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La comunicación de crisis

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29 marzo de 2020

Por Gabriel Slavisnky

La pandemia es una crisis sanitaria mundial. Sin rodeos, lo que implica una situación de esta naturaleza es la pérdida del equilibrio. Cada decisión se pone en la mira por diferentes especialistas que debaten si debió haber sido tomada o no. Sus pros y sus contras.

El conflicto es parte de la crisis, por ello es preciso que exista un plan integral para construir un modelo de abordaje global hecho a la medida de cada contexto particular.

Hay tres preguntas que guían este análisis. Seguramente existan muchas otras, pero quisiera detenerme en estas primeras tres.

¿Cómo afecta este tipo de situaciones a las personas?

¿Cómo repercute en la sociedad?

¿Qué debe hacer el Gobierno frente a este contexto?

La primera pregunta apunta a lo individual

Como toda crisis, genera confusión y ansiedad. Podría incluso llegar a la tristeza, desamparo, desesperanza, ira o también sentimientos de impotencia. Hasta la violencia.

Se produce una amenaza de la estructura psicológica tal como era conocida, que se suma a altas dosis de incertidumbre por no conocer el porvenir, que no es otra cosa que no saber lo que viene.

La información es absorbida casi como el oxígeno a cada día. Se busca comprender los últimos datos, lo nuevo, para estar preparado. Crece la dosis de adrenalina como preparación para lo inesperado.

Existe la sensación de que cualquier cosa podría pasar. Por eso se conversa del tema, intentando razonar a cada instante, miramos la TV, escuchamos radio, chequeamos portales de noticias en Internet.

Incluso el humor es un recurso válido  y ya conocemos el famoso “humor negro” que sirve para el procesamiento cognitivo de aquello tan complicado de entender.

La segunda, se dirige a lo social

Como sociedad nos vemos envueltos en situaciones inesperadas, poco comunes y con cambios de rutina. Algunos de manera abrupta. Se modifican determinadas reglas, tiempos o espacios.

En muchas ocasiones se producen hechos inexplicables desde el sentido común como el agotamiento de las naftas o el desabastecimiento. Ambos ejemplos muestran un modo de operación que tiende a la autoconservación y la preparación para la hipótesis de que el status quo podría no mantenerse sino, más bien, empeorar.

La posibilidad de saqueos a supermercados y otros comercios o movimientos anticuarentena están latentes como peligros posibles para el equilibrio social.

La tercera, a la política

Y aquí viene el quid de la cuestión. Toda crisis tiene un alto componente comunicacional, manejado por los gobiernos encargados de gestionar las situaciones. En esta línea debe existir un relato claro que tenga una explicación de lo que sucedió, lo que está pasando y desarrollar hipótesis de aquello que podría pasar. También de elaborar supuestos improbables pero posibles de que sucedan.

Ese armado debe tender a reducir la incertidumbre por lo que sería recomendable que utilice la estructura de un cuento con un comienzo, el nudo y el desenlace. Que trabaje con la memoria popular y el imaginario colectivo. Que utilice paralelismos conocidos por todos, pero que no se aparte de la lógica, con argumentos válidos y repetitivos.

El encuadre de la situación mayormente está en manos del Gobierno que, con sus decisiones, medidas y acciones (también por sus omisiones e inoperancia) comunica el camino escogido para afrontar, amortiguar o atenuar lo que viene o sucede.

En ultima instancia, el liderazgo se ejerce en la búsqueda de retomar el control de la crisis. No necesariamente volviendo a la configuración del mundo tal cual lo conocemos, sino con otras normas.

Tener el panorama completo es vital para tomar decisiones.

El manual de la comunicación política de crisis

La información debe tender a describir y organizar.

Se sugiere tener un vocero definido que centralice la información confiable

Los tomadores de decisión deben estar disponibles para establecer contactos con líderes de opinión y periodistas que puedan difundir lo más velozmente posible las nuevas medidas.

Las soluciones generalmente requieren de medidas extraordinarias, justamente algo diferente, fuera de lo normal, no ordinario

Evitar comunicaciones sobre creaciones de comités o análisis sin una medida o acción concreta a comunicar.

Algunas ideas finales

Existe un desafío individual, el de protegernos en casa para cuidar al otro, resignando la libertad por un bien mayor. El social, relacionado con mantener la paz y la calma. Reconocer los liderazgos coyunturales para dejarnos guiar en momentos de crisis.

Por último, la política tiene un reto mayor, trabajar en conjunto y consenso más allá de signos partidarios para acordar respuestas eficaces ante la particularidad de cada país, provincia o municipio. Porque como a nivel individual, social o político, y en palabras de Yuval Harari, "la historia nos enseña que nunca debemos subestimar la estupidez humana".

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