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Episodio AF20: más deterioro en la credibilidad del Gobierno de cara a la renegociación

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12 febrero de 2020

Por Enrique Pizarro

Tras la trama por el bono BP21, entró otra en su reemplazo: la del AF20. Después del fallido canje de este último por la bajísima adhesión que obtuvo la semana pasada (10%), el Gobierno decidió abrir el lunes pasado una licitación de tres títulos públicos en pesos, con vencimiento en 2021, para hacerse de fondos para refinanciar el vencimiento de casi $ 100.000 millones del AF20, que estaba previsto para mañana. Pero el resultado fue peor aún: la licitación fue declarada desierta, lo que tomó a muchos por sorpresa.

Luego del escueto mensaje del lunes del Ministerio de Economía en el que anunciaba el pésimo resultado, una buena parte de los analistas coincidieron en señalar que lo mejor sería que el Banco Central emitiera los pesos necesarios para cubrir este vencimiento y que luego esterilizara, ya que un reperfilamiento sería mucho más nocivo. Ayer, el Gobierno anunció que eligió la opción no recomendada: decidió reperfilar el pago de capital para el 30 de septiembre.

Después del anuncio de la cartera que conduce Martín Guzmán, se observó inmediatamente la respectiva reacción del mercado: el bono en cuestión se desplomó más de 30%; los títulos en dólares de referencia para el país cayeron 4% en promedio; el Merval descendió 3%; y el riesgo país trepó 6,1% en el indicador del JP Morgan para ubicarse nuevamente acerca de los 2.000 puntos básicos.

“El comunicado de ayer no fue para nada agradable: uno buscaría en este contexto una posición más conciliadora, de cara a las próximas de negociaciones. Esperaríamos una postura más amigable. Y esta decisión, reperfilar compulsivamente, me parece que fue la peor posible. La mejor salida era pagar los vencimientos correspondientes y seguir construyendo la curva de pesos, una vez que anunciaran que iban a pagar. Lo que emitían lo podían esterilizar mediante política monetaria. Esa era la opción más viable”, afirmó ante El Economista Juan Paolicchi, analista del Estudio EcoGo.

Según el especialista, cuando anuncian que van a pagar, los bonos suben de paridades del 30 al 70, 80. “Hoy esos bonos van a volver a paridades bajas frente al temor de un futuro reperfilamiento porque si hacen eso con este bono, ¿por qué no lo haría con los otros bonos que están por vencer? Esa es la expectativa que tiene el mercado. Hay temor a que se les complique la negociación de la deuda en pesos y que la solución sea patear hacia adelante cuando el canje no sea lo suficientemente exitoso como el Gobierno espera”, advirtió.

“Creo que la consecuencia fundamental que tendrá esto es con qué grado de credibilidad va a ir Guzmán a negociar con los acreedores extranjeros la deuda que tiene que cerrar el 31 de marzo, luego de lo que pasó entre el lunes y ayer; luego del blooper de Kicillof con el BP21, que defaulteaba, que no... y al final pagó todo. Me parece que el impacto mayor va por el lado de la credibilidad”, indicó Paolicchi.

El analista financiero Christian Buteler coincide en que fue una muy mala decisión del Gobierno y lo mejor habría sido pagar mediante emisión. “Sobre todo porque tampoco hay mucho lugar adonde puedan ir esos pesos. Tarde o temprano iban a parar nuevamente en el Gobierno con colocaciones, porque con el fuerte control cambiario no va poder presionar sobre el tipo de cambio oficial; porque también hay un nivel de negociación muy bajo en el contado con liqui y en el MEP, así que ni por casualidad puede ir sobre ese mercado”, argumentó en diálogo con este medio.

De acuerdo con Buteler, el Gobierno debe cambiar un poco las condiciones en lo que queda de la negociación de la deuda. “De esa negociación en buenos términos, amigable, de la que se hablaba de octubre a diciembre del año pasado, ya estamos pasando a una negociación un poco más áspera, en la que están reperfilando los bonos en pesos a los inversores”, señaló, y estimó también que esto afecta mucho al Gobierno de cara a la negociación de la deuda.

“Es una lástima. Se venía manejando el tema de la deuda relativamente bien, hasta que apareció el tema del bono de la provincia de Buenos Aires, cuando dijeron que no se iba a pagar. Ahí hubo un cambio. No sé cuánto de eso pudo haber permeado también en la decisión de los inversores de tampoco entrar a este canje. Pero ahí hubo un cambio que se puede ver muy claramente, en el cual el Gobierno dejó de poder colocar deuda, renovar y ahora decide esto”, aseveró Buteler.

Por su parte, Martín Polo, head of research de Mills Capital Markets, consideró ante El Economista que la decisión de ayer lo que está marcando es que va a haber más complicaciones de ahora en adelante. “Creo que la posibilidad para el Gobierno de ir refinanciando la deuda en pesos va a ser mucho más difícil. Y, en ese contexto, creo que toda la deuda en pesos va a ir cayendo en un escenario de reperfilamiento”, estimó el especialista.

“Lo que hizo el Gobierno tratando de asimilar el bono dual a un bono en moneda extranjera lo percibo más como cierta justificación o 'excusa' para estirar el pago y cuidar la curva en pesos. Pero, en definitiva, creo que lo que la señal que estamos viendo es que el proceso de reestructuración va a ser complicado y no va a ser solamente sobre la deuda en dólares, sino también la que está en pesos”, advirtió Polo.

Además, coincidió en afirmar que esto afecta a la credibilidad del Gobierno a la hora de cumplir sus compromisos. “Esto no hace más que reconfirmar nuestra visión de que para llegar a la reestructuración de la deuda al 31 de marzo es imposible que sea voluntario. Es decir, en la negociación será imposible acordar la nueva estructura de la deuda, salvo que el Gobierno lo haga de forma compulsiva”, sostuvo.

“Con esto, básicamente, el Gobierno mostró una imagen muy dura, diciendo 'te traté de canjear por las buenas y no lo aceptaste, entonces te reperfilo por las malas y te pago en septiembre'. Es una postura totalmente diferente a la que tuvo Kicillof, que ante la negativa de los acreedores decidió pagarles todo de contado”, describió en diálogo con este medio el productor bursátil Matías Daghero, quien estima que muy probablemente no se pague en las condiciones originales, sino que entre en un proceso similar al resto de la reestructuración de la deuda.

“Si de nuevo volvían a pagar todo, como lo hizo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, los acreedores pensarían en qué incentivo tendrían para aceptar una quita, una reestructuración en plazos o una modificación en los cupones, si de todas formas en caso de que no acepten el Gobierno terminará pagando todo”, planteó Daghero.

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