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El daño del coronavirus ya está hecho y el mundo va hacia una gran desaceleración

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05 marzo de 2020

El derrotero del nivel de actividad de Argentina reciente es triste y preocupante. “Desde hace casi dos años, la economía argentina no para de caer. Entre mayo de 2018 y diciembre de 2019 registró más de veinte meses de contracción continua, solo interrumpida brevemente en mayo de 2019 por el efecto estadístico de la normalización de la cosecha gruesa luego de la sequía 2018. Desde mayo de 2018 la actividad económica se contrajo 14%, alcanzando mínimos niveles de utilización de capacidad instalada. Un retroceso de tal magnitud solo es comparable con la crisis de 2001”, describieron, ayer, desde la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (Fide). Es un tobogán (y tiene agua).

Si bien desde el think tank heterodoxo sostienen que “la actividad económica estaría encontrando el piso de su caída”, algo que avalan algunas estadísticas parciales, apareció el coronavirus.

Si la reacción panicosa fue y es justificada es otra discusión: el mundo entró en shock y se paralizó. El brote operó casi como un infarto en las cadenas globales. Aun no se reflejó en tantas estadísticas “reales” como ocurre con las financieras, pero las pocas que hay muestran que febrero fue un mes durísimo: el PMI industrial de China, que mide el pulso del sector industrial, cayó a 35,7 puntos en febrero. El PMI de servicios, anunciado ayer, derrapó hasta 26,5.

La Unctad

Ayer, la Unctad de la ONU señaló que la presencia del coronavirus en China provocó una contracción de 2% en la producción manufacturera de ese país durante febrero y causó una pérdida estimada en US$ 50.000 millones a la economía mundial. “La súbita desaceleración de la actividad económica china debida a las medidas implementadas para la contención del virus Covid-19 coloca su producción en este momento en el nivel más bajo desde 2004”, indicó la Unctad. Que la “fábrica del mundo” baje la persiana no puede ser inocuo para el mundo.

Su papel de proveedor de múltiples suministros para empresas en todo el mundo afecta irremediablemente las cadenas de valor regionales en Europa, América y Asia del este y los países en vías de desarrollo que dependen de la venta de materias primas han recibido también un golpe muy intenso.

“China ha hecho un gran trabajo de contención, pero ha sacrificado su economía, al menos en las primeras semanas. Hizo cierres planificados, restricción de movimiento de personas, ambas medidas necesarias, aunque tomarlas conlleva consecuencias económicas”, recalcó Pamela Coke-Hamilton, la jefa de la División de Materias Primas y Comercio Internacional de la Unctad.

Así, previó que el efecto en las cadenas de valor mundiales continuará durante varios meses. “Pero si se recupera en pocos meses, el impacto a largo plazo será diferente y menos grave. Así que depende de lo que pase en China”, apuntó.

Coke-Hamilton reconoció, no obstante, que no está claro hacia donde va la economía. “Dependerá mucho de lo que pase con el COVID-19, si se pudiera desarrollar una vacuna pronto, veríamos el fin de la desaceleración pronto, pero si no, el impacto puede ser grave”, puntualizó.

Argentina, que además cuenta con un caso de coronavirus confirmado y está cerca del otoño, no está aislada. China es su segundo socio comercial y está cada vez más cerca de Brasil. El Gigante Sudamericano, que también se vio afectado por el virus, tiene a China como principal socio. Todo tiene que ver con todo en una economía hiperglobalizada y conectada. Por si fuera poco, el real sigue cayendo y cerró ayer cerca de 4,60/US$. ¿Se va a 5? En febrero, informó Abeceb, las exportaciones de Argentina hacia Brasil derraparon 15,5%. Ya venían cayendo y el impacto del coronavirus no es un buen augurio.

Qué piensa Jair Bolsonaro es difícil de saber. Ayer, en Río de Janeiro, acudió a una conferencia de prensa con un imitador (un humorista) que arrojaba bananas a los periodistas (sic).

Daño hecho

Los gobiernos, bancos centrales y organismos multilaterales han actuado pero el daño parece ya estar hecho. A lo sumo, se podrán moderar las secuelas.

Ayer, Robin Brooks, Economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), anunció que recortó las proyecciones de crecimiento de China de 5,9% a 3,7% en 2020 (para los estándares orientales, es casi una recesión) y la de EE.UU. desde 2% hasta 1,3%. En suma, dice Brooks, el mundo podría crecer apenas 1% en 2020? la tasa más baja desde 2009. Hubo otras “podas” en la misma dirección y vendrán más pronto.

https://twitter.com/IIF/status/1235583782935199747

Todo eso impacta en Argentina, desde ya, independientemente de cómo siga la situación sanitaria fronteras adentro.

Además, constituye un problema grave que limitará la capacidad exportadora del país. Eso no solo impactará en la actividad y el empleo sino en la capacidad del BCRA de comprar el excedente comercial. Si bien no se espera un repunte importador por la recesión (y los controles), la anemia exportadora podría achicar el saldo comercial que el mercado estima para 2020 y Miguel Angel Pesce acumulará menos reservas (si es que compra). Eso achica la sobrevida de un eventual alargamiento de la puja con los acreedores. Hoy, las reservas netas apenas superan los US$ 10.000 millones y según el mercado, hay dinero hasta mayo. Hay que cuidar los dólares.

A la vez, el coronavirus también entorpecerá la estrategia del Ministerio de Economía de canjear la deuda pública bajo Ley NY, una tarea que tiene agendada para la segunda quincena de marzo. Cuanto más aversión haya a asumir riesgos, más atractiva deberá ser la oferta y/o más tiempo insumirá acerar posiciones. El mundo cambia, siempre. Como con el virus, no hay preocuparse sino ocuparse. Algo que es más fácil de decir que hacer.

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