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La Ley de Economía del (Des)Conocimiento

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21 febrero de 2020

Por Augusto Nicolás Salvatto Especialista en Economía del Conocimiento

El miércoles, desde el Ministerio de Producción se presentó ante la Cámara de Diputados el nuevo proyecto de Ley de Economía del Conocimiento, que modificaría la normativa aprobada por unanimidad en por la Cámara de Senadores en 2019.

Este nuevo proyecto, si bien mantiene beneficios impositivos para la industria, implica un retroceso sobre el espíritu de la ley anterior, especialmente en lo que refiere a la estabilidad y la certidumbre económica, dos elementos fundamentales a la hora de invertir en el largo plazo en el país, y que la industria del conocimiento necesita para su desarrollo.

Por otro lado, la alta discrecionalidad del Poder Ejecutivo para determinar los beneficios, su alcance y duración, preocupa hacia el interior de una industria que no sólo es la tercera en cuanto a nivel de exportaciones del país, sino que también tiene altas posibilidades de relocalización en países vecinos. Y es que nadie va practicar un juego del que no sabe las reglas, y además, el que las pone te las puede cambiar cuando quiera.

El nuevo proyecto, si bien mantiene beneficios impositivos para la industria, implica un retroceso sobre el espíritu de la ley anterior, sobre todo en la estabilidad y la certidumbre económica, dos elementos fundamentales a la hora de invertir a largo plazo.

Los nuevos puntos de la ley

El nuevo proyecto presentado por la cartera que dirige Matías Kulfas elimina la estabilidad fiscal a diez años y además introduce un cupo fiscal para dar estos beneficios. Es decir que incorpora un elemento de una gran incertidumbre sobre hasta cuando y de qué monto terminarán siendo en concreto los beneficios impositivos, uno de los puntos fuertes del proyecto anterior.

También se excluye el autodesarrollo de las actividades potencialmente beneficiarias. Es decir que no tiene en cuenta a aquellas empresas que desarrollan software para ellas mismas, a pesar de que están haciendo inversiones a largo plazo que puede servir para empresas más pequeñas, que dinamizan la economía del país.

Otro punto novedoso tiene que ver con el Fondo Fiduciario que se está creando (Fonpec) al que las empresas deberán aportar hasta un 4% de sus beneficios, para que el Gobierno, con casi total discrecionalidad, realice políticas públicas de fomento de la industria. No está claro en la normativa cómo se compondrá este Fondo y que criterios utilizará para la creación de políticas públicas.

¿Por qué apostar por la Economía del Conocimiento?

La Economía del Conocimiento es uno de los sectores más dinámicos y pujantes de la economía argentina, que cuenta además con el interesante récord de ser el país latinoamericano con más unicornios (empresas que valen más de US$ 1.000 millones) per cápita. La incorporación de tecnología a los distintos ámbitos de la economía y la producción es una tendencia cada vez más profunda en todo el mundo, que podemos palpar a diario en nuestra vida cotidiana. En la actualidad, por ejemplo, el agro argentino ha multiplicado su producción gracias a la mediación tecnológica, la ingeniería biomédica está permitiendo crear soluciones para la salud antes inimaginables, y la inclusión para personas con todo tipo de discapacidad se ha profundizado enormemente.

Ante los acelerados cambios tecnológicos que se viven a nivel global, apostar apostar por la tecnología y la innovación puede brindar enormes ventajas al país, y fomentar la industria del conocimiento podría convertirnos en un referente a nivel global gracias al envidiable capital humano argentino. Concretamente, se estima que para 2030 el sector podría producir alrededor de 250 mil nuevos puestos de trabajo de calidad, que son los más necesarios para afrontar la cuarta revolución industrial. Y es que, según un estudio realizado en 2017, en Argentina el 60% de los empleos corren riesgo de ser automatizados, por lo que la creación de este tipo de trabajos resulta fundamental para el desarrollo del país. En estas circunstancias, desde las políticas públicas y el sector privado se debería impulsar la creación de empleos del Siglo 22, y no del Siglo 20.

Argentina se encuentra hoy ante la disyuntiva de continuar apostando por la industria del conocimiento, u optar por una política del desconocimiento, dejando pasar una enorme oportunidad de desarrollo e innovación que podría posicionar al país como uno de los referentes latinoamericanos y globales de la industria tecnológica.

Para eso, es necesario un marco regulatorio estable y un Estado que fomente la innovación. En ese sentido, la Ley de Software dictada en 2004 fue de gran importancia porque implicaba beneficios a largo plazo, que con este proyecto se están dejando de lado.

Argentina se encuentra hoy ante la disyuntiva de continuar apostando por la industria del conocimiento, u optar por una política del desconocimiento, dejando pasar una enorme oportunidad de desarrollo e innovación que podría posicionar al país como uno de los referentes latinoamericanos y globales de la industria tecnológica, y aportar para la solución de los problemas económicos y sociales que arrastramos hace décadas.

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