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Default: la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser

Argentina hizo una propuesta agresiva que, si no se mejora. será otro default. Los bonos mejoraron porque se espera una zanahoria, pero el dólar subió y la Bolsa cayó

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Luis Varela 20 abril de 2020

Por Luis Varela 

El coronavirus sigue avanzando. Por lejos, Estados Unidos es el país más afectado con más de 39.000 muertes. Y ahora que países como Francia, Gran Bretaña y otros empezaron a sospechar, China empezó a reconocer más muertos. Igualmente sorprende que países con muchísima menos población como Bélgica y Alemania ya tengan casi tantos muertos como China.

Y un dato que ciertamente preocupa es que la pandemia está empezando a crecer en América Latina, región donde recién ahora están empezando los climas fríos, favorables para el desarrollo del Covid-19. La región ya tiene 4.900 muertes: Brasil es el país más afectado con 2.372 fallecimientos y Argentina, gracias a la estricta cuarentena iniciada a tiempo y a la ubicación remota que tenemos en el mundo, está casi exenta de esta enfermedad. Hasta ahora tenemos apenas 132 fallecidos, el 2,7% de las muertes de la región ó el 0,08% de las muertes que hay en el mundo.

Frente a esta foto que entrega la pandemia, sin fondos para enfrentar el pago de las deudas y sin dar muestras de tener la menor intención de achicar el gasto público (no el necesario, sino el obsceno, de la clase política), Argentina declaró que no tiene para pagar y que no lo podrá hacer durante al menos tres años, ni capital ni intereses.

Por eso presentó ante la SEC de Estados Unidos una propuesta para reemplazar 16 bonos que están en circulación (11 en dólares y 5 en euros) por un valor cercano a los US$ 70.000 millones y reemplazarlos por 10 bonos, 5 en dólares y 5 en euros, que se pagarán en 2030, 2036, 2039, 2043 y 2047, con tasas de interés crecientes de entre 0,5% y 4,875% según el instrumento.

Mientras Argentina hacía esta presentación, y con la pandemia afectando las economías de manera virulenta se conocieron datos ciertamente preocupantes, como por ejemplo, la cantidad de despidos que hay en Estados Unidos y en las principales economías de Europa y que China acaba de tener un derrumbe histórico del 6,8% en el primer trimestre, algo inédito durante las últimas décadas.

Mientras este desastre hace que organismos como el FMI o el Banco Mundial afirmen que el planeta va a tener la peor crisis económica desde 1929, aparecieron un par de datos alentadores: comienzan a surgir en diferentes países distintos remedios que logran evitar que los contagiados se mueran (a pesar de eso los fallecidos ya rozan el 7% de los enfermos detectados) y al menos cuatro laboratorios de diferentes países empiezan a afirmar que tendrán lista la vacuna para agosto.

Frente a esta fotografía, el nivel de actividad económica mundial se ha detenido y muchos commodities que alimentan el consumo tienen sus precios por el suelo. Pero la certeza de que el Covid-19 no es el fin de la humanidad y la cercanía de la vacuna está generando notables movimientos de corto y de largo en las cotizaciones actuales y en las expectativas de precios futuros.

Sólo por dar un panorama de los valores principales debe destacarse que el barril de petróleo profundizó su caída: perdió 8% el viernes hasta US$ 18,27, su peor precio en dieciocho años. Pero los metales básicos, que alimentan los procesos industriales, estuvieron mixtos el viernes, con suba del 2,6% para el níquel, repunte del 1,9% para el cobre y baja del 0,5% para el aluminio. Y los granos, que abastecen a un hambre que no tiene recesión, anotaron subas: el viernes en Chicago hubo un alza del 0,8% para el maíz y del 0,7% para el trigo, aunque una baja del 0,6% para la soja; y en Rosario se observó el viernes un salto del 7,7% para el trigo y una suba del 4% para la soja.

Por cierto, la cercanía de una vacuna altera el movimiento de los inversores más temerosos e impulsa a los más arriesgados. El viernes se vieron mermas en los metales preciosos: el oro bajó 1,9% y la onza de plata perdió 1,7%. Sin embargo, para escapar del ojo de los fiscos, y a pesar de inminente nacimiento de las criptomonedas de China, Suecia y Facebook, el viernes se anotó una leve mejora tanto para el bitcoin como para otras variantes del sector.

Y debe precisarse, además, que en el balance de toda la semana pasada, el dólar todavía fue elegido como refugio en muchos países, pero ya no en todos. Entre el lunes y el viernes pasado el dólar subió 2,6% en Brasil, 1,4% en Chile, 0,6% contra el euro y el yuan y 0,1% contra el franco suizo, pero el billete verde bajó 0,4% contra la libra, 0,8% contra el yen y 1,3% contra el mexicano.

Obviamente, el mercado cambiario argentino se mueve con otra música. Como el país se declaró en virtual default, ya no tiene absolutamente ninguna vía de financiamiento, salvo la emisión de pesos. El dinero no llega a las empresas porque el 80% de los comercios están cerrados por la cuarentena. Los únicos que reciben puntualmente sus fondos con billetes recién impresos son los empleados públicos. Y todos los que tuvieron pesos sobrantes los orientaron a un solo destino: el dólar.

Así, mientras el Indec reconoció para marzo una inflación apenas mayor, los estudios privados serios (de años), ya dejaron de calcular la inflación anual en la zona del 39% y lo llevaron al 60% como piso. Esa expectativa chocó con bancos inundados de pesos por el BCRA, dinero que no tuvo destino hasta que apareció la garantía del Estado para todos los préstamos que vayan a empresas y que no los puedan devolver por posibles quiebras. Ese cuadro hizo que las tasas de los plazos fijos se destruyeran (ubicándose entre 14y 17% anual, con algunos inversores animándose al ajuste vía CER (aunque ya hay grandes diferencias entre el Indec y el BCRA), y el canal de billetes recién impresos buscó salida hacia el dólar.

Por eso, en tres semanas de abril, mientras los dólares oficiales suben 2%, el dólar blue pegó un salto del 25,7%, con el contado con liquidación trepando 18,8% y el mep 17% arriba. El viernes el BCRA anunció que va a vigilar con más detalle al ccl y al mep. ¿Qué ocurrió? Hubo fuga hacia el blue: el mep achicó hasta $99,85, el ccl se mantuvo en $102,64 y el blue alcanzó un récord de $105.

Antes de asumir Alberto Fernández había declarado que un dólar de $ 60 estaba bien. Y ahora, cuando lleva cumplidos 131 días como Presidente, el dólar oficial sube casi 14% rozando los $ 68 y el dólar blue acumula bajo su presidencia un salto del 59,1%. Mucho de esto tiene que ver con la pandemia, pero se vio claramente que la cuarentena no era para la gente grande (los hizo hacer cola en los bancos para cobrar) y hasta ahora la verdadera cuarentena fue bancaria, ya que en supermercados y muchos otros comercios se siguió atendiendo, y los cajeros (que tienen vidrios adelante) no atendieron.

Sin embargo, el dólar de $105 generó un susto en el Gobierno. Perciben que si viven sólo de la emisión y que si no aparece financiamiento genuino, iremos hacia subas de precios sin fin. Por eso desde hoy los bancos entornarán un poco más la puerta. Veremos qué efecto tiene esto en el mercado de cambios.

Por otra parte, esta sensación de que la pandemia seguirá, pero que finalmente podrá ser controlada, alteró de manera singular los precios de los bonos y de las acciones en todas partes. Hubo por ejemplo subas importantes en los bonos de Grecia, Italia, Portugal y España, con retroceso en los Bolsa de Canadá, Estados Unidos y Hong Kong. Estos últimos cedieron porque su renta es mínima y los anteriores mejoraron porque sus tasas a vencimiento volvieron a ser más que tentadoras.

En cuanto a bonos, por supuesto, el caso argentino merece una mención completamente al margen. La propuesta para reemplazar los actuales bonos con legislación extranjera generó en los papeles una mejora en la cotización contado. ¿Por qué motivo? Metidas en cálculos excel, los analistas concluyeron en que los precios de los papeles ley NY operaban hasta el viernes con un precio de US$ 32 y la oferta supone un precio de US$ 39. Algunos pocos están convencidos de que si Argentina va al default se condena a perder otra década de crecimiento, por lo que suponen que podrá haber en las próximas cuatro semanas una zanahoria extra para convencer a los bonistas. De ahí que el riesgo país, que rozó los 4.500 puntos hace un mes, se encuentre ahora algo por debajo de los 3.500.

Pero lo ocurrido con las acciones fue completamente diferente. En el exterior hubo una gran reacción en los mercados más dinámicos y en el mercado argentino hubo una verdadera ilusión que refleja perfectamente la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser.

En el balance de la semana pasada hubo un salto del 6,1% para el índice Nasdaq de la Bolsa de Nueva York, una mejora del 2,2% en el Dow Jones, un avance del 2% en Tokio y del 0,6% en Frankfurt. Las bolsas latinoamericanas (México, San Pablo y Santiago de Chile estuvieron con subas leves, pero su mala performance se evidencia cuando se las mide en dólares).

Y la Bolsa de Buenos Aires pone a la ilusión en el centro del escenario. Si se toma al índice S&P Merval en pesos, subió 6,7% en la semana, si se lo mide en comparación con el dólar oficial ganó 3,3%, pero si se lo compara medido en dólares blue se desplomó 13,6% en apenas cinco ruedas. Desde que Mauricio Macri demostró a fines de 2017 que era más de lo mismo, que no redujo empresas públicas ni miles de puestos con sueldos públicos excesivos, la Bolsa porteña acumula una caída del 84% en dólares. Cientos de empresas desaparecieron, puestos de trabajo que ya no están y por lo que puede verse ahora, tampoco volverán.

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