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Abril será muy difícil para las pymes y peligran miles de empleos

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09 abril de 2020

Las pequeñas y medianas empresas del país son uno de los principales frentes afectados por las medidas de aislamiento social. Dichas medidas, que empezaron a regir a partir de los últimos once días de marzo, evidenciaron el fuerte impacto generado, el cual se espera que se profundice significativamente durante el mes en curso, en el que la parálisis de la actividad se mantendrá por mucho más tiempo (tal vez, por el mes completo), sumado a la acumulación y al arrastre negativo que viene del mes previo.

De acuerdo con una encuesta publicada ayer por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en el cual participaron más de 750 empresas de comercio, industria, servicios y turismo del Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), sólo el 40,3% de las pyme pudo pagar en tiempo y forma los salarios de sus empleados correspondientes a marzo. Es decir, seis de cada diez pyme de área relevada no logró hacerlo.

Asimismo, un reciente estudio de la Fundación Observatorio Pyme (FOP), indicó que, dada la disponibilidad de activos líquidos para pagar los salarios y los gastos fijos de abril, sólo el 16% de las pyme del país puede afrontarlos sin la asistencia del Gobierno. Además, el 24% de las pyme no podrá enfrentar dichos gastos durante este mes, ni siquiera con la asistencia del Gobierno, por lo cual deberán endeudarse o aumentar el aporte de capital propio a la actividad.

En consecuencia, de acuerdo con el análisis, 6% de las empresas en este momento está considerando abandonar la actividad. Es una cantidad no menor, teniendo en cuenta que se trata de aproximadamente 35.000 empresas, las cuales actualmente cuentan con una dotación de 190.000 trabajadores, que quedarían desempleados. Además, según la FOP, hay 415.000 puestos de trabajo adicionales que están en riesgo si parte de las empresas que no pueden afrontar las erogaciones de abril no consigue endeudarse o aumentar el aporte de capital.

Ante esta situación, el Gobierno anunció tras el inicio de la cuarentena algunas medidas para mitigar el impacto, las cuales, según las cámaras empresariales, son insuficientes y en algunos casos no funcionan. Una de ellas son líneas de crédito blandas para las pyme, con tasa de financiamiento del 24%, con el objetivo de que paguen los salarios.

Sin embargo, estas líneas de crédito tienen problemas de accesibilidad: según el reclamo del sector, a estas líneas sólo acceden las empresas que cuentan con carpeta con calificación crediticia al día, que son la minoría de las pyme. El fin de semana pasada, el presidente Alberto Fernández volvió a apuntar contra los bancos y dijo que esperaba que a partir de esta semana las entidades bancarias empezaran a otorgar los créditos y estimó que “las cosas se empezarán a normalizar”.

“Nosotros no notamos prácticamente ningún movimiento en estos días. Entre todas las empresas que conozco, a menos de diez le ofrecieron algo, y son empresas que ya tenían precalificación previa. Incluso, hablé con dos bancos y obtuve la misma respuesta: si no tienen la carpeta con precalificación previa, y además no abonan los sueldos en el mismo banco, normalmente no dan el crédito”, comentó en diálogo con El Economista el vocero de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Pedro Cascales.

En base a este problema de accesibilidad, el secretario de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Mario Grinman, consideró ayer que “los bancos no están a la altura de las circunstancia”. Según indicó en una entrevista radial, de los $ 350.000 millones en créditos que dispuso el Gobierno, hasta el momento las pyme sólo han tomado el 3% del monto total. “Y no es porque el comercio no los necesite, sino porque la burocracia de los bancos es infernal”, aseguró.

La visión de los bancos es otra. Todas las entidades dicen estar muy activas en la asistencia a las pymes y muestran los números del financiamiento alocado a tal fin, que crecen día a día. Es posible que ambos estén en lo cierto. Los bancos, por un lado, desplegando más financiamiento que antes (sobre todo, luego de la inyección de $30.000 millones en el FoGAR) y las pymes con la sensación de que se podría hacer más. Es una “pica” histórica y son naturales las tensiones entre unos y otros.

Bajísima actividad

Lo anterior está fundamentalmente sustentado en el bajísimo nivel de actividad que generan las medidas de aislamiento social. El relevamiento de Fecoba indica que durante los últimos quince días más del 76% de las pyme consultadas en el Amba reportó un desplome de ventas de entre el 75% y 100%, lo que evidencia la crítica situación en la que se encuentra el sector.

De acuerdo con el informe de la FOP, actualmente sólo el 10% de las pyme del país (cerca de 60.000) se encuentran totalmente operativas. Por su parte, el 36% se encuentra parcialmente operativa, que representa unas 215.000. En tanto, el 54% se encuentra en este momento completamente sin actividad, lo que implica a cerca de 325.000 pyme.

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