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La recesión más larga desde la gran crisis de 2001-2002

“La actividad se encuentra en niveles similares a los de 2010”, advirtió ayer el Informe de Política Monetaria (IPoM) del BCRA: una virtual década perdida. ¿Hacia adelante? “Una paulatina recuperación”, dice

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11 febrero de 2020

“La actividad económica cumplió dos años de recesión en noviembre de 2019, siendo el período recesivo más largo desde el colapso de la convertibilidad en 2001-2002”, sostuvo ayer el BCRA en su Informe de Política Monetaria (IPoM). “En el actual episodio la actividad habría acumulado una caída cercana a 8%. Dicha caída junto con la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos de las familias se reflejó en un deterioro de los indicadores de pobreza y desigualdad, incrementándose la presión en el mercado laboral”, agregó el BCRA.

En términos desestacionalizados, el nivel de demanda interna (consumo total e inversión) se ubicó 12,9%, en el tercer trimestre de 2019, por debajo del máximo correspondiente al primer trimestre de 2018. Así, retrocedió a los niveles observados en el tercer trimestre de 2014 y en el segundo trimestre de 2012.

¿Y cómo sigue la película? “Para 2020, se prevé una mayor estabilidad macroeconómica que permita que la demanda interna comience a transitar una paulatina recuperación, impulsada por la mejora de los ingresos reales de las familias y la expansión del crédito”, indicó el BCRA.

“La actividad económica se encuentra en niveles similares a los de 2010, por debajo incluso de los mínimos observados entre 2011 y 2017, período en el que el crecimiento tendencial promedio fue de sólo 0,6% anual. Este desvío con respecto a la tendencia reciente evidencia el grado de subutilización de la capacidad instalada y del empleo, y denota la magnitud de la crisis iniciada en 2018. Existe por lo tanto, un margen considerable desde el punto de vista de la oferta para una recuperación de la actividad traccionada por un aumento de la demanda agregada, en un entorno de mayor estabilidad cambiaria y financiera”, dijo el BCRA y agregó: “El nuevo Gobierno adoptó un conjunto de medidas en el marco de la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva que busca estabilizar el mercado de cambios, contener las expectativas de inflación y recuperar el mercado interno. Atenuar la inercia inflacionaria, luego de un año con inflación muy elevada, es fundamental para que el Poder Ejecutivo logre consensuar con los principales actores de la economía una trayectoria acotada de precios y salarios”.

La ley recientemente sancionada por el Congreso para restaurar la sostenibilidad de la deuda pública emitida bajo legislación extranjera, dice el IPoM, busca despejar la incertidumbre sobre el horizonte macroeconómico y sentar las bases para una recuperación económica sobre bases sólidas.

A la vez, las medidas tendientes a apuntalar los ingresos reales de los sectores más vulnerables ?con mayor propensión a consumir? y aquellas que favorecen al turismo comenzarían a dar impulso al consumo privado en los primeros meses de 2020.

“Por su parte, la nueva moratoria impositiva para las pequeñas y medianas empresas constituirá un importante alivio frente a las deudas tributarias que afectan a su situación financiera. La mejora de las condiciones de liquidez por parte del BCRA estimulará la demanda de crédito que contribuirá al desarrollo de las actividades productivas”, indica el trabajo del BCRA.

“La demanda externa aportaría positivamente al crecimiento de la actividad en 2020 y se sostendría el superávit comercial de bienes. En particular se espera un crecimiento para la economía brasileña de 2,3%, superior al 0,9% en 2019, que traccionará especialmente a las exportaciones no agrícolas”, dijo el BCRA y agregó:

“A nivel sectorial, el BCRA prevé una mejora en la actividad de los sectores más dependientes del mercado interno y aquellos que puedan sustituir importaciones. El sector agropecuario tendrá un aporte importante durante 2020: las primeras estimaciones de producción agrícola de la campaña 2019-2020 anticipan valores similares a los del ciclo anterior, elevados en términos históricos”. A nivel global, dijo: “Si bien el contexto internacional en el cual se desenvuelven las economías emergentes mejoró, algunos factores de riesgo podrían condicionar este escenario de recuperación paulatina de la actividad, entre ellos se destacan el desenvolvimiento de la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China y del conflicto geopolítico en el Medio Oriente”.

Como norte, señaló: “En el mediano plazo el objetivo será incrementar la productividad y las exportaciones, relajando la restricción externa para de esa forma poder acelerar el crecimiento económico a tasas compatibles con la mejora continua de los indicadores socioeconómicos. Alcanzar y mantener los equilibrios externos y fiscales sentará las bases para que el proceso de crecimiento sea sostenido, sin enfrentar las crisis de balanza de pagos y de deuda recurrentes en la historia económica argentina”.

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