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"Fernández y Larreta son más proclives a desagrietar que Cristina y Macri"

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27 marzo de 2020

Entrevista a Andrés Malamud

En diálogo con El Economista, el politólogo Andrés Malamud analiza el trade-off entre "salud" y "economía", la situación política en Argentina y el nuevo mundo que se avecina luego del Covid-19.

Hay consenso en la necesidad de quedarse en casa para evitar que se empine la curva epidemiológica. Hay consenso, menor pero creciente, en que eso no es sostenible. “Argentina reaccionó como país europeo, ojalá tuviera esa espalda”, tuiteó. Ni el Estado ni las familias tienen espaldas para financiar una cuarentena extensa. Menudo trade-off para la Casa Rosada. El Presidente dice que entre la economía y la salud, elige la última. ¿Hasta dónde puede insistir con eso?

El problema es que una economía parada también afecta la salud y, en última instancia, cuesta vidas. No hay solución ideal. Probablemente haga falta una combinación de apoyos económicos para los que no pueden trabajar (cuentapropistas, peluqueros) con relajamiento de la cuarentena para los que pueden (obreros fabriles). En los barrios marginales la respuesta será más informal: relajar la vigilancia y no sancionar el incumplimiento. No es una particularidad de Argentina: en París tomaron la misma decisión. La “opción Bolsonaro” (incitar a toda la población a volver al trabajo) es improbable, sobre todo si la experiencia brasileña termina en catástrofe.

“En tiempos normales Argentina es un desastre; en tiempos excepcionales, un ejemplo”, tuiteó el 16 de marzo y luego lo desarrolló en una columna en Clarín. Parece tentador decir que sigan los tiempos excepcionales, pero no sería el mejor equilibrio paretiano. ¿Hay posibilidades de seguir siendo un ejemplo cuando la situación se normalice? Saldremos con menos grieta, con un Presidente robustecido y más popular y, esperemos, sin crisis sanitaria.

Pronosticar es muy difícil, especialmente el futuro. (Alberto) Fernández y (Horacio Rodríguez) Larreta son más proclives a desagrietar que Cristina y Mauricio Macri, y la emergencia los favorece porque alimenta el apoyo popular a los gobernantes. Pero cuando la emergencia termine la recesión quedará, y ahí podría volver a colarse la grieta, entendida como un artificio para esconder los problemas detrás de chivos expiatorios.

Se lee y escucha que el mundo saldrá muy distinto de la pandemia. Menos se dice, y entiendo que no es sencillo, delinear los contornos de ese nuevo mundo más allá de lo obvio, como el financiamiento de la salud pública. Pero eso sugiere que podría no ser muy distinto al previo también. ¿Qué opina?

En el mundo ya estaba en curso una transición de poder: Estados Unidos declinaba mientras China emergía. La pandemia acelerará la tendencia, visto el repliegue unilateral de Estados Unidos y el incremento en la cooperación internacional de China. En cuanto a las organizaciones internacionales, se vislumbra un retroceso de las políticas (ONU y Comisión Europea) y un avance o consolidación de las funcionales (OMS y Banco Central Europeo). La integración regional sufrió un golpe (uno más) por la falta de solidaridad intra-europea y la ausencia de coordinación latinoamericana. En síntesis, observamos la agudización de procesos preexistentes y no la aparición de nuevos, lo mismo que ocurre con los mecanismos de vigilancia digital.

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