nucleares, calderas, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos, y sus partes; máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes; combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación y vehículos terrestres, sus partes y accesorios, entre otras. No hubo incremento de importaciones destacado a nivel capítulo y el de mayor variación fue semillas y frutos oleaginosos, con apenas US$ 6 millones. La recesión, los cortes en las cadenas globales de valor, los mayores controles sobre las importaciones y el dólar alto son los responsables detrás del bajón importador.

“Dada la fuerte devaluación de 2019 (con su correlato en el tipo de cambio real) y una actividad económica con dinamismo acotado para los próximos meses, estimábamos que las importaciones se estabilicen en el rango de los U$S 3.400-3.500 millones. (Pero) dada las recientes medidas para contener el coronavirus hemos recalculado nuestras estimaciones en torno a los U$S 2.700-3.100 millones para los próximos meses. En el mejor escenario podría existir una recuperación iniciado el segundo semestre, lo cual sumado a cierta apreciación cambiaria se podría mostrar cierta estabilización en la tendencia observada en los bienes de capital, autos y bienes intermedios. El dinamismo de los bienes de consumo importados será limitado debido a la imposición de Licencias No Automáticas a ciertas categorías de productos”, dijeron en ACM.

“En 2020, dado el aumento de las retenciones a las exportaciones y el escaso dinamismo exportador que mostró los primeros tres meses del año, a lo cual se le sumaría una desaceleración del crecimiento mundial, lo cual dada la elasticidad de las exportaciones a la demanda mundial, y más específicamente de nuestros principales socios comerciales (Brasil y China), las exportaciones mostrarían una caída considerable en los próximos meses, estabilizándose a medida que se reincie la actividad económica global. Por otro lado, los avances de los últimos años en torno a la exportación de energía asociado a Vaca Muerta podrían verse frenadas en las decisiones de inversión en el sector ante el contexto local sumado a la estabilización del precio del petróleo Brent en torno a los US$20, lo cual han afectado fuertemente la rentabilidad de los proyectos”, agregaron.

“Tanto las exportaciones como las importaciones sufrirán una aguda caída en el segundo trimestre del año, producto de la recesión global que se atraviesa por el Covid-19 y que limita el comercio entre países. En lo que respecta a las MOA, se verán perjudicadas tanto vía precios como vía cantidades, mientras que las MOI se verán afectadas negativamente por la contracción en Brasil. Las proyecciones para el país vecino fueron corregidas hacia la baja, y se espera que caiga alrededor de 5%, lo que perjudicará fundamentalmente las ventas de vehículos automotores, algo que ya comenzó a evidenciarse en marzo con menores exportaciones hacia ese mercado”, dijeron desde LCG.

“Para el caso de las importaciones, la cuarentena obligatoria y rígida que implementó Argentina desde muy temprano afectó la producción y el consumo local, lo que se traducirá en una menor demanda de bienes de consumo y de capital”, agregaron.

“Esperamos que en el año las exportaciones vuelvan a caer después de cuatro años de crecimiento, aunque lo harían en el margen. Por su lado, las importaciones también caerán, repitiendo un muy mal desempeño por tercer año consecutivo”, agregaron.

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