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¿Cuáles cambios en la intervención del Estado se necesitarán pospandemia?

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15 abril de 2020

Por Marcelo Capello (*)

Frente a una devenida mayor intervención estatal para combatir la pandemia del Covid-19, existen ahora muchas opiniones respecto a que tal mayor acción pública llegó para quedarse, junto a un importante reseteo del sistema capitalista.

Ello no debe ser necesariamente así, una vez que se haya controlado al virus (con una vacuna y cura efectiva), y en que muchas actividades volverán a la normalidad, tras un período recesivo cuya duración dependerá especialmente del tiempo que lleve controlar la expansión del coronavirus. No obstante, sí se puede prever que a futuro el sector público deberá crear o reforzar como mínimo las siguientes funciones e instrumentos.

Mejorar el servicio de salud pública y contar con capacidad excedente para enfrentar eventos de pandemias, y con planificación previa respecto a cómo ampliar rápidamente la capacidad, o incorporar nuevas funciones, cuando resulte necesario en futuras emergencias.

Constituir fondos de ahorro (fondos anticíclicos) que permitan abordar con mayor holgura fiscal los futuros períodos en que puedan producirse eventos de pandemia u otros eventos catastróficos.

Consolidar una red social sólida y con información cruzada efectiva para ampliar con mayor puntería la ayuda desde el sector público al sector privado ante casos futuros de emergencias que conlleven la necesidad de instrumentar medidas de aislamiento social, así como garantizar mayor focalización y agilidad en el acceso a los beneficios instrumentados por el Estado en tales situaciones.

Planificar (en general) las políticas de gestión más adecuadas para enfrentar futuros casos de pandemias, tras estudiar el desarrollo de la actual por coronavirus, y las acciones emprendidas en Argentina y otros países, de modo de contar con protocolos de actuación en el futuro que contemplen las decisiones que se creen más efectivas para salvaguardar la mayor cantidad posible de vidas humanas, al menor costo posible para la economía.

Ampliar las capacidades del Estado para coordinar acciones en tiempos de emergencia, sean pandemias u otros eventos imprevistos, ya sea al interior del gobierno nacional, como en las relaciones con provincias y municipios, y en la interacción con el sector privado de la economía y tercer sector.

Consolidar el e-government en todos los aspectos que se pueda avanzar, para mantener al estado funcionando en sus principales funciones en casos de futuras cuarentenas obligatorias, e incentivar las transacciones electrónicas en el sector privado, así como contar con programas de capacitación para trámites y pagos online dirigidos a la población de mayor edad y otras franjas que actualmente hacen poco uso de dichos instrumentos.

Consolidar los resortes republicanos tradicionales de checks and balances, así como otros instrumentos que permitan a los ciudadanos controlar al Estado y a los políticos, frente al riesgo de gobiernos más dominantes y autoritarios que puede devenir de una mayor injerencia estatal y una mayor penetración en las vidas privadas de las personas.

Además, aunque escape a las posibilidades de un país particular, dado que una pandemia como la del coronavirus se trata de un “mal público global”, siendo que no existe un “gobierno del mundo” que pueda abordarla en forma más coordinada, se deben desarrollar mejores mecanismos de cooperación internacional que ayuden a manejar futuras situaciones similares, con acciones como las siguientes:

Generar o consolidar organismos internacionales y en algunos países que se dediquen a estudiar casos de pandemia, prevenir su ocurrencia y planificar acciones coordinadas frente a su desarrollo.

Intentar minimizar la posibilidad que se inicien dichos procesos.

Si se inician, maximizar esfuerzos para que se detecten rápido.

Si se detectan, se tomen decisiones rápidas para minimizar áreas de impacto dentro del país en que se originó, y no trascienda a otros países.

Si se propaga a otros países, que se pongan en práctica acciones previamente estudiadas de cooperación internacional, que minimicen su expansión y su impacto sobre la salud y la actividad económica en el mundo.

Todo lo anterior en un marco de transparencia de la información, que permita tomar decisiones públicas y privadas rápidas y efectivas.

En definitiva, una vez que se haya controlado el problema del coronavirus y la economía vuelva a la normalidad, más que un Estado más grande en forma permanente lo que se necesitará es un Estado con mayor capacidad de ahorro para contar con recursos suficientes para actuar ante eventos inesperados, con mayor capacidad de prevención respecto de la generación de nuevas pandemias u otros eventos catastróficos, de mayor y mejor planificación respecto a cómo actuar en caso que estos fenómenos se produzcan y que mejore la eficiencia y eficacia en el uso de instrumentos si debe actuar ante un fenómeno como el actual, aprovechando la experiencia local e internacional previa en la materia.

(*) Presidente de IERAL

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