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La nueva era de la música en vivo en tiempos de coronavirus

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19 marzo de 2020

Por Iván Salomonoff  Periodista y músico (*) 

El uso de las nuevas tecnologías y sobre todo el fenómeno expansivo de las redes sociales han cambiado notoriamente los hábitos y costumbres de las personas en todo el mundo. El universo musical no ha escapado a ello y debido al crecimiento sostenido e inusitado que vienen desarrollando las plataformas musicales digitales como Spotify, Itunes, Deezer, Youtube Musica, etc, han modificado no sólo las formas de escuchar música, sino también de producirla, difundirla e interpretarla.

Una de las consecuencias de esta nueva forma de pensar, distribuir y comunicar las canciones tiene que ver con una disyuntiva que se ha generado en los últimos meses y que afecta a una de las áreas más importantes de la economía musical: los shows en vivo.

La pregunta y el conflicto al cual nos referimos es el shock que se produce entre el público real y el virtual.

El avance del streaming ha creado nuevos consumidores, ávidos de escuchar música de manera rápida y sencilla. El público actual no tiene tiempo para escuchar un disco, escucha de a uno o dos temas. Estamos en la era random, en donde todo es ahora, directo y efímero. Ya no se escuchan discos, sino playlists. 

Así las cosas, siguiendo el comportamiento y el patrón de los nuevos consumidores de música, tanto los productores como las discográficas, los patrocinantes y los mismos artistas se han visto obligados a producir música para pantallas.

Ya no se piensa en discos, sino en canciones. Y en esta nueva lógica comercial dominada por los números, el algoritmo es lo que vale, es el rey de la selva.

En la nueva Matrix musical las masas que antes llenaban estadios o inmensos parques públicos en festivales multitudinarios, ahora son perfiles digitales. Es la era de la segmentación, de la publicidad en redes para obtener seguidores, futuros consumidores de música online.

En este mundo globalizado e hipercomunicado ya casi no hay tiempo para asistir a un show. O lo que es peor, hay tanta oferta que se hace imposible elegir. Sin embargo, abundan los festivales con artistas de renombre que gastan millones en publicidad y luego hacen agua en convocatoria.

Es que el público pasó, poco a poco, y como si se tratara de un cuento fantástico, del vivo a la pantalla; de ir a comprar un disco y asistir a un show de su artista favorito, a bajarse miles de temas de cientos de artistas y escuchar sus canciones mientras cocinan, viajan o hacen crossfit.

Y para no quedarse out los artistas tienen que estar todo el tiempo generando contenido para redes sociales, videos en vivo, transmisiones especiales, adelantos de lanzamientos vía Facebook Live, Instagram Live y otras plataformas virtuales que se han convertido en las nuevas estrellas del ecosistema musical.

Por si todo esto fuera poco, el reciente brote de coronavirus que está afectando la vida social en el mundo entero no hace más que poner en evidencia esta nueva forma de consumir música.

Debido a la cancelación masiva de eventos artísticos y recitales en vivo, músicos y músicas de todo el mundo han empezado a realizar shows vía streaming. Como por ejemplo el reconocido y exitoso cantautor uruguayo Jorge Drexler, quien luego de verse obligado a cancelar dos shows en Costa Rica decidió compensar a su público con un concierto online, desde el mismo teatro en donde iba a tocar, pero transmitido a través de sus redes sociales.

https://www.youtube.com/watch?v=XnynXdDXmEI

Y hace unos días, el Indio Solari se “hizo presente” a través de un holograma que lo representó en vivo en un show de su banda "Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado", abriendo una nueva ventana tecnológica que sea, quizás, el inicio de una nueva era en la música en vivo, más parecida a un capítulo de Black Mirror que a un recital de rock.

Como siempre, el tiempo dirá de qué manera se desarrollará esta tendencia y si en un futuro podremos seguir asistiendo a recitales y experimentando esa sensación única de ver a nuestros artistas favoritos en vivo, o si tendremos que conformarnos con ser simples seguidores de sus stories y escucharlos, verlos y sentirlos sólo a través de las pantallas de nuestros celulares.

Lo que seguro sucederá es que cambiarán las reglas, las costumbres y la manera de consumir canciones, pero el mercado de la música, virtual o real, seguirá existiendo.

* Miembro del Instituto Nacional de la Música (INAMU) y Unión de Músicos Independientes (UMI).

@ivansalomusica

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